• 10/07/2019 02:00

Alerta con el plástico

Las corrientes marinas empujaron este drenaje de los ríos urbanos y prácticamente se apretó el cerco en torno a la costa.

Un espectáculo asombroso y sórdido ocurrió el día de la Protección de los Océanos. Apareció el anillo de desechos que bordeó la bahía de Panamá para encerrar la ciudad capital. Las corrientes marinas empujaron este drenaje de los ríos urbanos y prácticamente se apretó el cerco en torno a la costa.

Si se analiza la composición de estos residuos del uso cotidiano de la población, se comprueba el alto porcentaje de objetos y materiales de plástico, envases, tapas, anillos, de latas y botellas, juguetes, pelotas; sobre todo, bolsas y fragmentos de ellas. Esto crea una masa que se hace compacta, pesada y termina por irse al fondo del mar. En su camino, parte es digerida por las especies que circulan en este medio y la confunden con alimentos.

¿Por qué llega allá toda esa carga? Es una secuela de varios factores; pero fundamentalmente, se produce a consecuencia de mala disposición hogareña, industrial y deficiente estrategia de recolección. La cultura de consumo y la falta de datos sobre las medidas higiénicas, así como la práctica cotidiana de depositar la basura en cualquier lugar, contribuye y en alto grado a este problema que afecta a los habitantes de muchos poblados.

Resulta que cada persona, familia o grupo que produzca sobrantes y no está en un esquema de manejo integral de dicho acopio; los deja por sitios inimaginables. Las comunidades que han surgido de forma irregular de organización —invasores— suelen buscar rincones y caminos para abandonar sus bolsas. Igual sucede con los transeúntes o usuarios del transporte en la red urbana. Uno aprecia cómo lanzan al piso de los buses lo que queda del alimento.

Se ha establecido una actitud de poco importa que se ha generalizado crecientemente. El comercio ofrece sus productos en recipientes de polietileno y la gente al utilizarlos, se deshace de los envoltorios, incluso en la propia calle, los tiran por doquier. La cantidad de remanentes aumenta con este plástico en una proporción descontrolada.

Es por esa razón que existe, desde 2015, la campaña de Alianza Basura Cero y se han tomado decisiones legislativas como la Ley 1 de 19 de enero de 2018, que promueve el uso de bolsas reutilizables en establecimientos comerciales. Con ella se intenta modificar la modalidad de brindar aquellos empaques, materia prima para la contaminación; porque se emplea una sola vez, que estimula su pérdida por cualquier espacio.

Esta es una medida que tiende a variar una costumbre y desde que se promulgó, varias instituciones han desarrollado una intensa labor para instruir a las comunidades. En especial, los consumidores y así cambiar sus acciones, que conducen a disminuir la mala disposición de este insumo de los cerros que se acumulan y van a dar al sistema de alcantarillados para terminar en las arenas; que luego es llevada por las olas.

La Alcaldía de Panamá establece que el 19 % de los residuos está constituido de plástico y un 30 % es material orgánico. Según ONU Medio Ambiente, casi la mitad de esto va a dar al litoral.

De igual manera, este proceso de transformación, constituye parte de los objetivos de desarrollo sostenible, un indicador que se ha propuesto la sociedad panameña y que implica contar con otras perspectivas del futuro para crear condiciones de prosperidad; además, disminuir la vulnerabilidad en ciertos sectores y fomentar esquemas de actuación que no se vuelvan contra los propios grupos humanos.

La Ley 1 de 18 de enero de 2018 está en vigencia desde julio de este año y se espera sentir pronto sus efectos. De cada uno dependen tales logros y su contribución a un propósito de grandes implicaciones socioeconómicas; pero fundamentalmente, de la salubridad personal y armonía con la naturaleza y el ambiente.

PERIODISTA

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