• 09/06/2020 00:00

'Quédate en casa'

En un inicio conocíamos poco o nada de la pandemia COVID-19, decretada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), todos y me incluyo, sentimos un grado de temor o pánico al decretarse el estado de emergencia nacional por parte del Ejecutivo.

En un inicio conocíamos poco o nada de la pandemia COVID-19, decretada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), todos y me incluyo, sentimos un grado de temor o pánico al decretarse el estado de emergencia nacional por parte del Ejecutivo. Los panameños procedimos a prepararnos para afrontar la cuarentena, cada uno en su circunstancia particular. Durante el transcurso de las primeras seis semanas de cuarentena, recibimos información confusa, producto del desconocimiento de los propios científicos sobre el tratamiento y alcance del virus. En esta etapa, apoyé las medidas aprobadas por el Gobierno nacional, y guardé estricta cuarentena, tiempo en el cual pude llegar a conclusiones básicas, con las cuales fui perdiendo el temor inicial al mal llamado “virus de la muerte”. Entendí que el virus no iba a desaparecer, que debemos respetarlo, pero a la vez convivir con él, tomando medidas básicas, tales como usar mascarilla, manteniendo distanciamiento físico en lo posible, lavado de manos constantes con agua y jabón.

Llegando a estas conclusiones racionales, muchos hemos recuperado la seguridad y libertad, comprendemos que siguiendo estás sencillas indicaciones nuestras posibilidades de enfermar son menos del 0.015 %, y de morir menos del 0.0000875 %, tomando como base la cifra de contagios oficiales multiplicada por cuatro y defunciones a la fecha. En lo personal, desde la séptima semana he salido todos los días, ejercitado muy temprano al aire libre, ejercido mi profesión liberal de abogado y demás actividades de negocios, procurando siempre cumplir con el uso de la mascarilla, indicaciones de higiene y distanciamiento.

Desafortunadamente, nuestras autoridades han mantenido su mensaje inicial, y mostrado poca flexibilidad de adaptación a las circunstancias. Insisten en llamar al COVID-19 “virus de la muerte”, a reforzar como primera línea de comunicación el mensaje “Quédate en casa”, presentando cifras no representativas de la realidad nacional, omitiendo su responsabilidad de preparar adecuadamente al país para una realidad creciente, tendremos que convivir con el virus. Además, y como han señalado a la opinión publica expertos en la materia, el Ministerio de Salud (Minsa) desaprovechó los meses de cuarentena para fortalecer la capacidad de pruebas, identificar a los infectados y darles seguimiento a sus contactos, precisar los focos de contagio y aplicar medidas puntuales dirigidas a esos focos.

El anuncio de una nueva cuarentena aplicable a todo el territorio de las provincias de Panamá y Panamá Oeste es prueba palpable de que como país no hemos tenido éxito en el manejo de la pandemia.

Insistir en la política fracasada de la cuarentena, a sabiendas de que el virus no se va a ir, y que esta política igual no ha dado resultados positivos en el Perú, Chile y Colombia, entre otros países de América Latina, es repetir un error ya incurrido.

Al Gobierno le corresponde actuar con mayor efectividad, suspender su campaña de terror respecto el mal llamado "virus de la muerte", cambiar su mensaje a uno que sea cónsono con la realidad, el virus no se va a ir, debemos convivir con él, y reforzar e implementar las medidas que nos preparen para una circunstancia ineludible.

La alternativa de quedarnos encerrados es inaceptable, 100 % de la población estudiantil perdería este año escolar y posiblemente el siguiente, un mínimo de 20 % de los trabajadores del sector privado su empleo y el Estado los ingresos que requiere para mantener un funcionamiento adecuado, incluyendo la abultada planilla, ahora más necesaria que nunca, ante la caída de la oferta laboral en el sector privado.

Se debe preparar al país para afrontar una difícil, pero superable situación, con el mensaje y las medidas adecuadas para la reapertura definitiva a nivel nacional. No queda de otra.

Abogado y excandidato presidencial.
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