• 23/06/2025 00:00

Revisión Curricular en Panamá: una década después, ¿qué sigue?

Hace más de diez años, Panamá se embarcó en una ambiciosa transformación curricular en su Educación Media, tanto Académica como Profesional y Técnica. Con el objetivo de modernizar el sistema educativo y preparar a las nuevas generaciones para los desafíos del siglo XXI, se implementaron cambios significativos en los planes de estudio. Sin embargo, una década es un período suficiente para evaluar el impacto real de estas reformas y, más importante aún, para reconocer la imperante necesidad de una revisión profunda que garantice la pertinencia y calidad de la educación panameña.

La transformación curricular de la década pasada buscó, entre otros aspectos, disminuir la cantidad de bachilleratos y diseñar diversificados y técnicos, fortalecer el aprendizaje de inglés, matemáticas y ciencias, e integrar competencias para la vida y el trabajo. Se aspiraba a un perfil de egresado con pensamiento crítico, habilidades tecnológicas y una sólida formación en valores. Sin embargo, la velocidad de los cambios globales, los avances tecnológicos y las nuevas demandas del contexto local, regional y mundial exigen una adaptabilidad constante que difícilmente puede ser cubierta por un currículo estático e inflexible.

Uno de los principales argumentos para esta revisión es la brecha persistente entre la formación que reciben los estudiantes y las necesidades reales del escenario económico, social y político. A pesar de los esfuerzos por potenciar la educación profesional y técnica, en la sociedad en general aún se reportan dificultades para encontrar personal con las habilidades y competencias requeridas. Esto sugiere que los planes de estudio, aunque actualizados en su momento, podrían no estar alineados con las tendencias emergentes en industrias claves como la logística, la tecnología o el turismo, sectores vitales para la economía panameña, así como en diversas aristas del área social propiamente dicha.

Además, la pandemia de COVID-19 expuso las vulnerabilidades del sistema educativo y aceleró la necesidad de integrar de manera efectiva la tecnología en el proceso educativo. Aunque se intentó adaptarse a la educación a distancia, es importante que los planes de estudio después de la pandemia muestren una nueva realidad que incluya de manera natural las herramientas digitales y fomente la alfabetización digital como una habilidad esencial, y no solo como un uso básico.

La revisión no debe limitarse a la dimensión académica y técnica. Es fundamental evaluar si el currículo actual está logrando desarrollar en los estudiantes las habilidades blandas, como el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la creatividad, la comunicación efectiva y el trabajo en equipo. Estas competencias, a menudo subestimadas, son esenciales para el éxito personal y profesional en cualquier ámbito, y su desarrollo debe ser un pilar fundamental de la educación panameña.

Asimismo, es imperativo analizar la equidad en el acceso y la calidad de la educación. Y realizarnos un análisis intrínseco para responder a la siguiente pregunta: ¿La transformación curricular ha logrado cerrar las brechas educativas entre zonas urbanas y rurales, o entre diferentes grupos sociales? Una revisión exhaustiva debe incluir la participación de diversos actores: docentes, estudiantes, padres de familia, representantes del sector empresarial, expertos en Pedagogía, grupos sociales, asociaciones magisteriales y autoridades educativas. Esta perspectiva integral permitirá identificar los puntos fuertes y débiles, así como proponer soluciones adaptadas a la realidad diversa del país.

En conclusión, más de una década después de la última gran transformación, es el momento idóneo para que Panamá emprenda una revisión seria y colaborativa de sus planes de estudio de educación media. El futuro del país depende en gran medida de la calidad y pertinencia de la educación que ofrecemos a nuestros jóvenes. Solo a través de un proceso de evaluación y ajuste constante podremos garantizar que las futuras generaciones estén verdaderamente preparadas para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades de un mundo en constante evolución.

*El autor es profesor en la Universidad de Panamá
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