• 30/05/2015 02:00

Celebración de los González

‘El casado casa quiere', Felipe se dio a la tarea de buscar tierras en donde hacer su casa para vivir y encontró un paraíso

En la década de 1830 del siglo XIX vivió en Las Tablas Bernardo González con su pareja Manuela Domínguez. Ellos engendraron dos hijos Felipe y Josefa. A la par de esta pareja también vivió Antonio María González con su pareja Mercedes Tejada, quienes procrearon tres hijos: dos hombres y una mujer, a la cual llamaron María de la Concepción González. Felipe y María de la Concepción, hijos de estas dos parejas, se conocieron, se hicieron novios y acordaron casarse, pero como dice el dicho: ‘El casado casa quiere', Felipe se dio a la tarea de buscar tierras en donde hacer su casa para vivir y encontró un paraíso. Cruzando la quebrada La Ermita, encontró un paraje maravilloso, con quebradas, árboles de jabillo, de macano, de espavé y tantos otros que le daban un colorido maravilloso a este paraje. La fauna era igualmente maravillosa, compuesta de grandes iguanas, venados, perdices, titibúas, piquigordos, bimbines, chapines, changos cascas, armadillos, conejos pintaos y muletos; también encontró un cerro muy bello, el cual posteriormente bautizaría con el nombre de cerro Liso. Más hacia el sur, encontró una quebradita de aguas cristalinas y un charco profundo de aguas azulosas que llamó de inmediato el ‘Charcón' y unos barrancos de cal o tiza, que posteriormente los habitantes de la región cercana, utilizarían para ‘blanquear' sus casas de barro o quincha.

‘Ni corto ni perezoso', Felipe solicitó a las autoridades de Las Tablas dichas tierras, las que le fueron adjudicadas sin mayor dificultad y allí en esa llanura construyó su vivienda junto a Conce, como la llamaba. La hermosa mañana del 28 de febrero de 1827, Conce, vestida con un sencillo, pero hermoso pollerón blanco, con su larga cabellera cubierta de azahares, una hermosa mantilla blanca tejida a mano por sus antepasadas, un par de zarcillos de oro colgando de sus orejas y en sus manos un ramo de flores frescas silvestres, complementaban el atuendo de esta moza. Él se hizo unas cómodas cutarras de cuero crudo, en vista de que para esa fecha la época de sequía había comenzado y este cómodo calzado resultaba más fresco, vestía un pantalón ‘chino' amarrado a la cintura con hilo de algodón, su madre le había confeccionado una camisa de coleta y un sombrero de cogollo blanco, sin duda la vestimenta masculina tableña de lujo, para una ocasión como era su matrimonio.

Conce estaba muy feliz en aquellas tierras tan extensas, cercanas al pueblo de Las Tablas. Felipe insistía en llamar a este pueblo en formación, La Tiza, porque según decía: ‘Con la tiza de la mina escribiremos Conce y yo, nuestra propia historia de amor'. De esa unión nacieron cuatro varones en el siguiente orden: José de Jesús, Vicente, Marco y Anselmo; primeros habitantes nacidos y criados en La Tiza.

El 16 de mayo del año en curso, los González descendientes de José de Jesús González y Josefa Antonia González, directamente de uno de sus tres varones: Anastasio González, celebraron en La Tiza los 100 años de matrimonio con su pareja María Lina González. Fue una celebración al estilo tableño desde las tres de la mañana de ese sábado, la mayoría de los nietos, bisnietos y chorros, estaban en pie para presenciar el degüello de tres reses y un puerco. El desayuno con mondongo, chicharrones, tortillas asadas, yuca sancochada, bistec de hígado y café del Canajagua. Durante todo el día sobresalió la camaradería, el intercambio de anécdotas, donde se conocieron los miembros más pequeños de esta pujante familia ticeña.

El programa formal de dicha celebración se inició con una misa en la hermosa iglesia de San Francisco de Asís, seguida de una alegre tuna por las calles de La Tiza, visitando las casas de los descendientes de Anastasio y María Lina, especialmente la del actual patriarca de este grupo, don Agustín González González, quien cuenta con 96 años de edad. Acto seguido inició la presentación pública de cada una de las familias, finalizando con un sociodrama, a cargo de la licenciada Nelva González y el autor de este artículo, en donde en forma sencilla destacamos la personalidad, las ejecutorias, el ejemplo que esta pareja nos dejó como legado invaluable de su paso por esa tierra de Dios.

Exhortamos al resto de los González de La Tiza y de otras familias tableñas, para que se reúnan y compartan la alegría de recordar a nuestros ancestros.

ESCRITOR, COMPOSITOR Y FOLCLORISTA.

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