• 15/01/2009 01:00

Acerca de las alianzas electoreras

El proceso electoral para escoger a las nuevas autoridades de los Órganos Ejecutivo, Legislativo y los gobiernos municipales (alcaldías ...

El proceso electoral para escoger a las nuevas autoridades de los Órganos Ejecutivo, Legislativo y los gobiernos municipales (alcaldías y de corregimientos), además de los diputados del PARLACEN, está en marcha y el 3 de mayo venidero es la fecha de estos comicios, para los cuales hay una gran expectativa.

A la par que se suceden los días, no solamente observamos el fervor de las campañas políticas, sino también somos testigos de las alianzas electoreras, muchas de ellas únicamente con el interés preciso de obtener canonjías para ciertos miembros de esos partidos políticos que buscan aferrarse a un presunto poder y así disfrutar de esos momentos de la política criolla. A veces observamos sesgos de las malas prácticas de aquel pasado, de aquello que sucedía antes de 1968, lo que podemos interpretar como la inmadurez y el interés de detener el tiempo para propiciar las acciones antidemocráticas.

Lo que llama la atención de estas uniones del momento es la ausencia de una verdadera mística partidista o de objetivos comunes entre las corporaciones políticas, tampoco hay programas de trabajo elaborados sobre la base de una misión y una visión, no existe una definición de metas, y, por supuesto, al final no habrá un entendimiento para llevar adelante la administración del Estado con la eficiencia y eficacia que esta tarea amerita.

En los últimos meses vemos partidos que cambian sus negociaciones de un colectivo a otro, como si se tratara de una puja y repuja, buscando la mejor oferta, la más jugosa, sin importar el futuro del país. De este actuar quedan las secuelas de las renuncias de aquellos miembros que están en desacuerdo con los procederes de la minoría, o la llamada dirigencia. En este punto de la realidad de las organizaciones partidistas, es de prioridad destacar la importancia de las mismas dentro de una democracia y un verdadero Estado de Derecho, toda vez que se les considera como las legítimas instituciones promotoras y fortalecedoras de los principios democráticos, bases de toda sociedad moderna.

Estas alianzas electoreras son como un castillo de arena, siempre listo para desmoronarse en el momento más oportuno y es que, sencillamente, sin fundamento alguno, son susceptibles de romperse, primordialmente, cuando la sed de poder de estos trashumantes profesionales no es saciada por el partido principal al cual se aliaron.

Desde nuestro prisma de políticos, llamamos la atención del electorado nacional para que preste atención a este tema y no se deje sorprender por esas alianzas electoreras, que a la postre solamente producirán amargura, descontento, desilusión, dejan el amargo sentimiento de haber botado el voto y, además, nos obligarán a soportar a una administración incoherente, sin ningún programa de gobierno y, por supuesto, incapaz de conducir la nave del Estado.

Nos encontramos en el momento preciso para meditar acerca de estas observaciones, y evitar convertirse en sus víctimas. Debemos tener presente la importancia y necesidad de preservar la institucionalidad de la esencia de los partidos políticos, una responsabilidad de todos.

Ciudadanos y ciudadanas de Panamá, no se dejen sorprender por estos vientos electoreros que solo buscan el bienestar individual de quienes negocian estas alianzas sin importar el futuro del país, que ante todas las adversidades es promisorio.

-El autor es presidente de la Asamblea Nacional.rrodriguez@asamblea.gob.pa

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