• 08/08/2016 02:01

A la velocidad de un clic

‘... la cámara de un celular: documenta la incompetencia de los agentes de la ATTT... Pero también captó la callosidad que nos aísla del dolor ajeno... '

No fue difícil renunciar a algunos de los temas escogidos para esta columna. Queda para otra ocasión opinar sobre esa gallera llamada Asamblea Nacional, donde lo más importante es la repartición de las comisiones y el premio gordo, la Comisión de Presupuesto, tan apetecida porque es allí ‘donde come la langosta '. La urgencia en mis sentimientos me lleva a sumarme a los que han sentido dolor e indignación por las circunstancias que condujeron a la muerte de Kreslyn Rodríguez. El viernes 29 de julio me llamó un amigo para pedirme que viera unas imágenes, advirtiéndome que eran ‘muy duras '; pensó en mí porque creía que yo, con la posibilidad de escribir sobre el caso, debería verlas. Acepté, vi el video y lloré y lloré; de dolor por el doctor Kreslyn y también por la ira que sentía. La mayoría de los ciudadanos que vivimos en este país, y como casi todos en este tecnificado mundo, tenemos un ‘celular inteligente ' que, por supuesto, tiene cámara fotográfica, tecnología que es arma de doble filo. La instantaneidad de las redes sociales ha desplazado a la crónica roja, que además de irrespetar la dignidad de los difuntos y el dolor de los familiares, es ‘clasista '. Ahora, en los celulares la noticia o la foto nos empareja socialmente y circula a la velocidad de un clic ante los ojos de miles, millones de personas. Para lo bueno y para lo malo.

Varias veces repasé el video, creo que como esperando un milagro; que al repetirlo hubieran cambiado las circunstancias; que el agente del tránsito que a las 6 de la mañana hablaba por celular dejaría la llamada para ir a aplicar un torniquete al hombre que a las 5:20 había perdido una pierna y que arrodillado, apoyado sobre la otra, pedía ayuda; que el hombre en el auto más cercano al accidentado se bajaría a auxiliar en vez de mantenerse dentro del carro, mirando, solo mirando. Y que en la fila de autos donde ninguna puerta se abría, y nadie se bajaba, se abrirían muchas puertas y de los autos bajarían muchas personas a ayudar al doctor Kreslyn Rodríguez. Pero no... nadie se acercó. Supe después que una joven detuvo su auto para pedir ayuda y acompañar a Rodríguez; se quedó con él hasta casi las 6:00 a.m., cuando otras unidades llegaron y le ordenaron quitar su carro de la vía; según sus declaraciones estos uniformados tampoco le prestaron los primeros auxilios. Cuando la ambulancia llegó ya era tarde para salvar esa vida. Murió minutos después de llegar al Hospital Santo Tomás.

Nunca había visto nada tan trágico, que me estremeciera tanto. No solo por el hombre que finalmente moriría desangrado sino por la ineptitud e inacción de los agentes de la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT); por la conducta de los que no querían perder su lugar en la fila ni echarse a un lado para intentar auxiliar; por la frialdad de los que solo se interesaron en tomar fotos. ¿Tan enfermos estamos, tan insensibles? Alguien me dijo: ‘Es que uno no sabe cómo va a reaccionar ante algo así '. ¿Y si se hubiera tratado de un hijo, hermano o padre? Me cuesta creer que entre tantas personas que pasaban y miraban, ninguna sabía que para detener una hemorragia, para por lo menos intentarlo, un pedazo de tela bien apretado, un pedazo de soga, servía como torniquete. La ATTT dice que su personal no está capacitado para estos casos. ¿Su capacitación se enfoca más en llenar la cuota de boletas? Insólita, inaceptable y amarga excusa. Esta tragedia ha despertado justificada indignación; dejó en evidencia una grave falla en la formación del personal de la ATTT que debe corregirse con urgencia. Los especialistas en acciones de salvamento y primeros auxilios que entrevistaron los medios, opinan que tanto la ATTT como la línea 9-1-1 deben contar con vehículos de rápida movilización (motocicletas) con equipo y personal para atender accidentes viales en el sitio mientras llega la ambulancia, que en el caso del doctor Rodríguez llegó a Loma Cová a las 6:37 según los registros, más de una hora después del accidente. Esta es una muerte que no debió ser.

Otro factor que según algunos ha causado accidentes entre la ciudad de Panamá y La Chorrera son fallos en las señalizaciones durante la ‘inversión de carriles '; también los causan la irresponsabilidad de conductores en estado de ebriedad; el exceso de velocidad; no considerar los efectos de la lluvia y del agua en el pavimento; los vehículos en malas condiciones mecánicas y el uso del celular. Solo en los primeros cuatro meses de 2016 murieron en accidentes de tránsito 167 personas.

Esta vez, a pesar de lo que duele ver las imágenes del accidente, para algo positivo sirvió la cámara de un celular: documenta la incompetencia de los agentes de la ATTT, fallo que le corresponde corregir a la autoridad. Pero también captó la callosidad que nos aísla del dolor ajeno; lo insensible que nos hemos vuelto; los valores que anteponemos a la solidaridad; la clase de sociedad en la que vivimos. Y son imágenes que no hablan bien de nosotros.

COMUNICADORA SOCIAL.

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