• 03/04/2024 00:00

Andadera

Con los ojos puestos en la historia, no solo de Panamá sino del mundo, resulta una gran mentira sustentar una propuesta en que borrando la corrupción florecerá el país

La política también cojea. En época de elecciones el desgarro del menisco es frecuente. Nadie está exento de este sesgo propio de la naturaleza humana. Pero cojear no debe llevarnos a claudicar.

Los señalamientos y acusaciones, incluso los hechos probados, no alcanzan a oscurecer la contundente realidad de que es una firme convicción democrática la que se impone para permitir que corra el que quiera, que lo haga libremente y que sus propuestas lleguen a todos.

Otra cosa es cómo expresar las ideas y la base de verdad de las distintas fórmulas de solución que están en carrera. Con los ojos puestos en la historia, no solo de Panamá sino del mundo, resulta una gran mentira sustentar una propuesta en que borrando la corrupción florecerá el país. Este flagelo es propio del modelo socioeconómico que nosotros, los seres humanos, hemos instituido con sacrificios y con sangre. Se encuentra diseminado entre gobernantes y gobernados. No tiene un color político y no depende de tendencias o ideologías en dicho campo. ¡MOCA se equivoca!

Por supuesto, combatir la corrupción debe ser prioridad en cualquier fórmula que pretenda competir. Más todavía, debe trascender la esfera de las propuestas para impregnar las conductas de los competidores. Un delincuente condenado precisamente por lo que se pretende erradicar, debe ser descartado, con toda su propuesta, de esta carrera; la moral, la honestidad y la ley, así lo exigen. Quien corra con la aspiración primordial de exonerarlo, es peor. Debe poseer una extraordinaria capacidad de engañar al prójimo.

¡A RM con Alianza, no dar confianza!

Embaucar al pueblo en aguas turbulentas es fundamental para algunos en su carrera por el poder. Es imposible que lo intrínsecamente dañado traiga un producto bueno. La onda expansiva de Ali Baba tocó con frutos a panameñistas y CD’s. Sus promesas de cosas buenas por venir no escapan a este “techo de vidrio”. ¡Si con ellos lo bueno viene, entonces lo bueno es una avalancha devastadora: más de lo mismo!

Los corredores “por la libre” son todo menos independientes. Esa es la primera de sus imposturas. Es endeble la calidad humana del que corre con vergüenza de sus etiquetas originales y mintiendo sobre su naturaleza. El pueblo panameño necesita nutrir sus esperanzas y enriquecer las herramientas propias para construir un futuro de dignidad y prosperidad. Con los valores de esos “independientes” estas metas jamás podrán alcanzarse en la forma genuina que se requiere.

Hablando de formas genuinas, muy alejada se encuentra aquella que se proyecta bajo la sombra del paraguas de los confesos e históricos verdugos de las teorías y prácticas que en épocas pasadas no solo constituyeron su haber, sino que le facilitaron llegar a la cima. Además, ser aquellos que llamaron al invasor. No es fácil convencer que ante el deterioro la cura es salirse de aquí y tirar piedras desde allá a tu antigua tolda. Se trata de un triste espectáculo. Muchos creerán que este es el remedio verdadero para levantar al caído. De lo que no hay duda es que enfermo tú no le das la medicina a otro.

O seguimos creciendo en calidad o pasamos la retro excavadora a los expertos en desnivelar el camino al desarrollo. Apoyados en la verdad, subamos un peldaño sin meniscos rotos. La andadera está en las manos del elector.

El autor es abogado y embajador en Chile
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