• 11/02/2023 00:00

Reflexión o resignación... Una opinión

“[...] la juventud deberá asumir el desafío de conferirle prioridad a la educación o asumir el riesgo cierto de un futuro con más desigualdades y exclusión social”

El mes pasado, se cumplieron cincuenta y siete años de nuestra graduación, en el Instituto Nacional, razón más que justificada para que un grupo de la generación nos reuniéramos en casa de un compañero. Consideramos que al país le convendría que la juventud actual reflexionara sobre el estado de la educación nacional; en nuestra época de estudiantes, la educación era prioridad de Estado; la hora de clases era de cuarenta y cinco minutos y había doble jornada; pasábamos siete horas en la escuela; las tareas y las investigaciones, eran práctica habitual; se promovía la excelencia y se reconocía el mérito.

El programa incluía Educación Cívica, Estudios Sociales, Gobierno, Filosofía, Lógica, etc. Aunque el cuerpo docente estaba integrado por profesionales de alto nivel académico, la mayoría era consciente y consecuente con la alta misión de forjar a la juventud; de aquí que esparcieran buena simiente; valga citar al Dr. Isaías García Aponte, profesor de Filosofía, quien sostenía: “el buen educador enseña al alumno a dudar; base del conocimiento, lo que incluye la teoría; el buen estudiante no es aquel, capaz de recitar la teoría, sino más bien quien desarrolla la capacidad de escrutar el conocimiento. El papel del maestro no es solamente enseñar sino formar valores, crear una actitud mental de sospecha crítica y de libre examen, que los mantenga en una relación activa con el estado de cosas y los hace realizables”.

Hoy día, el panorama de la educación es deprimente, por decir lo menos; el deterioro es integral profundo y creciente; al punto de justificar el que semejante desmantelamiento solo pudiera obedecer a un plan, ejecutado de manera gradual, de a poquito, como para que no nos percatáramos. De modo que el retroceso sufrido se expresa con toda crudeza en todos los órdenes del quehacer social, particularmente en el nivel de corrupción existente. El Dr. Isaías García, también decía: “La educación sin filosofía no puede ser completa”; por eso estoy convencido de que los estrategas del maquiavélico plan golpearon directamente la base estructural del razonamiento; filosofía, lógica e historia de las relaciones de Panamá con los EE.UU., generando el envilecimiento progresivo de la sociedad e impidiendo con ello el avance cultural y material, porque estas disciplinas son indispensables para desarrollar el proceso cognitivo, el pensamiento crítico y la capacidad para valorar, integralmente, la problemática social, económica y política; por eso abundan profesionales con una visión tangencial, retrógrada y subordinada.

La educación perdió coherencia, prima la improvisación; este año, los que prometieron hacer de la educación “la estrella” del programa de Gobierno, acaban de aprobar una ley sobre los lineamientos generales de la educación. En definitiva, la juventud deberá asumir el desafío de conferirle prioridad a la educación o asumir el riesgo cierto de un futuro con más desigualdades y exclusión social. Y sobre todo los jóvenes que emitirán su voto por vez primera, les convendría advertir que lo único que las elecciones pueden garantizar, es el fraude; independiente de quien gane, el proceso solo servirá para que el poder económico, que controla al poder político, reemplace los instrumentos, que usará para seguir garantizando la atención de sus intereses; a expensas de las genuinas necesidades de la mayoría ciudadana.

Reflexión para corregir el rumbo o resignación para perpetuar la injusticia de un modelo obsoleto y depredador. La vía racional, pacífica, participativa y única capaz de conferir legitimidad al poder público es el proceso constituyente... ¿Usted qué opina?

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