Así lo confirmó el viceminsitro de Finanzas, Fausto Fernández, a La Estrella de Panamá
- 25/06/2025 00:00
Adiós capitalismo, hola a la teoría del tecnofeudalismo

El tecnofeudalismo es un concepto que describe un sistema económico donde las grandes empresas tecnológicas (Big Tech) ejercen poder similar al de los señores feudales; controlan plataformas digitales, datos y mercados en línea, de manera análoga a como los señores feudales controlaban la tierra en la Edad Media.
En lugar de tierras, estas empresas controlan información y plataformas, y a los usuarios como “siervos digitales”, que dependen de estas plataformas para acceder a servicios y realizar transacciones, generando valor a través de sus datos.
Es importante destacar que el tecnofeudalismo no es un sistema económico o político formal, sino una forma de analizar y describir situaciones en las que hay combinación de elementos feudales y capitalistas.
El significado de tecnofeudalismo pudiera entenderse mejor a través de su analogía con el feudalismo histórico:
En donde los señores feudales (Big Tech) en lugar de poseer tierras, controlan plataformas digitales, datos y mercados en línea, como Amazon, Google o Meta. Los nuevos vasallos son los usuarios que dependen de plataformas para acceder a servicios, comunicarse, comprar y realizar diversas actividades en línea.
Los nuevos feudos o plataformas digitales funcionan como medio donde los usuarios interactúan y generan valor para la empresa, a través del intercambio de servicios por datos, puesto que los usuarios proporcionan datos a las plataformas a cambio de acceder a sus servicios, lo que recuerda la relación entre señores feudales y vasallos, donde estos últimos trabajaban la tierra a cambio de protección y acceso a recursos.
En resumen, el tecnofeudalismo sugiere que las grandes empresas tecnológicas están creando un nuevo sistema (económico, social y político), donde su poder, guardando las proporciones, se asemeja al de los señores feudales, y los usuarios, en lugar de ser dueños de sus datos y plataformas se encuentran en posición de dependencia similar a la de los vasallos en la Edad Media.
Esto está llevando al surgimiento de nuevas relaciones de dependencia. Incrementándose el ascenso de la explotación de trabajadores en algunas industrias que buscan la acumulación de capital, la concentración de riqueza, generando centralización de poder, y en especial, en pocas manos; muy similar a la época del feudalismo. Y, como si lo anterior fuera poco, hoy en tal esquema, además de ser dueños de redes sociales, canales de comunicación, cierran la pinza adquiriendo los medios de comunicación (estaciones y cadenas de televisión y radio, plataformas de streaming y medios impresos) aumentando así cada día su poder y control.
Por otro lado, los medios tradicionales no controlados se enfrentan a la batalla contra las pantallas y dispositivos donde fluye información con inmediatez, generando mayor visualización que en los medios convencionales, reduciendo sus ingresos; tenido entonces que migrar a las plataformas digitales, donde los nuevos señores feudales (Big Tech) controlan el negocio de la publicidad.
Ahora, a mi manera de ver, lo preocupante serían dos aspectos. Uno, el poder económico y mediático, que los lleva a tener masificación de influencia social y política, desarrollando estrategias de manipulación política para incidir sobre las leyes y regulaciones, por supuesto, para favorecer sus intereses.
Dos, y no menos importante, la manipulación de los algoritmos, con lo cual manipulan a la opinión pública inyectándole tendencias y corrientes de opinión que terminan creando “realidades”. Estrategia que es trasladada a los medios tradicionales (controlados) sirviéndoles de revalidante de la “veracidad” de sus “realidades”.
Aspectos que son preocupantes para la salud de las democracias, pues estas resultan indefensas y frágiles ante la arremetida de los intereses de los nuevos señores feudales. Para muestra un botón, el caso del Sr. Elon Musk en EE. UU., quien invirtió 280 millones de dólares (apenas el 0,2 % de su fortuna) en la campaña del entonces candidato Donald Trump, Y obtuvo una enorme influencia en ese gobierno, sumado a las amenazas, abiertas con impunidad, a congresistas y jueces.
Los otros señores de las Big Tech, han sido más discretos en sus intervenciones públicas, pero, con sigilo, aumentado su poder económico y mediático, así como su influencia política; logrando, según la estadounidense Shoshana Zuboff, socióloga, profesora emérita en la Harvard Business School, que “la deformación reciente del capitalismo, lo que denomina “capitalismo de la vigilancia”, que atenta contra los derechos y libertades del individuo (o consumidor) al desplegar técnicas de supervisión, explotación, control y manipulación masivas”.
Mientras todo esto sucede, los gobiernos, los organismos internacionales, siguen en deuda con establecer normas legales y fundamentalmente éticas sobre las nuevas tecnologías, en especial con la inteligencia artificial, con lo cual, de seguir este ritmo, quizás en pocos años el tecnofeudalismo no sea una teoría, sino la realidad del nuevo mundo.