• 15/08/2023 00:00

Aporte múltiple de Jaramillo Levi a las letras panameñas

“[...] Publicar ese trabajo suyo ahora no solo me honraría sobremanera, sino que es lo menos que puede hacerse por su memoria”.”

Epígrafe de Jaramillo Levi al artículo póstumo de Robles Antures que hoy publicamos como una primicia:

“Una situación totalmente inédita. Resulta que ese periodista y poeta ecuatoriano, quien no solo se interesó en entrevistarme un par de veces y además hizo una tesis sobre mi obra, me manda semanas atrás este artículo totalizador como previendo su muerte, y me pide publicarlo “cuando sea posible...”. Y entonces, semanas atrás, va y se muere en Guayaquil en un accidente de tránsito. Publicar ese trabajo suyo ahora no solo me honraría sobremanera, sino que es lo menos que puede hacerse por su memoria”.

Me unen a Panamá viejos vínculos familiares y relaciones de amistad; también numerosos años de atento seguimiento y estudio de la literatura que se produce en el pequeño país de Ricardo Miró. Esa escritura pujante que, sobre todo en Cuento y Poesía, ahí se va dando a conocer a lo largo del Siglo XX, y muy particularmente en lo que va del XXI, han sido motivo de numerosos estudios universitarios de mi autoría en mi Ecuador natal.

Sin embargo, la amplísima variedad de aspectos literarios y de promoción cultural abordados por el colonense Enrique Jaramillo Levi (1944) en sus más de 50 años de dedicación inclaudicable sin duda sobresalen, y me llevan en 2015 a presentar una tesis de Maestría en torno a este autor, sobre todo como fecundo cuentista y poeta publicado por importantes editoriales internacionales, como el Fondo de Cultura Económica, Alfaguara y UNAM, en México; y Páginas de Espuma en España. Esto a sabiendas de que la producción cuentística panameña es de las más consistentes de Centroamérica, sobre todo si tomamos en cuenta la cantidad y calidad de los libros publicados dentro y fuera del país por un escritor poliédrico y versátil como Jaramillo Levi. A mi juicio, en cada uno de sus numerosos cuentarios sobresalen al menos cinco ficciones de gran raigambre artística; pienso en libros como “El búho que dejó de latir”; “El fabricante de máscaras”; “Gato encerrado”; “En un instante y otras eternidades”; “Sigilosamente nocturnos”; “Disparates y anomalías”; y “Lo efímero perdurable”, entre otros; además, por supuesto de su libro más comentado internacionalmente: “Duplicaciones”.

Si bien en el siglo anterior sobresalen en ese género autores como Rogelio Sinán, José María Sánchez, Carlos Francisco Changmarín, Mario Augusto Rodríguez, Pedro Rivera, Justo Arroyo, Moravia Ochoa, Ernesto Endara, Bertalicia Peralta, Dimas Lidio Pitty y el mismo Jaramillo Levi, es a partir del año 2000 cuando ocurre en Panamá una auténtica eclosión de ficción breve en calidad y variedad: y resulta que mucho de ello se da de la mano del Jaramillo Levi editor, quien promueve inicialmente a tres nuevos cuentistas de talento como Ariel Barría Alvarado, Melanie Taylor y Yolanda Hackshaw, lanzados al ruedo precisamente por el más prolífico cuentista panameño de todos los tiempos, con más de treinta colecciones publicadas hasta la fecha, ademas de numerosas antologías en torno al cuento panameño del siglo actual, sin las cuales no podría abordarse sistemáticamente la abundante producción cuentística de Panamá; entre estas, las más recientes, en 2021: “Ofertorio” (cuento femenino del siglo XXI) y “Consumación de Eros” (cuento erótico panameño).

Precisamente por compilaciones como esas es que investigadores literarios que vivimos en otros países (Ecuador, en mi caso) podemos mantenernos actualizados en cuanto a la pujante producción literaria en Panamá). En mi caso, por circunstancias familiares (mi abuelo materno y el abuelo paterno de Enrique fueron muy amigos aquí en Guayaquil, antes de que el segundo se exiliara por motivos políticos en Panamá). Mi interés por las letras panameñas llega al grado de viajar allá, logrando entrevistar a nuestro autor. En este sentido, véase mi híbrido ensayo/entrevista publicado por el crítico panameño Fredy Villarreal en su compilación de trabajos críticos titulado “Contar desde la tangente: Luz y sombra en la obra literaria de Enrique Jaramillo Levi” (UTP, 2022), en donde diversos especialistas estudiamos al cuentista, poeta y ensayista.

En cuanto a su dinámico quehacer como editor de una porción significativa de la cuentística contemporánea de su país, he sabido que esta labor en realidad se inicia en México en 1982, con la publicación de libros de importantes autores como Rogelio Sinán y la poeta Diana Morán, entre otros, en su entonces recién fundada Editorial Signos. Con diversos sellos inventados luego por él, pasando el tiempo habría de seguir dando a conocer colecciones de cuentos, poemarios y novelas cortas de sus colegas desde entidades como Fundación Cultural Signos; 9 Signos Grupo Editorial; y Foro/taller Sagitario Ediciones. Según me informó en alguna entrevista, también fungió antes, en diversas épocas, como editor en el Departamento de Letras del antiguo Instituto Nacional de Cultura, en la Editorial Universitaria de la Universidad de Panamá y en la Universidad Tecnológica de Panamá. En ese sentido, es hacedor de la increíble hazaña de haber dado a conocer hasta la fecha, si mis cálculos no son errados, más de 215 libros de colegas suyos. Labor nunca antes realizada por una sola persona en toda Centroamérica.

Asimismo, habría que mencionar algunos de los importantes premios creados por él, que años después subsisten patrocinados por entidades estatales: Premio de Poesía Joven “Gustavo Batista Cedeño”; Premio Nacional de Cuento “José María Sánchez”; Premio Centroamericano de Literatura “Rogelio Sinán”, los más relevantes. A esto hay que sumar la creación de la longeva revista “Maga” en 1984 y del ya célebre !Diplomado en Creación Literaria! de la UTP en 2001. Además, importa hablar del docente que primero laboró en diversos colegios panameños y luego en universidades de México, Estados Unidos y Panamá, así como del escritor becado en varias épocas en esos dos países, así como es materia obligada reconocer la persistencia y frutos de sus talleres literarios.

Termino estas reflexiones aludiendo a la asombrosa energía de ese auténtico motor de las letras que durante años ha sido Jaramillo Levi en su país. Según he sabido, alguna vez la fina poeta panameña Elsie Alvarado de Ricord, siendo directora de la Academia Panameña de la Lengua, dijo en un memorable evento: “Enrique solito es una incansable institución cultural, un INAC multiplicado por diez”. Mucho antes, el crítico panameño Ricardo Segura, al publicarse en México en 1973 la primera edición de “Duplicaciones”, su libro más estudiado, comentó: “Introduce con acierto en la cuentística nacional el deslumbrante mundo de la literatura fantástica, así como las sutilezas y complejidades de la metaficción”.

(*) El autor, recientemente fallecido, era poeta, ensayista y periodista cultural en Guayaquil, Ecuador.
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