• 02/03/2019 01:00

Lo que una historia única no cuenta

A propósito, los textos escolares relatan que a la llegada de los españoles, el territorio panameño se encontraba organizado políticamente en cacicazgos

La Colonia, un episodio de nuestra historia de la cual nos han llegado muchas verdades a medias o planteamientos unilaterales. Es decir, desde la tradición europea. En efecto, la historiografía latinoamericana se ha esmerado por visibilizar, reivindicar o posicionar la voz de los vencidos. Lamentablemente, los textos escolares en materia histórica, parecen vehículos pedagógicos exclusivamente eurocentristas.

A propósito, los textos escolares relatan que a la llegada de los españoles, el territorio panameño se encontraba organizado políticamente en cacicazgos. Lo que no advierten es que el vocablo ‘cacique' y su derivación cacicazgo es una imposición de la Corona española, en detrimento del vocablo ‘señor' que atendía a la figura de los señores naturales o gobernantes indígenas.

‘Así en 1538 la Corona prohibió llamarles a los gobernantes indígenas señores naturales e impuso el vocablo de cacique' (Bornemann, M. 1999, p. 604). Seguramente, por un lado, el objeto primordial sería consolidar el Poder del Rey como único poder superior, en las nuevas tierras. Por el otro, dicha variación de vocablos, pasa a constituir una sutil forma ideológica estratégica de limitar el poder (funciones, privilegios y derechos inherentes a su cargo) de los señores naturales.

Dichos textos, reproducen una historia única o unilateral sobre la colonia, obviamente, con base en las estructuras de poder imperantes en el mundo. Una historia única, aceptada y asimilada con pasividad, tanto por docentes como estudiantes. Una historia en que la cultura del invasor (cultura superior) impera sobre la de los pueblos originarios (cultura inferior), aunque desde la antropología sensata no hay cultura superior ni inferior, solo culturas.

Aunque desde las estructuras de poder imperantes en el mundo, la castellanización de los amerindios fue contundente durante la colonia, las investigaciones reflejadas en la historiografía latinoamericana corroboran el fenómeno a la inversa: la indianización del español. Al respecto, nuestros textos escolares, muy poco recogen. Ante esto, se hace necesario visibilizar, mediante este material didáctico, el impacto indígena en el elemento peninsular.

Las condiciones geográficas, climáticas y fitogeográficas del continente americano encajonaron al invasor, a efectos de empujarlos drásticamente a indianizarse, pues constituía una esperanza de sobrevivencia en tierras ajenas. Asimilar la gastronomía tradicional indígena, para el español, significó sobrevivir a la mortandad del hambre. La herbolaria indígena (farmacia natural) le suministró los antídotos para sobrevivir a las múltiples endemias europeas.

Hay evidencias documentadas de españoles esclavizados por indígenas. Incluso, casos de integración voluntaria por circunstancias adversas y de aprendizaje sociocultural. Además de españoles que lograron una excelente ascensión social, producto de la convivencia entre indígenas. Ajustarnos a una sola versión de la historia, nos pone ante el peligro de hacer malas interpretaciones críticas, advierte la escritora nigeriana Chimamanda Adichie Ngonzi.

En suma, el conocimiento es poder y con materiales de la historia se construyen conciencias e identidades, por tanto, los textos escolares deben divorciar a nuestros estudiantes de esas historias definitivas, acomodadas por los grupos de poder para despojar, deshumanizar y quebrantar la dignidad y espíritu de lucha de nuestros pueblos.

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