• 12/06/2021 00:00

Rescatemos el valor de la obediencia

“No olvidemos que, sin Derechos Humanos y sin democracia, no puede haber obediencia. El que sirve en valores obedece en valores”

Existen muchos hechos que marcan las vidas de las personas; en mi experiencia personal, uno de los que más recuerdo de niño es el momento en que sonaba el “cacho” del Cuartel de Bomberos a las 8:00 p. m., (el cual indicaba que ningún menor de edad podía deambular por las calles después de esa hora); a pesar de que disfrutaba caminar por las callejuelas y visitar a mis vecinos, en cuanto lo escuchaba, al igual que los otros menores, obedecía el llamado y, prácticamente, me internaba en mi casa para evitar cualquier inconveniente.

Desde pequeño, mi familia me inculcó la obediencia: a mis padres, a mis profesores y a cualquier adulto que me llamara la atención; incluso, a respetar las normas establecidas en los espacios públicos y privados. Cumplir con estas disposiciones y promoverlas con el ejemplo, ha fortalecido mi conducta como ciudadano. La obediencia no es una opción, sino un acto del individuo responsable y respetuoso.

Obedecer no se restringe a los contextos sociales y educativos, sino también se aplica en los aspectos religiosos. Las Sagradas Escrituras nos muestran pasajes en los cuales debemos someternos a las leyes divinas: “Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor; así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre” (Juan 15:10); en consecuencia, los creyentes obtendrán infinitos beneficios espirituales. Dicho esto, podemos considerar que el incumplimiento de las leyes, además de traer consigo implicaciones judiciales, sociales y morales, tiene consecuencias con el Ser Supremo; sin embargo, ignoramos (o intentamos ignorar) las consecuencias nefastas que puede acarrear el quebrantamiento de los preceptos.

Stanley Milgram, en su libro Obediencia a la autoridad. Un punto de vista experimental, 4° edición, dice: “La obediencia es un elemento básico como en la estructura de la vida social. En cierto sistema de autoridad constituye una exigencia de toda vida comunitaria, y únicamente quien vive aislado totalmente se ve libre de responder, bien sea desafiando a la autoridad o sometiéndose a la misma, cuando recibe órdenes de los demás. La obediencia es el mecanismo psicológico que hace de eslabón entre la acción del individuó y el fin político. La obediencia como un determinante de la conducta, es algo de importancia particular para nuestra época”.

Actualmente, vivimos en incertidumbre constante, sin saber qué sucederá mañana, porque gran parte de los ciudadanos hace caso omiso a las normas básicas de conducta y, con mucho pesar, desatienden las leyes de la Constitución de la República, documento supremo para administrar, dirigir y guiar la nación.

Nos preguntamos entonces, ¿a quién obedecemos?, pues el acto de obedecer está íntimamente ligado a la autoridad, y, lastimosamente, carecemos de líderes que denoten credibilidad, ya que no predican con el ejemplo; es decir, la obediencia se gana, cuando el líder cumple con las promesas, el pueblo obedece.

El respeto a las reglas inicia en casa con los valores éticos y morales. Si no se cultiva en el hogar, cómo existirá la relación autoridad y obediencia en la sociedad. Cuando se atienden las disposiciones, se está cumpliendo con la Constitución, se manifiestan la equidad, la justicia y la libertad. No olvidemos que, sin Derechos Humanos y sin democracia, no puede haber obediencia. El que sirve en valores obedece en valores. Concluyo con esta reflexión:

“Juan 2:5 Al tercer día donde se realizaba una boda en Caná de Galilea; y estaba allí la Madre de Jesús. También estaban invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. En el momento que faltaba el vino, la Madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. Así fue, se cumplió la obediencia”. Mis padres me decían: en su casa las órdenes se cumplen, no se discuten. ¡Orden al Caos!

Doctor en Ciencias Empresariales.
Lo Nuevo
comments powered by Disqus