• 02/10/2022 00:00

Lula puede ganar en primera vuelta

“[...] este movimiento es de una izquierda muy distinta, un poco más moderna y con la intención de actuar colectivamente, pero bajo premisas diferentes. Lo importante es hacer los cambios necesarios para vivir sin desigualdad social [...]”

Parece consolidarse la nueva ola de Gobiernos de izquierda llegando al poder, vía electoral, en Latinoamérica. Esta izquierda, nueva, dialéctica, incluyente y participativa, dejó las armas y aprendió a jugar el proceso electoral y allí ganarle a los que inventaron el clientelismo y el fraude electoral.

Desde el 2018, la izquierda se tomó el poder, empezó con Manuel López Obrador en México, siguió con Alberto Fernández en Argentina, con Pedro Castillo en Perú, con Xiomara Castro en Honduras, con Gabriel Boric en Chile, con Gustavo Petro en Colombia y muy posiblemente, se consolide hoy, 2 de octubre, con la victoria en primera vuelta de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil.

Como toda esta nueva presión política, aún no muy bien entendida por los Gobiernos de derecha, el solo pensar en una República Popular de América, le quita el sueño y lo empuja a pelear con sus nuevos desconciertos políticos, en un nuevo escenario y con nuevos actores, sencillos, carismáticos y con luchas populares a cuestas.

El nuevo escenario que deja los efectos de la pandemia mundial, la guerra de Ucrania, respaldada por occidente por la OTAN y EE. UU.; con Rusia, apoyada por China; la reestructuración del nuevo orden económico mundial, los efectos devastadores del cambio climático expresan con suma veracidad la desigualdad social y económica en Latinoamérica, aumentaron los niveles de pobreza, desempleo e informalidad, inseguridad, aumento de la delincuencia y el narcotráfico; que se expresa en la región con el descontento popular en las calles, con jóvenes liderizando la protesta, respaldados por las comunidades marginadas, sin definición partidista (izquierda o derecha), solo expresando sus necesidades y buscando soluciones a las mismas.

La denuncia y el rechazo de varios fenómenos recurrentes, constituyen el núcleo de estas movilizaciones: alto costo de vida y disminución del poder adquisitivo, desigualdades sociales, políticas de austeridad que vuelven oneroso el acceso a servicios públicos básicos deteriorados, corrupción, inseguridad y deterioro de los valores éticos y morales de la casta política dominante.

A pesar de no mantener activas las escuelas de cuadro políticos de los partidos de izquierda, sin defender la ideología marxista, esta juventud se lanza a las calles a protestar, porque son de los barrios marginados, son del pueblo avasallado por los intereses mezquinos de las elites latinoamericanas, ellos junto a sus familiares y amigos protestan y son reprimidos por las fuerzas del orden. Allí se aprendió que solo la izquierda acompañara estas luchas populares y ser líder en estas contradicciones que genera la desigualdad y la inequidad del modelo neoliberal. Hoy se ven los frutos de esta militancia permanente y constante en sus barrios, su comunidad, con su gente.

Lula, debe recibir el 47 % de apoyo electoral en primera vuelta; pero si logra excluir los votos en blanco y los nulos llegaría al 50 %, lo que no lo forza a ir a una segunda vuelta. Lula sabe que los pobres no votan, se abstienen de este ejercicio electoral, por tal razón, si quiere ganar en la primera vuelta, Lula insiste en que todos deben salir a votar este 2 de octubre, no se puede tener un 20 % de abstención y 10 % de votos nulos; por esto hay que salir a votar y desaparecer la abstención y los nulos, para ganar contundentemente en la primera vuelta.

Asimismo, la izquierda latinoamericana logró interpretar la conciencia medioambiental recurrente en el pueblo, montando serias políticas en defensa del medio ambiente que hoy muestran grandes apoyos de la población.

En fin, esta nueva izquierda cuenta con sus propios problemas gubernamentales que lo hacen plausible frente a los cambios estructurales que debe hacer en lo económico y político de la nación. Debe hacer conciliaciones con los diputados o senadores, al no tener mayoría en el Órgano Legislativo. Harán reformas profundas, pero paulatinas y muy graduales. Evitar enfrentamientos con el pueblo que lo eligió, para manejar el poder político del país. Tienen que cuidar del mercado interno, desarrollar la seguridad y soberanía alimentaria. Ser moderado y respetuoso con las relaciones comerciales y políticas del nuevo orden económico internacional.

Creo que este movimiento es de una izquierda muy distinta, un poco más moderna y con la intención de actuar colectivamente, pero bajo premisas diferentes. Lo importante es hacer los cambios necesarios para vivir sin desigualdad social, ni pobreza ni desempleo y con cuidado inequívoco de salud, educación y seguridad.

Es la hora del cambio, para bien y para beneficiarnos todos.

Economista
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