• 11/11/2021 00:00

La Prócer de la República

“[…] “No puedes desmayar, debes levantarte sal y búscalos, infunde valor; no estamos perdidos aún”. Bien podríamos pensar que la Prócer de la República nos habla hoy”

Varios historiadores han recalado en los hechos en torno a la separación de Panamá de Colombia y, algunos protagonistas dieron cuenta de las causas que la motivaron y su participación en la gesta independentista.

Reiteradamente, surgen las referencias a la indecisión que imperaba en los que estaban a punto de convertirse en próceres, en unos con mayor ansiedad que en otros, aun cuando las causas estaban bien fundamentadas y eran de larga data. Seguramente, la indecisión estaba alimentada porque algunos sectores influyentes dudaban del éxito del movimiento separatista, aunque pudieran apoyarlo.

El hecho cierto es que la hazaña del 3 de Noviembre de 1903 se consumó y, aunque hay quienes a lo largo de nuestra historia han tratado de demeritar el monumental logro, 118 años después, queda claro que no solo fue exitosa, sino que tenía amplia justificación, para una nación que ha consolidado su soberanía y construido un país, que, aun con tareas pendientes, es una república independiente.

En aquellos días y horas finales en que se esparcía la indecisión hubo un “factor decisivo” para la consumación del movimiento separatista. Muchas veces mencionado, pero siempre oportuno subrayarlo: María Ossa de Amador.

Aquella mujer de luces y carácter que fue acicate (en la mejor acepción de la palabra: estímulo positivo que mueve a una persona a realizar una acción o a actuar de determinada manera), para que Manuel Amador Guerrero -su esposo-, que desempeñaría un papel fundamental aquellos días, no cediera ante la desmotivación que le producía la indecisión de sus compañeros de causa.

Solo cuando se estudian con amplitud todas las circunstancias en que se dio la separación, se entienden los “errores” o las “situaciones insalvables” que tuvieron que enfrentar los próceres para logran que la causa se materializara.

“Si te dejan solo, tienes que proceder. Ya no es posible echarse atrás. Anda, levántate a luchar”, estas o parecidas palabras son las que los relatos históricos atribuyen a María Ossa de Amador dirigidas a su esposo, cuando veía peligrar el evento que le daría a Panamá un Gobierno dirigido por sus propios hijos. Su corazón patriótico abrigó siempre entusiasmo y decisión, sobre todo en el momento decisivo.

Manuel J. Navas y otros atribuyen a María Ossa de Amador la idea de que su esposo haga las gestiones (incluida la conversación con el señor Prescot) para evitar que el Batallón “Tiradores” se pudiera trasladar a Panamá y diera al traste con el movimiento. Lo que desvela su visión estratégica ante una causa con la que estaba comprometida.

Sus biógrafos la destacan como “una dama dotada de belleza física y moral que realzaban su personalidad y exquisito trato”. “Notable hija de Panamá, gallarda mujer, nacida para señalar rumbos memorables en la historia nacional, que la hicieron célebre como brillante adalid de una jornada digna entre las más señaladas para ejemplo del mundo”.

En medio de los preparativos sigilosos para la proclamación de la Independencia, justo cuando había mayor indecisión, ella con su cuñada, Angélica B. de Ossa, en la noche de la víspera acudieron a una casa solitaria y abandonada para, con una máquina portátil y a la luz de una lámpara de kerosene, coser las dos primeras banderas panameñas, que sirvieron para generar gran entusiasmo entre quienes las pasearon los días siguientes.

Es bien sabido que el diseño de la enseña tricolor fue de Manuel E. Amador, por quien tenía gran estima.

En este noviembre, mes de celebraciones patrias, marcado por casi dos años de una terrible pandemia que les ha segado la vida a miles de panameños e impuesto apretadas realidades económicas a muchos, es más que oportuno abastecer nuestro espíritu de la misma determinación de doña María Ossa de Amador. Convertir su coraje en emblema nacional para enfrentar lo que nos depara el futuro próximo como nación.

Santander Callejas B., quien documentó mucho de los primeros años a partir de la separación de Panamá de Colombia y la administración Amador, revela una frase de la que luego tuvo el honor de ser la primera Primera Dama de Panamá: “No puedes desmayar, debes levantarte sal y búscalos, infunde valor; no estamos perdidos aún”. Bien podríamos pensar que la Prócer de la República nos habla hoy.

Abogado, presidente del Grupo Editorial El Siglo - La Estrella de Panamá, GESE.
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