Así lo confirmó el viceminsitro de Finanzas, Fausto Fernández, a La Estrella de Panamá
- 15/12/2022 00:00
DDHH: un intruso en la fiesta mundial de fútbol
Con el balón rodando en la cancha desde el 20 de noviembre, quizás ahora poco importan los dilemas morales o éticos, que lo han calificado como el “Mundial de la hipocresía”, que empezó desde el proceso de selección” (Público.es), o como la “Copa de la Vergüenza”, por Amnistía Internacional, por los abusos y violaciones a los derechos humanos, mientras que PASCAL JOSCHEM, comenta: “se estuvo retrasando una copa del mundo árabe por más de 90 años”, aunque no está contento con la elección.
Pero ¿se vería o no se vería el Mundial, esas interrogantes no faltaron? Algunos anunciaron un boicot para no transmitir ni ver los partidos, como Francia y Alemania, y, sin embargo, pareciera que, en muchos lugares, lo que ganó fue la pasión del fútbol.
¿Y cómo quedaron los derechos humanos ante las normas y prohibiciones del Mundial? ¿Pueden renunciarse y son universales los derechos humanos? ¿Fueron invitados los derechos humanos al Mundial?
Previamente al Mundial, se anunciaron las normas que impuso el país anfitrión, Catar, y, entre otras, tenían efectos sobre el derecho a la igualdad y no discriminación, el derecho humano a vestirse (no usar camisas sin mangas, pantalones cortos o ropa con lemas o símbolos ofensivos, minifaldas), la restricción a la libertad de prensa (no filmar personas o fotografiar edificios oficiales, industriales o militares), y la libertad de religión y de culto.
Los derechos humanos son universales, los tienen todas las personas del mundo, desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), por tanto, se niega que estos derechos puedan estar subordinados a una cultura (Lloret Blackburn, 2020). Pero, la universalidad, se enfrenta desde hace mucho tiempo al relativismo cultural, que siguen determinadas regiones del mundo (asiático y el Oriente Medio, entre otros), en la que se expresa que los derechos humanos son concepciones occidentales, que no expresan sus valores, y que estos varían sustancialmente y son diferentes desde la perspectiva cultural, tradiciones o particularismos religiosos, por tanto, su aplicación, protección, promoción e interpretación, es distinta según los países (Arango Durling, 2018).
Pero, también los derechos humanos son irrenunciables, la persona no puede privarse de ellos voluntariamente, renunciar a su libertad para someterse a esclavitud, al derecho a la vida, aunque en ocasiones se prescinde de ellos, entre otros, se renuncia, por ejemplo, no votando en las elecciones, o cuando no se afilia a un sindicato por una cláusula contractual, o por la pasión del fútbol.
Alguien dijo que los derechos humanos no fueron invitados al Mundial, (Iñigo Sáenz Ugarte), pero este intruso se coló en la fiesta, y las protestas de algunos equipos de fútbol y de aficionados han dejado mensajes, y entre estos, puede mencionarse la del equipo de Alemania que se tapó la boca en el estadio por la prohibición de usar el brazalete arcoíris y de los ingleses que se arrodillaron en el campo como protesta a las violaciones de derechos humanos, y Dinamarca que debutó con una camiseta de protesta.
Dice un refrán que “donde fueres, haz lo que vieres”, de manera que cuando viajamos a otro país, como ocurre con el Mundial de Fútbol en Catar, tenemos que ser respetuosos de sus leyes, costumbres y tradiciones, de lo contrario estamos sujetos a responsabilidades legales, y en el caso de Panamá, tanto los nacionales como los extranjeros son iguales ante la Ley y gozan de todos los derechos, salvo las excepciones previstas en la Ley.