• 24/07/2022 00:00

La playa electorera

Si nuestros partidos políticos criollos realizaran esfuerzos para limpiar sus filas y apartarse de la corrupción, de manera similar a los esfuerzos que realizan para determinar cuál es la preferencia o inclinación de voto ciudadano, viviríamos en Suiza.

Si nuestros partidos políticos criollos realizaran esfuerzos para limpiar sus filas y apartarse de la corrupción, de manera similar a los esfuerzos que realizan para determinar cuál es la preferencia o inclinación de voto ciudadano, viviríamos en Suiza.

Aún no inicia oficialmente la temporada de mentiras, digo, el período de campaña política, y ya se empiezan a mover figuras “independientes” de todo tipo. Esto no es una acción fortuita. No es algo que nazca de un interés altruista. Ya hemos visto cómo demasiadas personas, sino todas, de las que aspiran a puestos de elección popular lo hacen por el salario y los beneficios económicos que la posición ofrece. No lo digo yo. Lo dijo uno que renunció al enterarse que les iban a suspender alguna de sus prebendas alegando de manera airada “es que esto ya no me da suficiente…”

Vaya. Jamás hubo interés de mejorar la situación de otro, sino mejorar la propia, únicamente. La ambición alcanzable, institucionalizada.

Los partidos políticos son adaptables. Aprenden rápido aquello que los mantiene en poder. Como experiencia de la pasada elección, les ha quedado grabado el efecto surfista, mediante el cual algunos pillos habilidosos lograron montarse a la “ola” independiente, sin ser independientes, y sin tener intenciones diferentes al resto. Llegaron a emplanillar a toda su familia, incluidas mascotas y algún vecino suertudo. La playa electorera les dio al menos cinco años de ganancia. Y esto lo quieren hacer los partidos políticos ahora. Es su estilo. Destruir el país, pedazo a pedazo cada cinco años.

Hoy hemos visto cómo se viene dando el fenómeno de renuncias y distanciamientos de conocidos miembros de partidos políticos, que han comido y surgido pelechando de los bienes públicos, mientras sus colectivos cubrían sus espaldas. Pero de la noche a la mañana quieren cambiar el rumbo, convenientemente luego de haberlo trillado por mucho tiempo.

A la playa electorera vienen llegando muchos, listos con sus uniformes que dicen “independiente”, por todos lados. No obstante, sus tablas de surf vienen pintadas con los colores de aquellos que son sus patrocinadores. Se ve a leguas que son fichas de los mismos partidos políticos de siempre. Salen a hacer sus tristes espectáculos, para una población votante harta, y mucho más sofisticada.

En una declaración de incompetencia laboral, estos surfistas repiten un discurso gastado sobre cómo quieren dar su esfuerzo por el país. Pero el Pueblo está cansado de verlos por décadas enriqueciéndose, de manera por demás sospechosa, mientras la nave país se va a pique.

La clase política actual está compuesta en su enorme mayoría por gente que jamás “dio bola” en aquello que requiere capacidad intelectual. Son de lo peorcito académicamente. Son de lo peorcito laboralmente. Son de lo peorcito socialmente. Estos personajes, que viven entre lujos que su ignorancia no les permite comprender, jamás habrían llegado a amasar el dinero que ahora presumen si tuviesen que trabajar para ganarlo. Tampoco explican su origen, y aquí no pasa nada.

¿Cómo permitimos que sean precisamente estos parásitos los que decidan hacia dónde va el país?

Hablamos de gente tan intelectualmente impedida, cuyo único interés es el de presidir comisiones para nombrar familiares, y no pagar el celular. Mientras sus atrofiadas mentes hacen las dos inmoralidades que saben hacer, apropiarse de lo ajeno y mentir, el país que tiene el Canal Interoceánico no ha podido desarrollar su potencial de servicio marítimo porque ese grupo empoderado negoció con un solo proveedor. Colombia y el Puerto de Buenaventura les dan las gracias. Mientras otros países inyectan millones a sus economías por lo que el Canal mueve, acá no se ve movimiento económico. Las noticias portuarias recientes hablan de asesinatos por decomisos de drogas en puertos. Vaya manera de matar la gallina de los huevos de oro, en un país con kilómetros de costa en ambos océanos.

Mientras los panameños no nos demos cuenta de que semejantes incompetentes no podrán levantar jamás la economía, otros países y otros pueblos se verán beneficiados por lo que Panamá ofrece. Los presupuestos millonarios que se van al retrete en el hemiciclo, bien pudieran ser utilizados en trenes, carreteras, puertos que beneficien de manera inmediata con puestos de trabajo a los panameños. Una vez concluidas esas obras, reforzarían nuestro sitial como potencia de distribución comercial y hub logístico para todas las líneas navieras del mundo. Eso significa dinero para el país.

En vez de eso, tenemos un circo patético en donde se orquestan bodas, y se promocionan peleas.

Uno de nuestros mayores atrasos como país es el hemiciclo y sus moradores. No más oportunistas incapaces surfeando en la playa electorera. Necesitamos estadistas que lleguen para transformar esa playa en un puerto, y a poner orden en este hermoso país, antes de que lo destruyan los genios políticos de siempre.

Vamos Panamá. Los buenos somos más.

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