• 12/02/2023 00:00

Asuntos pendientes para nuestra salud y bienestar

“Es la hora de trabajar con ahínco para el bien del país, proteger logros, cerrar brechas y lograr los avances pendientes en la salud”

Hace cinco años la Organización Panamericana de la Salud (OPS) anunció que, avanzar hacia la cobertura y el acceso a la salud universal en la región de las Américas; eliminar enfermedades transmisibles y reducir la mortalidad por enfermedades no transmisibles; eran las principales prioridades de la OPS.

Inspirado en tales recomendaciones consideré imperativo reflexionar sobre cómo estábamos en Panamá, lo que teníamos que hacer, y mantener, a fin de fortalecer lo que habíamos logrado en el sector salud y asegurarnos de no dejar a nadie atrás de los beneficios para la salud y el desarrollo.

Dos años después de aquella declaración de la OPS, era evidente que no habíamos avanzado nada, y subrayo lo de “nada”, porque no bastan las declaraciones, promesas y documentos escritos. Aquí No existía el acceso universal a servicios de calidad y calidez para todos en todos los lugares, la población seguía enfermando y falleciendo de enfermedades no transmisibles, amén de las enfermedades infecciosas y parasitarias.

Aquel Gobierno terminó sin pena ni gloria su gestión gubernamental, y los panameños llevamos al Palacio de las Garzas a las actuales autoridades. En ese contexto, aprovechando que estábamos iniciando esperanzados un nuevo Gobierno, escribí en esta columna los que consideraba desafíos para nuestro sistema de salud a partir del 2020.

En aquella glosa señalé de entrada que, el desafío de nuestro sistema público de salud para el 2020 sería garantizar a todos los panameños en todo el territorio nacional ese completo estado de bienestar físico, mental y social que significa gozar de buena salud. Para eso debería ser capaz de proporcionar la atención integral que responderá a las necesidades de las personas en todos los niveles, en forma oportuna y gratuita, con calidad y calidez, a la vez que promoviera y facilitara nuestra participación y compromiso en el cuidado de nuestra salud, para que ningún panameño de cualquier edad fallezca porque el sistema no fue capaz de prevenir su enfermedad, promover su salud y atenderlo como necesitaba.

Subrayaba que, para el cumplimiento de ese gran desafío, las autoridades de Salud contaban con las suficientes fortalezas _ incluidos recursos humanos, físicos, financieros _ y deberían aprovechar las oportunidades que les brindaba el respaldo político manifiesto de nuestro nuevo presidente de la República para superar sus debilidades. Recuerdo que hice énfasis especial en las relacionadas con la fragmentación y segmentación de nuestro sistema de salud; la necesidad de fortalecer la Rectoría del Minsa para el ejercicio efectivo de las funciones esenciales de salud pública y, no menos importante; el fortalecimiento de la capacidad gerencial y administrativa de nuestra CSS para rescatar nuestro fondo de pensiones y garantizar una atención oportuna y de calidad en la principal red de servicios de salud que tenemos.

Lamentablemente, se nos vino la pandemia de COVID-19, que ha causado más de un millón de enfermos y miles de defunciones en nuestro país, lo cual se ha acompañado de un gran sufrimiento y estrés nacional, afectando severamente nuestra economía, y obligándonos a dedicar buena parte de nuestros recursos para el financiamiento de las actividades de promoción de medidas de salud pública, atención efectiva de los enfermos, y un exitoso programa de vacunación que nos ha permitido salvar miles de vidas.

Hoy, los asuntos pendientes siguen siendo los mismos, lo que justifica esta glosa reiterativa de una promesa no cumplida. Además, aunque estamos saliendo de la pandemia, esa lucha no ha terminado, y debemos mantener el esfuerzo. En especial la garantía de compra y distribución oportuna y expedita de la vacuna contra el virus. Sin embargo, es la hora de aprovechar este respiro epidemiológico que nos ha dado nuestro esfuerzo colectivo, y retomar aquellos desafíos, tanto nuestros gobernantes, en los próximos 16 meses de gestión, como los aspirantes a puestos de elección, quienes deberán enfrentarlos a partir de julio de 2024.

No me da el espacio para ser exhaustivo en la descripción de los desafíos, pero es obligatorio poner de relieve la necesidad de avanzar en la transformación pendiente, garantizando la coordinación y ojalá integración entre nuestras dos instituciones públicas, superando la segmentación y fragmentación de nuestro sistema de salud. De igual importancia será desmontar el modelo de salud que ha priorizado la construcción de costosas edificaciones para tratar enfermos, abandonándose la Atención Primaria de Salud, ya no digamos el abordaje intersectorial de los determinantes sociales, comerciales y ambientales de la salud; lo cual se refleja en nuestras principales causas de enfermedad, incapacidad y defunciones. Y no menos importante será el rescate de nuestro fondo de pensiones. Todo está escrito y sabemos qué hay que hacer. No pueden seguir nuestros gobernantes pasándose la pelota irresponsablemente.

Es la hora de trabajar con ahínco para el bien del país, proteger logros, cerrar brechas y lograr los avances pendientes en la salud. Nuestras autoridades _ con el efectivo control social por parte de nuestra población _ deberán aprovechar las fortalezas y oportunidades para superar todos los desafíos. La protección de los logros que se alcancen, deberá ser una prioridad en las agendas políticas de los aspirantes a gobernarnos durante el próximo quinquenio.

Médico, exrepresentante de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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