- 25/10/2009 03:00
Sobre las mentiras de un filósofo alemán
Alguien que me lee, quizá incrédulo, sorprendido, divertido, o reflexivo, qué sé yo, me ha mandado por cibercorreo un texto de un filósofo alemán del siglo XIX. Le respondo.
Los tres últimos siglos han dado tres grandes anticristos al pensamiento filósofico. El XVIII nos entregó a Voltaire. El XIX vio la luz Nietzsche y el siglo XX lord Bertrand Russell, que nació a fines del anterior. En los tres siglos, respectivamente, a través del enciclopedismo primero; de la filosofía positivista, del idealismo alemán (especialmente del hegelianismo y del irracionalismo) y del marxismo después; y más tarde,, de la particular filosofía analítica y ética de lord Russell el ateísmo ha tendido redes para apartarnos de la verdad. Pero hoy hablaré solo de este cuyo texto me fue enviado por correo. Se trata de Federico Nietzsche y algunos pasajes de una de sus obras más famosas: El Anticristo.
Nietzsche dice que “la filosofía alemana está podrida por la sangre de los teólogos. El párroco protestante es el abuelo de la filosofía alemana” y en ello hay un suspiro de queja porque él mismo, el filósofo, es hijo y nieto de pastores, de teólogos protestantes. Para Nietzsche, “el instinto de teólogo es la forma subterránea propia de la falsedad, la más extendida que existe en la Tierra. Lo que siente un teólogo como verdadero tiene que ser falso: en esto casi se tiene un criterio de verdad”. Y en efecto, con esta opinión (porque no es más que una opinión) luce este autor como el perfecto Anticristo, puesto que el Señor Jesús, al regresar sus apóstoles de una misión, según dice la Escritura, se estremeció de alegría y, alzando los ojos al cielo, dijo: “Te doy gracias, Padre, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos y las revelaste a los pequeños y humildes, porque te pareció mejor, Padre”. La voz de Nietzsche parece surgir del fondo de su obra para decir justo lo contrario: La revelación de la verdad la tienen los sabios y entendidos (la ciencia y la erudicion) y las ignoran los pequeños y humildes. Solo así puede afirmar que la religión, el hombre de fe subvierten la verdad. ¿De qué verdad habla Nietzsche? Evidentemente no habla de la Verdad suprema, aquella que es fundamento de toda otra verdad, porque esta Verdad suprema no se puede encontrar sin fe.
San Pablo dice que sin estas dos cosas no puedes agradar a Dios (no puedes salvarte, por consiguiente): sin creer que Dios existe (luego, el ateísmo te aparta de la salvación) y sin creer que es justo remunerador (premia y castiga).
Nietzsche no quiso creer en Dios. Y no creo que él me enseñe la verdad, ni que me salve. Pero Dios espera, más allá de esta vida, para juzgarles y darles su remuneración merecida, a los que le amaron y a los que no.
*Filósofo e historiadorjordi 1427@yahoo.com.mx