• 28/01/2017 01:02

¿Hasta cuándo el abuso?, Sres. del Sicotrac

Los Diablos Rojos dejaron cuentas en el Banco Nacional por muchos millones, en financieras, en empresas financiadoras. 

Los que hemos vivido en la capital, estamos conscientes de los abusos cometidos por las mafias que dirigieron el transporte público durante décadas. Explotando a los conductores, verdaderos héroes del volante, muchos de los cuales jamás tuvieron el recurso del ‘machete propio' para llevar el sustento a sus hogares y fueron explotados vil y vulgarmente por los que se apoderaron de muchos cupos, para explotar a sus propios compañeros de labores. Fue tanta la explotación, que tenían la casi obligación de salir a violar el reglamento, afectando con ello inclusive vidas humanas.

Los Diablos Rojos dejaron cuentas en el Banco Nacional por muchos millones, en financieras, en empresas financiadoras. Fueron violadores consuetudinarios del Reglamento de Tránsito y las leyes conexas, que rigen para el resto de los mortales en el país. Después de Cardona Mas para acá, no hubo una directiva que realmente sintiera deseos de hacer lo necesario para aliviar las penurias que a diario padecemos los miles de usuarios del transporte colectivo.

Durante años, se aliaron a los Gobiernos de turno, incluyendo a los militares, para hacerse de una coraza que los protegiera de los abusos, atropellos, atropellos y fugas, palabras soeces, ultraje de hecho y de palabra, manejar sin licenciada adecuada al vehículo, bajo los efectos del alcohol y de drogas alucinógenas, con vestuario incorrecto, sin portar a la vista los documentos, sin repuestos, sin herramientas, con unidades destartaladas, con bocinas estridentes, luces prohibidas. Llantas lisas y un montón de etcéteras. Ellos, fueron los amos dueños y señores de las calles de la capital. Sin contar la cantidad de muertos que generaron, de lisiados que jamás fueron cubiertos con las pólizas que eran obligatorias. Hay viudas, huérfanos, madres sin hijos, hermanos sin hermanos, y familias desoladas que hoy, son solo estadísticas.

Cuando todos pensamos que esa mefistofélica figura de los Diablos Rojos había desaparecido —después de recoger muchos millones de dólares en compensaciones económicas—, aparecen los denominados buses Piratas, que han adoptado las mismas costumbres, y lo que es peor, algunos de los otrora dirigentes de Sicotrac hoy aparecen ante la sociedad, exigiendo espacio para que se les legalice su estatus, pese a que entendieron que su aparición en la vida pública, era temporal.

Muchos sabemos que las llamadas concesionarias del transporte son el refugio de los mismos que manejaron a su antojo Sicotrac, quienes ahora, después de habernos explotado como usuarios con un servicio violatorio a todas luces de las reglas vigentes para el resto de los conductores nacionales, exigen a las autoridades quedar como permanentes en la actividad del transporte. Si bien, debemos aceptar que la salida de los Diablos Rojos y la entrada de la empresa Mi Bus, no ha generado los cambios que todos esperábamos en materia del transporte público, las cosas parecen ir dirigidas a alcanzar algunos de los objetivos, una vez, la empresa que regenta el servicio, adquiera su nueva flota de buses grandes y pequeños, que cubrirán las rutas troncales e internas en las comunidades de la periferia.

Hoy observamos anonadados que el señor Tomasito López, uno de los ‘mismos de siempre', que nos secuestraron con el pésimo servicio de Sicotrac, ahora se apresta a interponer recursos de amparo de garantías constitucionales, si a ellos nos les ceden la operatividad del servicio de rutas internas, pese a haber aceptado durante más de dos años que su existencia dependía del perfeccionamiento del servicio de la empresa del Estado que hoy opera el transporte público, entre quejas, denuncias y ansias de los usuarios, que esperamos verdaderamente la fecha en que se optimice ese servicio, que mueve más de 300 000 panameños todos los días.

No podemos dejarnos chantajear nuevamente por estos ‘gamonales', que han acumulado fortunas a costa del sacrificio y explotación de los más humildes ciudadanos, que todos los días nos esforzamos por mantener la rueda del progreso en movimiento.

PERIODISTA

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