Así lo confirmó el viceminsitro de Finanzas, Fausto Fernández, a La Estrella de Panamá
- 22/08/2022 00:00
Decretos farmacéuticos y proliferación de social confundidos… preguntas críticas
Hace unas semanas, el presidente Cortizo firmó un decreto “sobre medicamentos y otros productos para la salud humana”, que permite su importación por “otros agentes”, aunque siempre en el marco de la oligopólica Ley 1 del 2001. Se plantea aquí, que los laboratorios internacionales deberán vender a las empresas distribuidoras de medicamentos a un 30% menos que el precio de venta registrado en cada laboratorio al 30 de junio de 2022, los cuales no podrán ser aumentados durante la vigencia del decreto. Mientras que los distribuidores deberán vender a las farmacias a un 30% menos que el precio de venta registrado en cada distribuidor nacional.
Con esta medida, el Ejecutivo busca reducir los costos de los medicamentos y “acabar con los oligopolios” en Panamá. (www.ministerio presidencia.gob.pa/noticias/16 de agosto de 2022). Caben varias preguntas que conducen a evitar la confusión social impulsada por los mercenarios de la comunicación al servicio de los oligopolios farmacéuticos, poniendo en tensión a la población por eventuales desabastecimiento y cierres de farmacias. Veamos.
En primer lugar, podemos preguntarnos si existiendo una mesa técnica con mucho tiempo de antelación a las protestas de julio pasado, ¿Por qué es hasta ahora que se llega a tal decisión de “acabar con los oligopolios”? Recuérdese que en el mes de marzo del año en curso, ya el presidente del Ejecutivo había aprobado la medida de realizar compras conjuntas entre CSS y MINSA directamente en el exterior (www.ministerio presidencia.gob.pa/noticias/15 de marzo de 2022). A pesar de este recurso jurídico, se sigue sufriendo la falta de medicamentos y sus altos precios. Por lo tanto, algo motivó a incursionar en el decreto reciente cuando tuvo suficiente tiempo para llegar a tal decisión en otros momentos, esto fue: Las protestas populares de julio seguidas y la consecuente constitución de la mesa única en Penonomé, no hay la menor duda. No obstante, esto es algo que no reconocerá nunca el ejecutivo y lo venden como gran idea surgida de la tecnocracia configurada por el Estado y la “errática” conducción del vicepresidente.
Una segunda pregunta viene a ser la que se refiere a ¿Es efectiva esta medida para romper el oligopolio farmacéutico en Panamá? Es decir, ¿Se han previsto las acciones correspondientes para garantizar el propósito formal del decreto?
En los propios EUA, en el año 2000, el senador Chellie Pingree logró que se sancionara una ley (Ley Maine Rx) que le dio poder al Estado para negociar con las grandes empresas farmacéuticas precios más bajos. Empero, al igual que en otros Estados que quisieron contar con una ley similar, el enorme poder de estas corporaciones han bloqueado la eficacia de dichas leyes.
Así, queda abierta la segunda interrogante planteada anteriormente. Ciertamente, existe una lucha entre los sectores del negocio de medicamentos frente a las clases trabajadoras. Pero, también, es creciente una pugna entre estos oligopolistas y los de otros sectores empresariales. A estos, les perjudica a sus intereses —sus trabajadores les exigen mayores salarios para cubrir el alto costo de la salud— los altos precios de los medicamentos. Por ende, es cada vez más verosímil su apoyo a las medidas antimonopólicas del Estado en el tema del negocio farmacéutico. Los gobernantes después de la invasión, si bien les da terror apoyarse en las organizaciones populares, es pensable el hecho de que se puedan apoyar en esas otras fracciones de clases poderosas que no poseen intereses en el mercado farmacéutico, pero que sienten la presión de los precios prohibitivos de las medicinas en los salarios de sus trabajadores. A final de cuentas, esta pugna interempresarial, da cuenta de que lo que está en cuestión no es el sistema capitalista, cuando mucho, el modelo neoliberal, que inhibe la libre competencia.
En tal escenario, se entiende por qué mercenarios de la comunicación apologistas de las clases que controlan el país, atacan furibundamente los altos costos de los medicamentos y hasta se refieren a las “mafias oligopólicas”, sin ser discípulos de Maribel Gordón ni los compañeros que han estado en la mesa única de Penonomé. He aquí donde aparecen y proliferan los sociales confundidos que no discriminan entre medidas que resuelven el problema de las clases trabajadoras Vs. medidas que benefician a un sector de las clases poderosas en perjuicio de otros sectores de sus propias clases.