• 09/06/2017 02:03

Justo Arosemena y su ideal de libertad continental*

No hizo promesas vanas, ni excomulgó ni insultó como energúmeno, ni tuvo envidia de nadie.

A lo largo de varios meses hemos presentado algunos rasgos de la vida y obra del Dr. Justo Arosemena Quesada, ‘Padre de la Nacionalidad panameña', en el marco de la conmemoración del Bicentenario de su Natalicio que se cumple el próximo 9 de agosto de 2017.

En esta oportunidad queremos presentar otra semblanza del Dr. Arosemena, la cual tiene que ver con su espíritu de solidaridad a favor de la lucha emancipadora que llevó a cabo el pueblo cubano el 10 de octubre de 1868 con el Grito de Yara y que tenía como objetivo liberarse del coloniaje español. Uno de los grandes héroes de este levantamiento fue Carlos Manuel de Céspedes, quien proclamó la independencia de Cuba y sustentó el derecho de igualdad de todos los hombres y el fin de la esclavitud.

El Dr. Arosemena, siendo un estudioso de la historia americana y de las luchas liberadoras que se dieron en toda la franja continental desde las primeras décadas del s. XIX, con próceres como: Simón Bolívar, José de San Martín y Antonio José de Sucre, entre otros, no podía dejar pasar por alto su firme solidaridad con el pueblo cubano y, por iniciativa propia, levantó ante el Parlamento su firme voz de respaldo a esta patriótica causa de libertad.

Uno de los historiadores nacionales que narró el actuar del Dr. Arosemena en este escenario histórico fue Ernesto J. Castillero Reyes en un ensayo titulado: Justo Arosemena y la Independencia de Cuba , expresando lo siguiente: ‘Cuando en 1869 presidía la Cámara Legislativa del Estado de Panamá, y la revolución de Aguilera, Maceo, Céspedes, Gómez, García y Agramonte, los corifeos más distinguidos de la sangrienta lucha libertadora enfrentaban combates desiguales que eran etapas gloriosas de aquella gesta sublime del pueblo cubano, se dejó oír en el seno de la Asamblea panameña la voz autorizada del doctor Arosemena... Y no paró aquí esta espontánea manifestación del patricio panameño, sino que al año siguiente, presidente ya del Senado de la República, solicitó a esa augusta corporación el reconocimiento de la beligerancia a la Revolución cubana'.

Este pensamiento americanista del Dr. Arosemena no era la causalidad de una conceptualización improvisada, sino que procedía de todo un esfuerzo intelectual que él venía desarrollando desde décadas atrás y que partía de una crítica profunda hacia el proceso de conquista y colonización española en el ‘nuevo mundo' y que se constata en su obra El Estado Federal de Panamá , cuando manifestó que: ‘Pero ya que su desprecio por la raza indígena condujo a los conquistadores españoles a destrozarla, más bien que a aprovecharse justa y cristianamente de aquella sana y sencilla población, el giro mismo de la conquista les presentaba la mejor oportunidad para fundar las libertades municipales, si ellos las hubieran estimado'.

Es importante ponderar que este actuar solidario de Justo Arosemena, al lado de los más débiles y por el derecho legítimo de libertad, lo observamos desde su temprana edad, cuando, recién graduado de abogado, salió en defensa de los esclavos que había en el Istmo y en el resto de la Nueva Granada.

Por décadas los textos escolares en Panamá, al hacer referencia al Dr. Arosemena destacan particularmente que fue el creador del Estado Federal de Panamá que, si bien es cierto, no constituye su único mérito. Él fue también un intelectual y político que estaba comprometido con los principios de libertad, justicia, equidad y legalidad, tanto en el Istmo, como en el continente, principios que puso en práctica desde el Parlamento con la presentación de importantes leyes y resoluciones de apoyo a sus hermanos latinoamericanos.

Era un patriota en todo el sentido de la palabra y nunca inclinó sus rodillas frente a potencia extranjera alguna y, mucho menos al águila del norte, como bien lo llamaba, anteponía frente a estos intereses exógenos su patriotismo y honestidad. Su actuar y pensar ético lo catapultó como un líder político trasparente al que no le temblaba la voz para denunciar las injusticias ni el anhelo de libertad de los pueblos oprimidos y colonizados.

Cuba tenía un defensor honesto e implacable en Justo Arosemena y Latinoamérica poseía a un pensador bolivariano que creía en la unidad del continente contra los propósitos rapaces de las potencias imperiales. Esto lo llevaría a formular en su momento la necesidad de crear una Gran Liga Americana que le hiciera frente a aquellas naciones industriales y armadas que pretendían continuar expoliando al continente.

Por todas estas magníficas cualidades es que el Dr. Octavio Méndez Pereira lo describió en una ocasión como: ‘Un gran cerebro luminoso, robusto y espontáneo, que ha dejado huella indeleble en las letras, en la historia, en las instituciones y en la diplomacia de América. No fue a la política buscando aplausos, honores o triunfos efímeros. No hizo promesas vanas, ni excomulgó ni insultó como energúmeno, ni tuvo envidia de nadie. Puso sencillamente al servicio de su patria todas sus luces y se echó todo entero a la realización de sus ideales elevados'.

ABOGADO-HISTORIADOR.

*2017, BICENTENARIO DEL NACIMIENTO DEL DR. JUSTO AROSEMENA.

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