• 10/08/2013 02:00

La mejorana cantada

Recuerdo que una de las aptitudes que los maestros santeños de antaño, trataban de inculcarnos a los estudiantes de la época, no solo er...

Recuerdo que una de las aptitudes que los maestros santeños de antaño, trataban de inculcarnos a los estudiantes de la época, no solo eran las de recitar un poema, una poesía de Ricardo Miró, de Amelia Denis de Icaza o tal vez de Rubén Darío o una décima cualquiera; se ocupaban de probar a sus estudiantes para ver si alguno tenía la voz y las habilidades para cantar la décima. Eso hacía mi maestra Aura Broce (q.e.p.d.), nos ponía a cantar algún verso y nos calificaba.

Esta referencia la hago, para que los lectores puedan valorar lo importante que era para los santeños y asumo que para los herreranos y veragüenses también; ser capaces de cantar la décima de Espinel, interpretar la mejoranera o por lo menos la guitarra española. Por lo que no era extraño encontrar en una tarde cualquiera, debajo de un palo de mango o en el portal de una casa, una ‘cantadera’ de mejorana, la mayoría de las veces improvisada. Es un asunto natural, espontáneo y estimo hereditario, porque nuestra gente de la Región del Canajagua, en su mayoría, es de origen español, especialmente de la región autónoma de Andalucía y de allí se deriva según los estudiosos, las cualidades y defectos de mis coterráneos.

Por primera vez escuché, en Ondas del Canajagua, la decana de las emisoras tableñas, la primera grabación fonográfica en acetato y en 75 revoluciones, de la mejorana, cantada con Mejoranera, la décima titulada: ‘Olivo Verde y Coposo’, interpretada por uno de los mejores cantadores de la décima panameña de todos los tiempos, don Bernardo Cigarruista de La Villa de Los Santos.

Siempre fue de mucho interés para mí conocer los cantadores de la época y hablo de los años cincuenta del siglo pasado, tiempos en que se encontraban en su apogeo cantadores de la talla de: José e Isaías Mendieta, Arquímedes ‘QUIME’ Vásquez llamado ‘El Toro de Monagrillo’, Felipe Rodríguez, de Macaracas, Juan Garrido, JUANITA Ríos de Chitré, ‘EL POETA’ Severino Medina de La Laja de Las Tablas, Félix Pérez, Abrahán Ángulo; Benjamín ‘MIN’ Domínguez y Agustín Vergara de Guararé; Agustín Jaramillo de La Atalaya y ya en su ocaso como cantador, uno de los más ‘menta’os’ de la provincia de Los Santos: Francisco ‘CHICO’ Ergao de Macaras (asumo que era Delgado su apellido). Hacían sus ‘pininos’ en el canto: Agustín ‘SOMBRERO PINTA’O’ Rodríguez, de la calle del Pesca’o de Chitré, como el mismo se anunciaba; Rosenda ‘CHENDA’ Castillo; Benjamín ‘MIN’ Acevedo del Hato de Guararé, Alfonso Martínez Rivera de Natá, JUANITA Ríos de Chitré, Modesto Moreno de Macaracas, Tíodolo Batista de El Sesteadero de Las Tablas, Luis del Monte, Bolívar ‘PECHO DE ACERO’ Barrios de Las Cocobolas y algunos otros como: MECHE Acevedo. A esta generación le sucedieron y compartieron escenarios: José del Carmen González de La Tiza, Antonio Vargas de La Miel, CHILE Medina de La Laja, Miguel Rivera, PILLE Collado y otros que no recuerdo.

Muchos de aquellos cantadores de la primera generación que he mencionado, logré conocerlos, ya que mi padre era gran admirador del canto de la décima con mejoranera como lo hacían estos genuinos artistas; generalmente asistía a los ‘velorios canta’os’ y me permitía acompañarlo.

Debo resaltar que en esos tiempos, la mejorana se cantaba de la manera o forma original y los noveles cantadores se acogían a esa misma forma que los viejos cantadores imponían con destreza, habilidad, conocimiento y gracia; respaldados y acompañados por la MEJORANERA. Eran no solo cantadores sino verdaderos poetas, realmente artistas innatos que, muy a pesar de las limitaciones de aquellos tiempos, leían y estudiaban no solo la poesía que luego expresaban en el canto mejoranero en sus diferentes torrentes, sino sobre las ciencias, las artes, la historia universal, la teología y filosofía; conocimientos que luego esgrimían con habilidad destreza en sus décimas en magníficas improvisaciones, cuando era necesario; en fin, puedo decir que eran hombres rudimentarios por sus labores en el campo, pero cultos y sabios; es por ello que los que destacaban se hacían famosos y sus nombres brillaban con luz propia en otros pueblos y provincias. Es bueno que resalte, que lo más importante para estos artistas y poetas natos, era que para preparar o componer una décima, ya fuera improvisada o escrita, la estructura de la misma tenía que tener estrictamente claro tres aspectos básicos: RIMA, METRICA Y SENTIDO.

El canto de la Mejorana es sin lugar a dudas el canto distintivo del hombre campesino, del hombre que saca su sustento y el de los suyos de la Madre Tierra. El ingenio, su voz y su memoria son los mejores aliados de quienes se aventuran o pretenden ser buenos cantadores de mejorana, porque hacen gala de arte de expresión autóctona, de talento y de cultura natural innata. Opino que el canto de la Mejorana, es por antonomasia la forma de expresión artística más auténtica, original y de más colorido de nuestro Panamá querido.

Esta tradición, de cantar los diferentes torrentes de la Mejorana, tiene su base u origen en los pueblos de la Región del Canajagua; Las Tablas, Guararé, Macaracas, Pedasí; de pueblos herreranos, veragüenses y coclesanos. Es justo reconocer que hoy día la Mejorana cantada, es acogida por hombres y mujeres de todo el país, tal vez por las constantes migraciones de santeños y herreranos que de alguna forma han llevado y sembrado la semilla folclórica a tierras fértiles como La Chorrera, Darién y Colón entre otros; incluyendo la del canto de la Mejorana.

COMPOSITOR, FOLCLORISTA Y ESCRITOR.

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