• 11/10/2023 00:00

El cambio climático, un desafío para la humanidad y una oportunidad para Panamá

Todos los países del mundo son vulnerables al aumento de la temperatura, a los cambios en los patrones de lluvia y al derretimiento de los polos

El cambio climático se ha convertido en una de las mayores amenazas globales para el presente y el futuro de la humanidad, así como para la biodiversidad en nuestro planeta. La emisión creciente de gases de efecto invernadero, principalmente derivados del uso masivo de combustibles fósiles, el uso de aerosoles y fertilizantes nitrogenados, junto con la deforestación, los incendios forestales y la degradación de los suelos, ha contribuido a su acumulación en la atmósfera, por ende, al calentamiento global.

Todos los países del mundo son vulnerables al aumento de la temperatura, a los cambios en los patrones de lluvia y al derretimiento de los polos. Periodos de lluvia más (o menos) frecuentes e intensos tendrán, cada vez más, un impacto sobre la producción de los alimentos, la generación de energía y la misma salud humana. El aumento en el nivel del mar amenazará la existencia de comunidades costeras e isleñas. Temperaturas más altas pondrán en peligro la vida por estrés térmico, de niños, ancianos y trabajadores del sector de la construcción y de la agricultura. Los desplazados por el cambio climático seguirán en aumento.

Panamá es un país sumamente vulnerable a los efectos del cambio climático. La fragilidad ecológica del istmo de Panamá, debido a su geografía y su ubicación en una zona tropical cercana al ecuador, lo convierten en un territorio propenso a los impactos climáticos y a fenómenos como El Niño y La Niña. Por ejemplo, las lluvias intensas que dejaron el paso de los huracanes ETA e IOTA ocasionaron en 2020 inundaciones y deslizamientos de tierra en la principal zona productiva del país, Tierras Altas, en la provincia de Chiriquí. Los daños en varias áreas de cultivos se tradujeron en pérdidas económicas de unos 11 millones de dólares. También, la carretera Gualaca-Chiriquí Grande, que conecta a la provincia de Bocas del Toro con el resto del país, sufrió graves afectaciones en su infraestructura, producto del desbordamiento de ríos, deslaves y derrumbes de tierra. La rehabilitación de la vía tuvo una inversión de USD$44.8 millones.

Sin embargo, Panamá tiene características excepcionales como sus áreas forestales, ubicadas en su gran mayoría en zonas indígenas, así como ecosistemas de manglares que no solo son sumideros de carbono, sino que aportan a la resiliencia al actuar como una barrera natural a marejadas y oleajes, además de conservar la rica biodiversidad con la que cuenta el país. Es así que, para abordar los grandes desafíos que impone el cambio climático y conservar el capital natural con el que cuenta Panamá, es necesario que el país continúe implementando acciones para reducir sus emisiones, al tiempo que aumenta la capacidad de adaptación e implementa medidas de resiliencia.

La reducción de emisiones que se logra con la implementación de energías renovables, eficiencia energética, movilidad eléctrica y otras formas de transporte no motorizadas, trae beneficios en términos de empleos verdes, reducción de la carga en los hospitales por enfermedades respiratorias –derivadas de la contaminación– o por estrés térmico. La protección de los bosques contribuye no solo como sumidero de carbono natural, sino proveyendo otros servicios ecosistémicos, como el agua limpia, la calidad del aire y la polinización.

Recientemente, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una resolución histórica que declara el acceso a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible como un derecho humano universal. En línea con esto, la Constitución de Panamá establece que es deber fundamental del Estado garantizar que la población viva en un ambiente sano y libre de contaminación, donde el aire, el agua y los alimentos satisfagan los requerimientos del desarrollo adecuado de la vida humana. Esto hace necesario que se siga alineando la legislación nacional y se establezca el marco legal propicio para enfrentar al cambio climático. Del mismo modo, es fundamental continuar promoviendo un cambio cultural, social y sistémico profundo que permita transformar los patrones de consumo y producción adoptando la economía circular.

La iniciativa de Ley Marco de Cambio Climático, presentada a consideración de la Honorable Cámara Legislativa, busca integrar una visión transversal de la institucionalidad, otorgando la máxima importancia a esta temática mediante la elevación de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) a obligatorio cumplimiento. También contempla la creación de nuevas instituciones dentro de la gobernanza climática, como el Gabinete Nacional de Cambio Climático, el Sistema Interinstitucional de Cambio Climático y las Unidades Municipales de Cambio Climático. Además, fortalecería las capacidades del Estado, la economía, la sociedad civil organizada, los grupos vulnerables, la comunidad académica-científica y toda la ciudadanía. De ser aprobada esta ley, permitiría al país enfrentar la crisis climática, velar por un crecimiento económico sostenible, aumentar la resiliencia y la capacidad adaptativa para proteger a las comunidades más vulnerables y cerrar las brechas de pobreza y desigualdad.

De ser una realidad, Panamá se posicionaría a la vanguardia en la gestión climática en América Latina y el Caribe. El compromiso del país con la lucha contra el cambio climático no solo beneficiaría a las generaciones presentes, sino que sentaría las bases para un futuro sostenible y resiliente, tanto para nuestro país como para el resto del mundo.

Especialista de cambio climático del BID
Lo Nuevo
comments powered by Disqus