• 20/07/2017 02:00

Transportistas abusivos; autoridades, inactivas

Para llegar a mi destino, solo tendría que pasar tres paradas, en tiempo hablamos de unos tres minutos.

Cotidianamente escuchamos sobre la situación del transporte público, que los conductores cobran lo que se les antoja a toda hora del día; pero como uno, producto del esfuerzo, tiene un medio de transporte, como se dice en buen panameña, ‘no le para bolas'.

Un buen sábado del mes de junio, tuve que dejar el vehículo para ser revisado por su ‘médico de cabecera', el mecánico: Debía regresar a casa, para luego retirarlo pasado el mediodía.

Me fui a la parada más cercana a esperar un transporte, al poco tiempo pasa un busito blanco, de esos conocidos como ‘piratas', donde un joven que no sobrepasaba los veinticinco años, en voz alta, anunciaba las paradas siguientes y el precio de un balboa.

Posteriormente aparece en escena un ‘diablo verde', con iguales características del secretario anterior, con la diferencia de que este cobraba cincuenta centavos. Para llegar a mi destino, solo tendría que pasar tres paradas, en tiempo hablamos de unos tres minutos.

Aquí la situación no es el pago del dólar o los cincuenta centavos, sino el abuso por parte de estos conductores, con el beneplácito de la Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT), que no ha sabido cumplir con sus funciones, en detrimento de un gran grupo de la población, que debe pagar hasta el triple de las tarifas vigentes, y no hablemos de lo que ocurre con los precios en horas de la noche.

No puede ser que unos juegavivos se aprovechen del mal servicio que presta el transporte público que, en complicidad con gremios y autoridades, se presten para asestar un golpe más al escuálido presupuesto del panameño.

Soy consciente de que mi experiencia vivida no es ni la tercera parte de las vicisitudes que pasan a diario trabajadores que, por circunstancias de la vida, invirtieron sus ahorros en una vivienda en el sector este de la capital.

Todo parece indicar que con la construcción de la Línea 2 del Metro, que va desde San Miguelito hasta la barriada Nuevo Tocumen, se pudieran resolver ciertas situaciones que hoy aquejan al usuario de estos sectores.

Hago un llamado a las actuales autoridades para que, en el tiempo que queda de la administración del presidente Juan Carlos Varela, y en el tiempo que resta de la construcción del Metro, se esfuercen al máximo para ordenar y sanear esta actividad del transporte público, que redundaría en una mejor calidad de vida para sus residentes de aquellas áreas.

PERIODISTA.

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