• 31/03/2014 02:00

El mal del transfuguismo

Panamá está sufriendo gravemente uno de los peores ejemplos en la política, después de la corrupción.

Panamá está sufriendo gravemente uno de los peores ejemplos en la política, después de la corrupción y el abuso del poder: El transfuguismo. El transfuguismo es un tema muy serio, pues afecta directamente la democracia representativa, atentando contra la voluntad popular, la cual escoge a determinado representante, alcalde o diputado a través de una papeleta de algún partido, o por la libre postulación. El tema se pone aún más serio cuando vemos que 28 parlamentarios se han cambiado de tolda política.

¿Cómo combatirlo? Soy una persona que cree más en los controles morales que en los controles legales. El control legal fracasó esta vez. Prueba de lo anterior, vimos cómo una figura constitucional, la revocatoria de mandato, establecida en el artículo 151 de la Carta Magna, fue insuficiente para evitar el transfuguismo en la Asamblea Nacional, pues mediante ley la bancada oficialista prácticamente hizo imposible aplicar esta revocatoria, y luego la revivió para evitar que esos mismos tránsfugas pudieran volver a sus casas originales.

Así las cosas, existen varios controles morales que deben implementarse o revivirse, que dependen de los buenos ciudadanos. Debemos escoger a nuestros representantes por medio de la conciencia, ideas, propuestas y valores, por encima de los bienes materiales. Considero que debemos votar por: 1. Personas que estén en política por las razones correctas. Es decir, que realmente venga a servir a la patria, y no servirse de ella. 2. Personas que crean en el debate de ideas (preferiblemente reviviendo los debates ideológicos), pues son las ideas que predominarán en sus conciencias, y no por beneficios. 3. Personas que conozcan bien las funciones del puesto al que aspiran; por ejemplo, un diputado que sepa que su función es ser fiscalizador y proponente de leyes, y no un representante de corregimiento.

La ley de descentralización municipal es imperante para evitar el transfuguismo de alcaldes y representantes, pues los recursos llegarán a ellos sin importar si son gobierno u oposición, evitando la manipulación del Ejecutivo. En la Asamblea tenemos que retirar de la vida política las partidas circuitales (o como quieran llamarlo) y cualquier beneficio que pueda dar el Órgano Ejecutivo, para evitar que sus agendas sean dominadas por quienes precisamente tienen que vigilar.

Las anteriores son medidas necesarias, mientras vamos reconstruyendo la República, y convocando a la Constituyente que logre una democracia real de pesos y contrapesos. El próximo 4 de mayo hay una prueba de fuego para los tránsfugas, pues está en manos de la voluntad popular que estos traidores vuelvan a la Asamblea Nacional, o que entren caras nuevas, que tengan más amor a la Patria que amor al dinero. Por lo anterior: ¡Prohibido Votar Basura!

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