• 30/07/2022 00:00

Manifiesto Panamá

Tenemos el gran honor de vivir en esta tierra istmeña con virtudes, pero con la gran de responsabilidad trabajar incansablemente

Días de desasosiego. Días de sentir, como lo escribiera Shakespeare en Enrique VI. Con todo el escenario que vivimos las últimas semanas quisiera reivindicar el sentido de las conquistas y el canto de los tiempos grises. Porque frente a todas las situaciones para cerrar los ojos, hay grandes motivos para abrirlos. Frente a las razones para perder el ánimo, están las razones para recuperarlo.

Las efemérides patrias del mes de noviembre. Los conjuntos monumentales de Portobelo y San Lorenzo. Las feria de las Flores y el Café de Boquete. El Festival Nacional del Manito en Ocú. Una travesía de excursión por cuevas de Bayano. Visitar la Casa Museo Carlos Endara. Apreciar el amanecer en el Parque Nacional Volcán Barú. Caminar por las estrechas calles de Salsipuedes. Recorrer las iglesias del Casco Antiguo. Participar de una junta de embarre. El chicheme chorrerano. Los locales de pescado de El Chorrillo. Las paradisíacas playas de la costa arriba de Colón. Los libros de Valeria Luiselli. El manjar de Antón. Los licuados de mamey. Las artesanas de Santo Domingo de Las Tablas. Los atardeceres de la Cinta Costera. Los caudalosos ríos del Darién. Los cuara y cuara de la avenida Perú. Las obras de la maestra Olga Sinclair.

Y así, los productores de Tierras Altas; la valentía de los miembros del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Panamá; los periodistas realizando su labor para informar los hechos que ocurren el país; Los teatristas que nos brindan su talento en cada una de sus obras.

Por otro lado, los trabajadores de la Zona Libre Colón; los activistas ambientales; las empolleradas y los diablicos sucios; los médicos que nos han protegido; el trabajo de la comunidad científica que nos llena de orgullo.

El activismo de las organizaciones sociales y los clubes cívicos; las comunidades indígenas; los trabajadores del sector construcción; los jóvenes deportistas; el trabajo del micro empresarios.

Cada uno de nosotros tendrá su propia lista: su propio pedazo de Panamá a lado de su corazón; una lista diversa; una lista que nos llena de orgullo como país. Una lista para contener el pesimismo y vacunarse contra la desilusión.

Porque el trabajo de los falsos políticos y líderes produce panameños que dejan de pensar, cuestionar, exigir. Contrarrestar la desesperanza y el pesimismo contra la desilusión. Con el clientelismo disfrazado de transformación. Defender a toda costa lo indefendible, la permisividad de lo injustificable, la normalización de la impunidad. Permite la incongruencia de quienes prometían el cielo y las estrellas. Permite la persistencia de privilegios que sólo pasan de manos beneficiando a cierta elite. Permite la perpetuidad democrática a manos de los inexpertos e ineficaces.

Un sistema de justicia débil e inoperante que permite que los mafiosos se burlen de todos y sigan teniendo cancha abierta para cometer sus fechorías. Es el país donde se hace idolatría al político que regala una despensa, en vez de trabajar en las causas que hacen que una persona pueda avanzar hasta alcanzar mejores niveles de vida con oportunidades para todos.

Panamá es nuestra casa; por eso merece del soporte de todos los que habitamos en ella. Ha sido saqueada por piratas y corsarios, por dictadores y sus políticos imperiales han hecho de ella su patrimonio personal. Es un orgullo ser panameño. No creo que seamos mejores que nadie. No acepto que nos consideremos inferiores a ninguno. Pero definitivamente que podemos hacer las cosas mejor.

Tenemos el gran honor de vivir en esta tierra istmeña con virtudes, pero con la gran de responsabilidad trabajar incansablemente. No creo que seamos mejor que nadie. Pero estoy completamente seguro que tampoco somos inferiores. Pero podemos hacer las cosas mejor. Como alguna vez dijo Simón Bolívar. ¡Qué bello sería que el istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos!

Solamente basta repensarnos y crear modelos de una nueva sociedad basada en valores que las actuales generaciones puedan aplicar en la coexistencia pacífica. Dejemos atrás el pasado, pero tengámoslo claro para no volver a caer en tales desaciertos. Salir adelante es más difícil, pero más acertado que repetir las escabrosas incidencias del ayer.

Educador y promotor social
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