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- 06/12/2020 00:00
El género: ¿es ideología o no?
En los últimos años se ha instalado, en el sistema-mundo occidental, una discusión pública entre los sectores más conservadores y los progresistas sobre la cuestión del género y del matrimonio entre parejas del mismo sexo.
Los conservadores no hacen una diferenciación entre la cuestión del género y el matrimonio entre parejas del mismo sexo. Para ellos todo es lo mismo.
Este primer grupo acusa a los segundos de querer imponer una agenda internacional que supuestamente atentaría con la reproducción de la familia heteroparental y, en última instancia, de la especie humana. Contra este supuesto tachan a las propuestas de los contrarios de ideología.
Mientras que los sectores progresistas utilizan al género como unidad de análisis para explicar las asignaciones de roles y las desigualdades entre hombres y mujeres que se generan a partir de esas asignaciones sociales. Sin embargo, en el debate con los conservadores rechazan la etiqueta de ideología que estos le atribuyen.
¿Pero dónde queda la relación entre el género y el matrimonio entre parejas del mismo sexo? Aquí la confusión. Para los conservadores, el sexo, es decir, la condición biológica, determina los roles y la orientación sexual. En ese sentido, su concepción parte de un determinismo de orden natural. Por ende, inalterable.
Mientras que los progresistas explican, de manera consistente, que la condición biológica no determina ni los roles ni la orientación sexual. Sus resultados describen que los roles son construcciones históricas y la orientación sexual es una decisión del individuo a partir de lo que Pierre Bourdieu denomina como “Habitus” (estructuras subjetivas condicionadas por las estructuras objetivas).
Pero esto no es lo central de estas reflexiones, sino lo que está detrás de las respuestas de ambos sectores.
El género es una ideología, en tanto, proyecto político transformador. Pero también son roles socialmente asignados, en tanto, se utilice como categoría científica para develar un entramado de relaciones sociales.
Explicaba Marx, en La ideología alemana, que toda posición o propuesta política es una ideología. Esta puede ser, a decir de Marx, emancipadora u opio.
Empíricamente, se podrían registrar miles de movilizaciones políticas, años tras años, en todo el sistema-mundo de Occidente, que no se reducen a señalar las desigualdades y la violencia que esta genera, sino que principalmente proponen salidas de transformación.
Entendido de la manera en que Marx explica el concepto de ideología, se puede afirmar, que la ideología de género no solo existe, sino que, en efecto, es una propuesta política emancipadora que persigue transformar las desigualdades entre hombres y mujeres, y a la vez que se reconozcan las otras identidades que fueron encubiertas por la colonialidad.
Sin negar, al mismo tiempo, que es una categoría de análisis, de uso en las Ciencias Sociales, que aprehende un entramado de relaciones, por ende, permite explicar la cuestión de los roles y un conjunto de relaciones asimétricas entre hombres y mujeres que devienen de tales asignaciones históricas.
Es entonces, una propuesta política de transformación, por tanto, ideología que se desarrolla a partir de una aproximación científica a los problemas de diferenciaciones estructurales entre hombres y mujeres y de las identidades trazadas por la colonialidad.
Ambos grupos, conservadores y progresistas, perciben al concepto de ideología como algo negativo. Por eso, los primeros, lo utilizan de manera peyorativa y, los segundos, no aceptan la existencia de tal ideología. Esto es así por razones distintas.
Por el lado de los conservadores existe una certeza de un orden divino que explica y determina todo en el universo, por tanto, no tienen la necesidad de otras ideologías ni de preguntas. De manera, que todas las ideologías distintas a la suya son un peligro, desde los intereses de sus jerarcas, mientras que para el resto común se reduce a inventos o deformaciones de oscuros y tenebrosos intereses.
En cambio, los progresistas, muchos de manera inconsciente, están impregnados de la idea neoliberal del fin de las ideologías o de la historia o de los grandes relatos. Esto los lleva a rechazar el término de ideología y a evitar asumir explícitamente una posición política. Por otro lado, también parten de la concepción positivista de que la ciencia es neutra, por tanto, una categoría de análisis, de uso científico, no puede ser catalogada como ideología.
No existe certeza alguna del desarrollo de la vida en sociedad, todo está en construcción, por ende, no hubo ni habrá fin de la historia ni de las ideologías, al menos que ocurra una hecatombe socio-natural. No debe haber preocupación alguna por asumir posiciones políticas, es decir la transparencia ideológica, pero sí por probar todo con evidencias empíricas y verificables. La ciencia nunca ha sido neutra, a lo sumo alcanza a ser objetiva.
(*) Sociólogo, Universidad de Panamá. Investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos, “Justo Arosemena”. Becado IDEN-Senacyt. Maestrando en Ciencias Sociales.