Temas Especiales

08 de Dic de 2023

  • Roberto Díaz Herrera

Columnistas

Invasión militar: a 30 años, ¿por qué?

Hay varios, aún vivos, que pueden darnos más detalles, como muestra de compasión por los miles de víctimas.

Sobre este hecho dramático se ha escrito bastante, y se recuerda muy poco entre los millennial, por su edad y el alzhéimer cultural/histórico. Sigue habiendo muchas más dudas e incógnitas que respuestas convincentes. ¿Por qué George Bush padre, manda semejante cuerpo de ejército “para sacar al bandido”, según sus palabras? Le escuché al propio “Pocho” Marc Cisneros decir en una entrevista a una periodista nacional “que él explicó a sus superiores que no hacía falta esa cantidad enorme de tropas”. ¿Y entonces, por qué mandarnos tal masacre injustificada? Recojamos siquiera parcialmente algunos datos.

A nivel personal me encontraba exiliado en Venezuela por gestión de algunos mandatarios que lograron negociar mi salida luego de medio año de incomunicación y una sentencia penal de 5 años con abogado que me colocó Noriega.

Cuando vi las imágenes que pululaban en medios internacionales de un hombre abusador y estimulador de la violencia, con un letrero en su suéter, en vez de alegrarme, viajé inconscientemente a Lima, donde le conocí unos 26 años atrás. ¡Me dolió su final, especialmente, me dolió igual los Clases y Tropas, que cayeron dignamente, mientras él, lleno de estrellas y laureles, salía huyendo! Eso lo encontré militar y éticamente más grave que las acusaciones por narcotráfico y crímenes, que fui el que más lo dije a nivel público y notorio.

¿Qué movió al Pentágono a semejante barbarie, si esos generales conocían dónde buscarlo sin mayores consecuencias, en sus barbas? Sabían, además, que las extintas FF. De DD no tenían castrensemente hablando más de dos mil “soldados preparados”, y que su parque de armas, capacidad de fuego y movimiento era insignificante frente a semejante potencia. Obvio, querían invadir y destruir. ¿Por qué? y, ¿razones que hicieron que Noriega desconociera la media docena de veces que nada menos que un sub—secretario de Estado- Kozak- llegara a hacerle la corte rogativamente, ofreciéndole todas las ventajas que pedía y agregaba en cada reunión de negociación, según fuentes totalmente íntimas a esas conversaciones? Misterio. El cerebro del difunto se lo llevó, como tantas cosas, a su tumba.

Solo quedamos con especulaciones sin confirmar: ¿Lo tomaron por los pantalones los mandos medios-altos que conformaban su cohorte de real influencia, temerosos de la llegada de los amenazantes opositores? ¿Lo contuvieron a nivel emocional y afectivo los o las que tenían la mayor influencia personal? ¿Espía zorro no cree en las promesas de otros espías?

Parece un hecho cierto que Felipe González aseguraba un puente para su salida, y que las ofertas eran “borrarle cargos penales en Florida, permitirle dejar a salvo sus patrimonios locales y en el exterior” y llegar a Madrid, para estacionarse en ese u otro destino posterior. ¿Entonces? Un super espía inigualable, según los expertos en inteligencia, mínimo al nivel del peruano Montesinos, ¿por qué con tanta “sabiduría en esas complejidades” queda igual que el otro mencionado entre rejas? ¡Curioso!, ¿no? Pegado a él, como un consejero, tenía nada menos que a otro grandes ligas de ese mundo tipo James Bond, nada menos que al General (¿retirado?) Mike Harari, ícono mundial de Mossad.

¿Por qué ignoraron la avalancha aérea de tropas con armas demoledoras, si al menos 48 horas antes, ya CNN advertía el movimiento y hasta los Gunas moradores de Veracruz y otros aldeanos ya pillaban toda esa parafernalia avasalladora, tan grande o más que la maquinaria bélica en Vietnam?

¡Increíble ignorancia bélica! O se está en guerra o no se está. No tenemos las respuestas. Lo que sí tenemos es la mortandad todavía incontable y la canallesca destrucción de objetivos civiles. Pero, sobre todo, yéndonos a esa sombría casita blanca en Washington. ¿Por qué George Bush, que le había pedido “importantes mandados” al panameño, entre tantos pedidos, su ayuda en entrenar o ayudar a “La Contra”- incluyendo las mega toneladas de cocaína autorizada para descerebrar gringos- a fin de dotar de armas no occidentales a esos mercenarios y sus salarios, con ayuda de otros Generales centroamericanos, al final se desquita de las promesas burlonas del criollo “de irse y no irse nada” de un modo tan canallesco?

Hay varios, aún vivos, que pueden darnos más detalles, como muestra de compasión por los miles de víctimas.

Abogado y militar retirado