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- 13/10/2022 00:00
Arysteides Turpana, un gran poeta kuna
Hablar de Arysteides Turpana Igwaigliginya es referirse a uno de los poetas más profundos que nació en la comarca Kunayala. Fue una de las plumas más comprometidas por las causas sociales. A dos años de su fallecimiento, quiero recordarlo a través de sus obras y del gran legado que dejó para la posteridad.
Fue extensa la preparación académica de Turpana, así como fueron las realizaciones y aportes a la cultura nacional. Este ilustre poeta kuna, nacido en Guebdi, un pueblo pequeño que alberga la comarca Kunayala, transcendió fronteras para cumplir su sueño de ser un profesional. Este deseo lo llevó a grandes países a estudiar, a conocer la cultura occidental, como Francia, Brasil, Suiza y Estados Unidos. En Francia estudió cine, mientras que en el país sureño obtuvo el título de Posgrado en Política y Administración Cultural.
En la Universidad de Panamá se graduó de profesor de Español y de Educación Artística, cátedra que ejerció en diferentes colegios del país. También fue especialista en literatura francesa y crítico de cine. Después, tuvo la oportunidad de laborar en la Universidad de Panamá, al igual que en la Universidad Especializada de las Américas (Udelas) por varios años. También fungió como jefe del Departamento de Letras del Instituto Nacional de Cultura. Sus pensamientos fueron ampliamente conocidos en el mundo, ya que viajaba para dictar conferencias sobre temas indígenas o simplemente para compartir sus poesías con otros especialistas. Su nombre ha sido incluido en Poemas Inaugurales a la Resistencia en Estados Unidos.
Fueron variados los temas que abordó en sus poesías. Uno de los títulos de su poesía que más llama la atención es: “Mi hogar queda entre la infancia y el sueño”. No pudo expresar mejor cuando escribió: “En el pueblo donde nací / hombres y mujeres / se alimentan de peces y / mariscos / dule masi / en mi pueblo marino / al llegar la pesca de tortugas / brotan flores en el cocal / y trae el Viento del Sur / perfumes de ciruelas / así llegan las lluvias: / allá en mi pueblo / junto al martes / más allá del arrozal devastado / por saínos /”. También escribió poesías para niños y de protesta.
De esta forma, el maestro Turpana nos dejó en el baúl literario títulos como Lalorkko, Archipiélago, Machiuita, Desdichado corazoncito, Narraciones populares del país dule, El árbol de la vida y los kunas, La poesía colonial que en diversos escenarios dejó de manifiesto sus sentimientos de rechazo con lo que verdaderamente ocurrió en 1925 con la rebelión de los kunas, que se cuenta a medias en los textos de historia: “Desembarcaron los bárbaros, compañeros / la sangre entinta el Archipiélago / las pestilencias de estas bestias enlodan de luto los hogares / y mancillan a nuestras mujeres/”. Y es que su pluma representó la voz que protestó enérgicamente en contra de la desigualdad y cómo sufrieron sus antepasados cuando llegaron los primeros colonizadores a despojarlos de sus bienes y tierras. Por eso, su obra Crítica del gunasdule debe ser leída, si se desea conocer bien y ahondar sobre el tema de la colonización española.
El pensamiento crítico de este poeta y escritor panameño dejó manifestado en esta obra sus contenidos como Balboa y nosotros los panameños, Cultura dule e identidad, El bautismo más caro de la historia cristiana, Igwasalibler: la hora de los españoles, permiten conocer sobre el pasado y nos invitan a reflexionar sobre el presente y futuro. En uno de los capítulos nos plantea la verdad sobre Vasco Núñez de Balboa cuando escribió que él (Balboa) “llegó atrasado históricamente porque los panameños raizales de aquella época, nuestros ancestros, ya conocían dicho mar tomando en cuenta, que la arqueología arroja luces, en el sentido de que el hombre precolonial panameño 17000 años antes de Cristo ya se había aposentado en esta patria nuestra que se llama Panamá”.
Aunque no tuvo el reconocimiento como debió ser de parte del Congreso General Kuna, máximo organismo del pueblo kunadule, considero que el mensaje que emitió la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero, punto de encuentro de grandes pensadores panameños, a su gran trayectoria literaria, un día después de su fallecimiento, selló su legado a la inmortalidad. “¡Hasta luego, poeta! Aquí en la Biblioteca Nacional, desde antes de tu partida, tenemos la gran responsabilidad de preservar tu obra. Esta siempre será tu casa. Nos honra saber que nuestras colecciones están enriquecidas con tu gran conocimiento”. Dicho reconocimiento solo está reservado para los grandes poetas y escritores, como lo fue Arysteides Turpana. Con esto puedo manifestar entonces que no he dejado de visitar la “casa” que fue del poeta, con quien tuve el agrado de conversar en varias ocasiones y las tertulias han representado un aprendizaje valioso. Siempre sencillo en su forma de ser, complacido por las oportunidades que tuvo, pero, sobre todo, convencido de que es en la educación en que la juventud encontrará las mejores oportunidades para salir hacia adelante.
El poeta Turpana falleció el 13 de octubre de 2020, a los 77 años, alzó siempre su voz en contra de la discriminación, defendiendo a la gente marginada. A dos años de la partida del poeta, lingüista, escritor, ensayista, todavía sigo leyendo y aprendiendo del caudal de conocimiento que nos legó este ilustre maestro de las letras panameñas.