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- 03/05/2023 00:00
Ni libre ni a salvo: la libertad de prensa en 2023
Con creciente frecuencia, periodistas y medios de comunicación son víctimas de intimidación, amenazas y distintas formas de acoso por parte de personas en poder que buscan silenciarlos.
Y a medida que estas prácticas intimidatorias se vuelven más y más comunes, la libertad de prensa sigue retrocediendo. Según la ONU, es el peor momento para practicar periodismo desde 1984.
En ese entonces, Panamá –y muchos otros países del mundo– vivía una dictadura militar. Bajo la dictadura de Omar Torrijos y Manuel Antonio Noriega, tanto los ciudadanos como los medios de comunicación en nuestro país fueron perseguidos y acosados si emitían opiniones distintas a las que promulgaba el Régimen Militar.
Y la realidad que vive el país el día de hoy, no es tan lejana. Tan solo en los últimos meses, se ha evidenciado un incremento en el hostigamiento judicial por parte de funcionarios públicos (ya sea actuales o anteriores) en contra de periódicos, medios de comunicación, o medios digitales que reportan sobre sus actos de corrupción.
Esto nos debería alarmar por varias razones. Primero, la libertad de expresión es un derecho consagrado en varios instrumentos jurídicos internacionales y en nuestra propia constitución. El artículo No. 37 de la misma establece que toda persona puede expresar libremente su pensamiento, por supuesto sin atentar contra la reputación o el honor de una persona. Reportar sobre actos de corrupción de los cuales se tiene prueba, no constituye atentar contra la reputación o honor de una persona.
A nivel internacional, la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 –de la cual Panamá es signataria– establece que "toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de expresión" y que "toda persona tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones".
Como consecuencia, es responsabilidad del Estado garantizar que periodistas y medios de comunicación puedan hacer su trabajo sin miedo a represalias. Pero, ¿qué pasa cuando el Estado no vela por estos derechos? Como ciudadanos, ¿qué podemos hacer?
De cara a las elecciones del próximo año, lo mínimo sería preguntarnos: ¿qué candidatos -ya sea presidenciales o legislativos- verdaderamente cumplirían con su obligación constitucional de garantizar la libertad de prensa? Por bien o mal, la mayoría de estos candidatos son conocidos, y sus trayectorias en el abuso del poder, bastantes claras. No podemos olvidar.
Segundo, debemos salvaguardar la libertad de prensa no solo porque está regulada a nivel constitucional e internacional, sino también porque estudios demuestran que los países con prensa libre tienden a tener niveles más bajos de corrupción. Permitir que los periodistas y medios de comunicación se sientan seguros de investigar, reportar y publicar información sin interferencia, censura o intimidación, es un pilar de la democracia.
En muchos países alrededor del mundo (algunos no muy lejanos al nuestro), regímenes autocráticos logran permanecer en el poder a través del control sobre los medios de comunicación. Al perseguir y hostigar a los medios, imponer censuras, y difundir la propaganda estatal, estos regímenes ejercen control sobre las opiniones de los ciudadanos y limitan cualquier tipo de debate público.
Entender que existe un problema es el primer paso para solucionarlo. Ya entramos en la fase inicial del proceso electoral y los medios de comunicación juegan un papel fundamental en informar a los ciudadanos sobre los candidatos y sus trayectorias y propuestas políticas. Como sociedad civil, debemos tener claro que el acoso de funcionarios públicos o personas en poder en contra de los medios de comunicación representa en sí un abuso de poder, un ataque a la democracia, y un intento de manipulación. Sabiendo esto, es nuestro deber demandar más de nuestros gobernantes, fiscalizar sus trayectorias, y no dejar que continúe este abuso.
Y nuevamente, defender la libertad de prensa no quiere decir que nadie es responsable por lo que dice. Al contrario, los medios de comunicación tienen la responsabilidad de ser precisos en su información y de evitar la difusión de información falsa o difamatoria. La idea es contribuir a la transparencia y al acceso de información precisa y verificada para que los ciudadanos puedan tomar decisiones informadas, como son las elecciones.
Volviendo al 1984, en el libro de ese nombre de George Orwell, un gobierno busca controlar todos los aspectos de la vida de las personas, incluyendo lo que pueden decir y pensar. Muchos de los temas que aborda la novela, como el totalitarismo, el control del Estado sobre la vida de los ciudadanos y la pérdida de las libertades individuales, son extremadamente relevantes hoy en día. Está claro que a nivel mundial, tantos los avances tecnológicos, en inteligencia artificial, o la difusión de desinformación en redes sociales, están contribuyendo al control estatal sobre los entornos de información.
Frente a esta realidad, es fundamental proteger la libertad de prensa en Panamá y la acción más importante que podemos tomar en este sentido es votar a conciencia el próximo año por candidatos que estén verdaderamente comprometidos con la democracia. No hay muchos, pero no es imposible. No debemos alzar las manos y tirar el voto. El futuro está en nuestras manos y la buena política si es posible.