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- 09/02/2021 00:00
Interpretando conceptos
A raíz de la polarización política que existe actualmente en los Estados Unidos, EE. UU., escucho con más frecuencia personas usando la expresión “The United States is the Greatest Country in the World”, expresión que podría traducirse al español como que “los Estados Unidos es el mejor o más maravilloso país del mundo”.
Desde el punto de vista patriótico o de orgullo nacional, esta expresión tiene sentido. Así mismo, un ciudadano de otro país que se sienta orgulloso podría decir lo mismo. Sin embargo, esta expresión encierra también un sentido de comparación de EE. UU. con otros países. Algunas personas lo que quieren decir es que, al comparar a EE. UU. con otros países, EE. UU. es un mejor país. EE. UU. es indudablemente la primera economía del mundo y cuenta con el mejor ejército y armas del planeta. En este sentido se podría usar la expresión que comento. Sin embargo, los países se distinguen por una serie de características que hacen relación con el mayor o menor bienestar del que gozan sus habitantes. Si hacemos un ejercicio práctico y escogemos ciertas condiciones de bienestar y de vida de los habitantes de los distintos países, resulta que hay otros países que tienen mejores condiciones para sus habitantes que EE. UU. en aspectos muy específicos.
Una forma de entender las diferencias entre los países es revisando mediciones serias, por ejemplo, la que hace la organización Rule of Law (Estado de Derecho). La metodología que se usa en ese caso está integrada por distintos factores, tales como la ausencia de corrupción, derechos fundamentales, orden y seguridad, justicia civil y criminal, etc. De acuerdo con la última medición del año 2020, EE. UU. ocupa el lugar no. 21 entre 128 países del mundo. Tomando en cuenta que la organización que hace esta medición fue fundada por el Colegio de Abogados de EE. UU. y tiene su sede en Washington y Seattle, pareciera que la medición no está influida por ideologías antinorteamericanas. Existen otras mediciones, como la que hace Freedom House sobre nivel democrático, la que hace Heritage House sobre la libertad para hacer negocio, la de Economist Intellegence Unit sobre índice de calidad de vida. También tenemos índices más conocidos, como el de expectativa de vida en la que EE. UU. está detrás de varios otros países, incluyendo a países de América Latina.
Quizás el índice de bienestar humano más conocido es el índice de desarrollo humano preparado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). De acuerdo con este índice, EE. UU. ocupa el lugar No. 17 entre 189 países del mundo. Los países escandinavos (Noruega, Suecia, Dinamarca, Finlandia e Islandia aparecen en los primeros puestos, antes que EE. UU. Así mismo, otros países europeos, como Suiza, Alemania, Holanda, RU, Irlanda y Bélgica tienen mejor calificación que EE. UU. Igualmente, tienen mejor calificación Hong Kong, Australia, Singapur, Nueva Zelandia y Canadá.
Tomando en cuenta lo anterior, se puede concluir que EE. UU. no ocupa el primer lugar como país en muchos aspectos que involucran los derechos y beneficios de sus ciudadanos.
Pero lo que resulta desagradable es la calificación que se hace por parte de ciertos norteamericanos de “Banana Republics” al referirse a algunos países. El expresidente Trump también usó el infeliz término “Shithole Countries” (“países estercoleros”) para referirse a algunos países que él consideraba como inferiores.
La pregunta es entonces: ¿por qué muchos norteamericanos usan la expresión “The Greatest Country In The World”? Y, en mi opinión, EE. UU. fue el mejor país del mundo en muchos sentidos después de la Segunda Guerra Mundial. En esa época los países europeos estaban en una pésima situación económica social, sobre todo Alemania e Italia que perdieron la guerra. Esta mala situación socioeconómica justificó la creación del plan Marshall de ayuda económica a los países europeos. Muchísimos norteamericanos consideran que los EE. UU. “salvaron” económicamente a Europa después de la Segunda Guerra Mundial. El Japón (que hoy es la tercera economía del mundo) también estaba en una malísima situación económica, porque perdió la guerra y sufrió las secuelas de dos bombas atómicas. A la fecha, la China Popular no era un poder económico. Por todo esto EE. UU. destacaba en todo el mundo como el país más avanzado y próspero. Pero, transcurridos los años, los países europeos y Japón levantaron nuevamente sus economías y hoy tienen condiciones óptimas de bienestar para sus ciudadanos. China Popular logró un desarrollo socioeconómico extraordinario y hoy ocupa el segundo lugar como potencia económica, después de EE. UU. Rusia ganó la Segunda Guerra Mundial y se constituyó en un poder mundial.
EE. UU. se ha caracterizado por ser un país donde un inmigrante puede prosperar y llegar a ser persona muy importante en el plano político, económico, cultural, deportivo, etc. Pero, esto también sucede en otros países abiertos a la inmigración, como Canadá o Australia, para dar dos ejemplos bien conocidos.
En la historia de la humanidad han surgido países dominantes que han sobresalido sobre los otros países durante un periodo de tiempo determinado. Transcurrido este periodo, el país vuelve a tener un nivel más bajo. Así ha sucedido con España durante la conquista de América, después con Francia en los tiempos de Napoleón y más tarde con el Imperio británico. En el siglo pasado y en el presente está sucediendo lo mismo con los EE. UU. ¿Quiere esto decir que la posición hegemónica de EE. UU. en el mundo se mantendrá para siempre?
La historia nos demuestra que no es el caso y después de EE. UU. algún otro país o grupo de países ocuparán la posición de mayor preponderancia en el mundo. Así ha sucedido en el pasado y continuará sucediendo en el futuro. EE. UU. es un país maravilloso y, por su inmensa extensión, numerosa población y recursos naturales, seguirá siendo uno de los países más importantes del mundo, y de seguro, en las Américas.