• 07/03/2020 04:00

Erich Fromm y Karl Marx

Erich Fromm (1900-1980), sociólogo, psicólogo y humanista, asedia la gigantesca obra bibliográfica de Carlos Marx y lo hace científicamente en el libro “El Humanismo como utopía real”.

Erich Fromm (1900-1980), sociólogo, psicólogo y humanista, asedia la gigantesca obra bibliográfica de Carlos Marx y lo hace científicamente en el libro “El Humanismo como utopía real”. Erich en cada cita o alusión al pensamiento crítico de Marx, lo hace con referencia a la fuente consultada, así demuestra la objetividad y seriedad de un investigador responsable.

Fromm puntualiza que la dificultad para comprender a Marx está en que tanto los soviéticos como los socialistas reformistas occidentales presentan el marxismo como una doctrina interesada por la economía. El propósito esencial de Marx no es la reforma económica, sino la reforma humana. La primacía del impulso posesivo de bienes materiales es una idea burguesa, no marxista. El socialismo no es un fin en sí mismo, solo el medio para el desarrollo integral de los seres humanos.

Karl Marx propone con el humanismo ateo, la realización plena de sí mismo, al superar el ansia de tener y consumir, lo primordial es la libertad e independencia y el amor por los demás. Marx, el filósofo, prefiere Ser a tener.

Marx enseña que el hombre debe salvarse de la enajenación, de la pérdida de sí mismo. Marx expresa: “el hombre, por su propia actividad, se crea a sí mismo”; es rico por ser mucho, no por tener mucho.

Fromm lo sintetiza con la reflexión personal: yo soy tú, ningún humano me es ajeno. Y Marx lo asume con la praxis revolucionaria, la solidaridad social es la meta.

Erich comenta que Marx nunca esbozó cómo debe ser la sociedad comunista, evitó proponer ningún detalle, consciente de las evoluciones sociales y políticas de acuerdo al proceso dialéctico de la historia. El país socialista es el primer paso hacia el comunismo. Marx describe la sociedad socialista como la “apropiación real de la esencia humana por y para el hombre social, es la armonía entre la naturaleza y la humanidad, así como de la humanidad con la naturaleza. En la práctica nunca se ha cumplido esa máxima.

“El Capital” reafirma este pensamiento cardinal: “la nueva era presenciará la definitiva plenitud de toda persona, la unidad esencial del hombre con la naturaleza. En la sociedad nueva el hombre logrará la igualdad social”.

Marx considera el tener como el defecto esencial del hombre en la sociedad capitalista. “La propiedad privada nos hace estúpidos, un objeto es nuestro cuando lo tenemos, cuando es comido, bebido, vestido, utilizado por nosotros”.

El creciente aumento del consumismo, esclaviza y deshumaniza al ente social como individual. La necesidad del dinero es producida por la economía política del capitalismo, la desmesura y el exceso es la verdadera medida. El hombre se convierte en una mercancía (Manuscritos, pág. 125).

El síndrome de la sociedad industrial moderna es que todo está en venta. El hombre quiere tener mucho en vez de ser mucho. Marx ante esa enajenación, postula la revolución humana. El dinamismo de la naturaleza humana se debe fundamentalmente a la necesidad del hombre de manifestar sus facultades ante el mundo. Él ya no conoce el egoísmo.

Fromm considera que el marxismo vulgar tergiversa la posición de Marx frente a la religión, al sacar una frase suya fuera de contexto: la religión es el opio del pueblo. Erch cita el texto completo: “La miseria religiosa es una manifestación de la miseria real y a la vez, la protesta contra ella. La religión es el suspiro de la criatura afligida, el sentimiento de un mundo insensible. Es el opio del pueblo, la religión es el sol ilusorio”. Fromm afirma que el hombre al sufrir se consuela con la religión, así como el opio consuela grandes dolores.

Marx reflexiona en torno del hombre nuevo, el cual llega a ser su propio sol. El hombre es la medida de todas las cosas.

Marx se inspira en el misticismo ateo del Maestro Eckhart (1260-1327), para ellos, la realización del hombre está en el desarrollo de las facultades esenciales como un fin en sí mismo. Ernest Bloch, en el libro “El ateísmo cristiano”, afirma: “que solo un ateo puede ser un buen cristiano y solo un cristiano puede ser un buen ateo”.

Marx, como lector insaciable, se documentó sobre el tema religioso. Fromm en el libro “El humanismo como utopía real” tiene un capítulo con referencia a la relación de Marx con el Maestro Eckhart.

El objetivo final del comunismo es la vuelta del hombre a sí mismo, de reencontrarse como hombre social, consciente de la evolución humana hasta el presente. (Manuscritos, pág. 141).

“Si amas sin despertar amor, si no produce amor recíproco, mediante una exteriorización vital, tu amor es impotente, una desgracia”. (Manuscritos, pág. 181), es el Marx de la sensibilidad extrema, la afirmación de mis fuerzas esenciales”. Marx espiritualiza la política social y económica.

Erich Fromm nos presenta un perfil integral de la personalidad gigantesca de Carlos Marx.

Panamá y Marx. Intelectuales, catedráticos, políticos, dirigentes gremiales y estudiantiles leen a Marx y Engels, entre ellos: Domingo H. Turner, fundador del Partido del Pueblo y luego expulsado por su pensamiento crítico, José Lisímaco Castillo, el mejor teórico del marxismo en Panamá, Hugo Víctor, uno de los militantes más honestos de la izquierda, el cual renuncia al Partido del Pueblo por la sumisión del colectivo a la dictadura militar. Pensadores marxistas de relieve son Diógenes de la Rosa, Humberto Ricord, César de León, Humberto Brugiatti, Ricaurte Soler, José de Jesús Martínez, Miguel A. Candanedo y muchos otros.

Dedicado a Javier Riba Peñalba, estudioso de Fromm y Marx.

Referencia bibliográfica: Fromm, Erich. El Humanismo como utopía / Barcelona: Ediciones Paidos, 2007. Traducción de Eloy Fuente Herrero. 247 p.

Docente, historiador y escritor.
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