• 25/03/2016 01:00

Renovación e innovación universitaria

La democracia supone la participación amplia e igualitaria de todos

La democracia supone la participación amplia e igualitaria de todos. Las oportunidades no deben estrecharse, y eso es lo que hace que la multiplicidad de partidos políticos surja sobre la base de que le da contenido al quehacer democrático. Muchos, sin una verdadera definición ideológica y con propuestas insulsas, aparecen con el interés de lograr el poder para desarrollar en el ejercicio del mismo, políticas acomodaticias y de intereses particulares, nunca dirigidas al interés colectivo, que muchas veces invocan con bastante vehemencia.

Así, la construcción y contenido de un proyecto político pasa por su identificación que queda expresada en su caracterización —entre muchas otras cosas— por el lema que porta. Es este, el que va a servir para direccionar las acciones y en alguna medida para mostrar los objetivos.

Frente a las próximas elecciones universitarias ha surgido el Movimiento Renovación, que viene desde hace mucho elaborando un proyecto sobre la base del necesario cambio en la institución universitaria. Desde luego, el discurso del movimiento renovador rechaza el ‘statu quo ' y entra en el fondo a asumir una postura opositora a las fuerzas oficialistas, dándole por ello una auténtica y legítima posición en ese polo adverso. Su dirección ha venido de manera sistemática desarrollando un discurso firme con muchas propuestas renovadoras.

Renovación, según DRAE, es: ‘Restablecer o reanudar una cosa que se había interrumpido ' o ‘cambio o sustitución por otra nueva o más moderna '. Estas definiciones entran en correspondencia con el espíritu del movimiento renovador universitario que aspira a algo radicalmente distinto a lo actual.

Frente a esto y diríamos no junto a eso, se asoma el movimiento innovador que, como bien se define, es un proyecto que busca introducir novedades. Pareciera que renovar e innovar tienen alguna similitud en el contenido, pero igual es claro que hay diferencias en sus fines, pues restablecer una cosa que se había interrumpido o cambiarla por algo más moderno, no es lo mismo que introducirle novedades. Así vemos entonces que el discurso del movimiento innovador no es tajantemente cuestionar del estado de cosas, sino más bien ecléctico, lo que conduce a situarlo más el centro que en el mismo polo opositor.

Si tenemos en cuenta que el oficialismo con una propuesta a rector, alrededor de la cual han de girar las fuerzas, ha de encontrarse en el camino con otras propuestas surgidas de sus entrañas, situadas en el centro, al igual que el movimiento innovador, no cabe ninguna duda de que queda solo en el escenario opositor el Dr. Eduardo Flores, abanderado del Movimiento de Renovación Universitaria. Esto pudiera significar para el polo opositor algún provecho, pues le permite articular un discurso coherente y formular con toda la comodidad propuestas renovadoras.

Por su parte el movimiento innovador no radicalmente alejado del oficialismo ni de la oposición, sino en el medio, podría costarle estructurar una proclama de rechazo al oficialismo como una auténtica de oposición.

Quedará a los universitarios elegir una de las dos opciones polares, pero difícilmente las propuestas moderadas ubicadas en el justo medio.

DOCENTE UNIVERSITARIO.

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