• 17/03/2022 00:00

Problemas y soluciones

“Maduremos como seres humanos y profesionales. No solo pensar en agravar más la situación, sino, cada uno, cada ciudadano, de cualquier nivel, en poner su granito de arena”

En Panamá, y el mundo, abundan la necesidad, angustia, ansiedad, críticas y muchas cosas negativas. Pero, cuando hay una voz de alerta y alguna sugerencia para arreglar los problemas, ya sean específicos o generales, se desintegra en el olvido y la desidia. Entonces… ¿de qué nos quejamos?

La pregunta es: “¿Qué estamos haciendo para construir un mundo mejor, y ser parte de la solución, y cerrar esa brecha de necesidades?”. ¿Estamos uniendo esfuerzos para lograrlo?

Muchos dirán: “Que lo hagan otros, ¿para qué me voy a meter, si no hay solución?”. Pues, a esos comentarios, les diría, que siempre hay un camino, cuando hay voluntad y convicción.

Hubo una mesa de alto nivel del Bicentenario, donde se presentaron miles de sugerencias de ciudadanos bien intencionados, pero no hemos oído nada de implementación de algún programa serio ni sostenible, que de verdad sea un solución.

Si bien es cierto, hay que reconocer responsablemente la situación muy compleja de crisis actual, y que todos los Gobiernos tienen que ser muy creativos para ofrecer soluciones, también es cierto, que si no se pone alma, corazón y vida, no avanzamos.

Así que, la mejor solución es voluntad, y ciudadanos preparados. No solo del Gobierno, sino de la población en general.

Aunque no podemos depender para todo del Gobierno, sí debemos esperar que haya leyes, programas y regulaciones que sean proyectos de Estado, donde no se muevan con el vaivén de la política. Que los políticos ya dejen de sentarse en sus laureles y ocuparse de provecho personal, para dedicarse a lo que verdaderamente tiene prioridad en un país... su pueblo.

Empecemos segregando los problemas por grupos, y veremos cuán fácil es ir solucionando uno a uno. Donde hay voluntad, hay una manera de hacerlo. El presupuesto está disponible, solo hay que redirigirlo puntualmente.

Maduremos como seres humanos y profesionales. No solo pensar en agravar más la situación, sino, cada uno, cada ciudadano, de cualquier nivel, en poner su granito de arena.

¿Qué nos cuesta poner la basura en su lugar? ¿Reciclar? ¿Ayudar a nuestro prójimo en la medida de nuestro alcance? ¿Dedicar un 2 % de nuestros ingresos para ayudar a los más vulnerables?

Ofrecernos de voluntarios en instituciones que son íconos en Panamá, que ayudan a miles de necesitados, como el Hogar Bolívar, Malambo, Ofrece un Hogar, Patronato de Nutrición, Ayudando a Vivir, Cruz Roja, primera dama, Siervas de María, Monjitas de Calcuta, El Chorrillo, Curundú, Luz y Vida, Casa Esperanza y cientos de otras que trabajan en silencio, pero con dedicación y esmero para construir un mundo de solidaridad.

Promover y afianzar leyes y regulaciones para controlar y mejorar lo que tenemos, no disponer de esas regulaciones para provecho personal y abusar. Pagar nuestros impuestos, agua, basura y otros elementos necesarios para que nuestro querido país funcione. No dejarse llevar de la pereza y desidia, y que sean otros los que hagan... no... porque todos somos parte de la solución. Juntos lo podemos lograr.

Con solo esos pequeños detalles, ya somos parte de la solución.

En el plano ya más amplio, formar comisiones serias, de personas altamente calificadas y con una gran trayectoria de integridad; no de “pan para hoy, y hambre para mañana”, y que queden en nada.

Grandes retos nos espera en el futuro inmediato.

Predicen grandes hambrunas y muchas dificultades. No sabemos qué nos depara el destino. Preparemos nuestra mente y corazón. Cuidemos nuestros recursos naturales.

Apliquen sanciones serias a los que deben aplicarse por no cumplir las leyes. Abran programas serios y sostenibles para que el pueblo siembre en sus terrenos. Los lotes vacíos que sean huertas comunitarias. Reprogramar los subsidios, que sea por tiempo puntual, no crear holgazanes de por vida. Y, enseñarles que hay una oportunidad para esas personas de ofrecer algo productivo a cambio.

Ayudemos a los adultos mayores, que son los más vulnerables. Ofrezcamos nuestro apoyo a programas para poderlos atender con dignidad, en medio de su soledad y necesidades.

Dejemos la política seca y vacía, y empecemos a ocuparnos de lo que verdaderamente importa… nuestro futuro. Tenemos un futuro brillante, pero solo brillará con nuestra buena voluntad.

Aprovechemos esta Cuaresma al máximo para renovar nuestro espíritu, y poner a Dios como centro de nuestras vidas. Aprendamos a amar, perdonar y valorar a nuestros semejantes.

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