• 16/06/2022 00:00

La sociedad civil y el estado social

Que nos enseñó las elecciones presidenciales de Colombia, la de Chile, Honduras y Argentina; primeramente, que el gran perdedor es la oligarquía nacional, que por años mantuvo el poder político en detrimento del bienestar social de los pueblos.

Que nos enseñó las elecciones presidenciales de Colombia, la de Chile, Honduras y Argentina; primeramente, que el gran perdedor es la oligarquía nacional, que por años mantuvo el poder político en detrimento del bienestar social de los pueblos. Sus partidos políticos los han convertido en maquinaria clientelista y vendedores de sueños. Su presencia en el poder gubernamental ha acrecentado la desigualdad social y aumentado la población pobre y extrema pobreza, inclusive ha desaparecido la clase media y la ha incrustada en la miseria. Sin embargo, ellos en el poder acrecientan dinámicamente sus riquezas, a través de coimas, corrupción con los contratos del gobierno y empacando las deudas y otros compromisos con las financieras internacionales, hacia su capital.

Ante tal situación permanente y cotidiana de las grandes mayorías de la población, el desespero de tan mal situación los hacen caer y caer nuevamente, en cada nuevo período electoral; a través de coima, promesas de trabajo, vende su voto, a cualquier partido, sin importar color o ideología, dado que su problema es de hambre y lo resuelve esporádicamente gritando vivas y aplaudiendo a sus candidatos.

Ese pueblo cansado de su situación marginal y después de varios períodos electorales ve agudizar su pobreza y el incumplimiento de cada promesa hecha por los candidatos, resuelve actuar por sí solo, junto a los de su clase, en las calles, sin importar la represión, pues esta apoya a la oligarquía. Ya no necesita de ideología marxistas o de izquierda, o de ponerse el fusil en el hombro, su realidad diaria, sumido en la pobreza, con hambre, con desempleo, con inseguridad, sin servicio sanitario ni servicios públicos, los lleva a expresa su disconformidad en las calles, sin bandera política tradicional.

Este pueblo necesita y busca nuevas figuras que expresen sus contradicciones sociales, busca alguien que garantice nuevos caminos de esperanza, un líder popular, nuevo, no vinculado a la política partidista tradicional, pero que impulse un programa frente a la pobreza, el desempleo, el hambre y la inseguridad¸ un líder natural donde él se vea y se sienta bien representado, que toda su lucha la consolide en un Estado Social. Estos son los líderes de hoy, por eso triunfan los Petros, los Lula, los Castillo, las Xiomara Castro y los Fernández, etc.

Esto es lo que nos enseñan las elecciones en américa, las grandes mayorías se expresan por nuevas alternativas de poder político, sin ninguna vinculación a los partidos ni lideres tradicionales. Se canso de la coima, de la bolsa de alimentos y de vanas promesas de trabajo. Por eso salen solos a protestar en las calles, sin apoyo de partido alguno o lideres políticos tradicionales. Este pueblo necesita y busca nuevas figuras que expresen sus contradicciones sociales, busca alguien que garantice mejor nivel de bienestar social.

Panamá no escapa de esta situación política, los vientos del cambio llegan a todos los rincones de américa, nuestros partidos políticos tradicionales y nuevos no saltan la barra del clientelismo, del poder oligárquico que no quiere soltar el poder para su beneficio particular, de la casta empresarial que ahora juega al poder político y así asegurar su ya gran acumulación de capital, inclusive nuevos sectores oligárquicos se abren paso para también acumular riquezas con el visto bueno de la oligarquía tradicional.

Por tal razón, en las últimas elecciones, muchos independientes mostraron buena votación, sin hacer uso del clientelismo, ni estar pegado a los partidos tradicionales y han hecho buen papel protagónico en la asamblea nacional; las propuestas presidenciales tuvieron gran aceptación, pero aun no expresan lo que exige el pueblo marginado, siguen percibiendo su entorno oligárquico, lo que expresa la necesidad de lideres naturales del pueblo, que hablen su idioma y luchen por una igualdad social para las grandes mayorías de la población nacional. Es obvio que esto no sale de hoy para mañana, se necesitan años de experiencias y constancia en el objetivo final; así lo han hecho Petro, Lula, Xiomara Castro y Fernández; lo que refleja la calidad política de estos pueblos que ya enmarcan su devenir en fuerzas nuevas y progresistas que hablan como ellos y luchan por solucionar sus problemas sociales.

Para allá vamos, así lo saben los partidos oligarcas que antes de perder el poder político, fortalecen los canales de sujeción del electorado, abren mas la brecha de desigualdad y dinamicen la política de “pan y circo”.

Pero llegará el día en que todo cambiará y podremos convivir mejor, bajo un gobierno popular y progresista.

Economista
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