• 09/03/2015 01:00

Acerca de las conversaciones actuales sobre Barro Blanco...

El criterio que ha adoptado la mesa de diálogo está expresado en el comunicado suscrito entre el Gobierno Nacional y la Comisión Indígena

Iniciadas las conversaciones en Tolé sobre el Proyecto Barro Blanco, entre la Comisión de Alto Nivel del Gobierno Nacional, los representantes de las comunidades afectadas del Pueblo Ngäbe y campesino, y recientemente la empresa promotora, bajo la facilitación del PNUD, cabe señalar algunas precisiones, con el fin de evitar malas interpretaciones, alejadas de la verdad.

Invitado por la parte indígena como consultor técnico, creo que un primer punto incorrecto es hablar de ‘negociaciones’ entre las partes, y mucho menos de la parte indígena con el Gobierno Nacional. Recordamos que las dos únicas partes en conflicto son los afectados locales y la empresa; y si en algún momento hubo conflicto con el Gobierno Nacional fue porque este se amarró a los intereses de la empresa, tomando partida por el proyecto al que defendió con la represión, dada su esencia autocrática.

El criterio que ha adoptado la mesa de diálogo está expresado en el comunicado suscrito entre el Gobierno Nacional y la Comisión Indígena nombrada por las comunidades del área afectada. Se trata de un ‘diálogo’ y no de una ‘negociación’, que busca identificar ‘coincidencias y/o diferencias’ sobre los aspectos en conflicto, en la perspectiva de revelar opciones de solución; punto y seguido continua definiendo los fundamentos bajo los cuales se hará éste, o sea el polígono de la visión compartida dentro del cual se desarrollará, de los cuales destaco dos: a) el interés privado no puede estar nunca por encima del interés público y social, así como de los derechos humanos y culturales de los pueblos; b) no puede haber desarrollo sostenible, si no existe compatibilidad de los proyectos de desarrollo con el sistema natural, socioeconómico, cultural y político institucional (tradicional y nacional) que lo acoge…

El diálogo representa así, la primera etapa de un proceso muy complejo, cuyo segmento final deberá buscar una solución posible al conflicto. Sus términos son los de poner sobre la mesa del país y a la luz de todos, lo que realmente puede ser la sustancia de la controversia, pues en estos momentos lo que sobra del tema es la ‘falsa conciencia’ manipulada por múltiples intereses económicos y políticos. De hecho entonces, no podemos hablar de acuerdos entre las partes ni adelantar a priori nada sobre cuál será la solución al problema, que apenas está en construcción, porque esta solución solo podrá ser resultado de algo que no está en la agenda del diálogo actual, y finalmente, cuando la haya, tendrá que pasar la prueba y el trámite de toda la pirámide institucional democrática tradicional comarcal y del pueblo campesino. Solo el Pueblo Ngäbe y campesino podrán aprobar, o no, una solución legítima y permanente.

Con mucha alegría pareciera que algunos celebran la existencia de divergencias entre el Pueblo Ngäbe sobre esta etapa del proceso, las que nadie niega. Sin embargo, pocos recogen los matices de estas divergencias. Lo real es que unos y otros convergen en una sola cosa: la necesidad de la cancelación de la concesión del proyecto... En esto no hay división y todos apuntan al mismo objetivo. En lo que divergen es en la ruta a seguir para alcanzar tal fin.

No se ha suscrito acuerdo alguno sobre el destino de los ‘petroglifos’ de la región. Lo que hubo en la primera reunión con la empresa es un reconocimiento por todas las partes, de que estos bienes son patrimonio cultural de la nación, por lo que están regidos por la Ley 17 de 2002 y se encuentran además bajo la autoridad de las instancias correspondientes a la institucionalidad tradicional comarcal. En este aspecto lo que se puede afirmar, es que de desentrañó una coincidencia entre las partes.

Por último, es necesario aclarar que la paralización de las obras del proyecto no ha sido tomada, como dice el presidente de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (CCIAP), por presiones de ‘unos pocos’ en detrimento de ‘los intereses de muchos’ —un fácil decir para evadir verdades—, sino por infracciones ambientales encontradas, para lo cual se emitió una Providencia de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM) de paralización de las obras, hasta concluir con las investigaciones correspondientes.

Hoy, lunes 9, está programado exponer los resultados de las investigaciones en la mesa de diálogo.

CONSULTOR AMBIENTAL

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