• 10/12/2021 00:00

El Pacto del Bicentenario “Cerrando Brechas”: sí se puede

“Fácil. SÍ SE PUEDE. Solo se necesita TRABAJAR Y NO ROBAR”

El pacto, programa o plan del Bicentenario, “Cerrando Brechas”, sí se puede cumplir.

“Sí se puede”: lema de campaña de Martín Torrijos para la campaña presidencial de 2004. Expresión censurable de servilismo incontrolado por parte de un funcionario en un acto electoral.

La comunidad lleva a cabo una intensa discusión sobre el programa o Plan “Cerrando Brechas, Pacto del Bicentenario”. Se trata de una recopilación, por iniciativa e impulso de la Presidencia de la República, en ocasión de la separación de Panamá de España hace dos siglos, de innumerables problemas expuestos por un sector de la población panameña, con la solicitud o aspiración de que sean resueltos por el Sector Público.

Los puntos de vista sobre este Plan presentes en la discusión son:

Innecesario: un proyecto serio de administrar el país ya debe tener conocimiento de tales problemas y no andar preguntándolos a mitad de camino de su gestión. Véase nomás la propuesta de Gobierno del propio señor Cortizo en su campaña electoral y de otros candidatos, sin perjuicio o no de su voluntad real de cumplimiento. Repasen la amplia colección de problemas y soluciones aportadas por el candidato Rubén D. Carles como candidato a presidente en la campaña electoral de 1994. Lean los periódicos todos los días.

Incongruente: no hay coherencia a lo largo y de los detalles de la recopilación, entre el problema que se identifica y la solución que se propone, cuando ello ocurre. Hay tal carencia de calidad profesional que debe solicitarse la devolución de los honorarios pagados a las personas contratados.

Engañoso: se trata de una cortina de humo, una maniobra de distracción, lanzada por el Gobierno ante su creciente impopularidad e incompetencia para atender la responsabilidad básica de una administración pública.

Oportunista: la obligación de resolver los problemas es una responsabilidad de todos los días, no de una fecha histórica específica. Se han colgado de la fecha del bicentenario como un pintor que cae de una escalera y se agarra de la brocha. A ello se agrega el oportunismo de algunos “ricos y famosos” del patio que buscan figuración o cómo echar aguas para los molinos de sus intereses personales y económicos.

Inviable: no hay capacidad económica en el Estado para poner el Plan en funcionamiento.

Pese a todos los argumentos antes citados, pienso que SÍ SE PUEDE llevar el Plan a la práctica, si se cumplen las condiciones siguientes:

La Administración Pública, desde el presidente de la República hasta el más modesto funcionario, y sus métodos de trabajo, experimenten una reconversión moral, administrativa y política completa, profunda y permanente en que las prácticas consuetudinarias de clientelismo, vagancia, incompetencia y deshonestidad sean erradicadas de raíz. Verdad, Pablo, tú que viste a Dios en el camino de Damasco.

Dentro de ese espíritu, que se lleve a cabo una revisión completa del Presupuesto del Sector Público para eliminar todos los gastos de personal e inversiones innecesarias. Un cálculo profesional serio arroja que el Presupuesto de 25 000 millones puede ser reducido eliminando el robo y el despilfarro para quedar en 13 000 millones. A ello se agregarían los fondos malversados por acción y omisión durante las últimas seis administraciones que fuesen recuperados por la rigurosa aplicación de normas penales. Los gastos de funcionamiento e inversiones públicas serían asignados y ejecutados con el criterio de que cumplan una rigurosa justificación de costo- beneficio económico y social.

Fácil. SÍ SE PUEDE. Solo se necesita TRABAJAR Y NO ROBAR.

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