• 16/10/2016 02:03

La conciencia

‘La conciencia es un concepto moral sobre aquellos que tienen una clara concepción de la dualidad entre lo que es bueno y lo que es malo '

Es el conocimiento responsable y personal del ser humano de bien. Se aplica sobre los deberes y los actos reflexivos. Todos debemos hacer el bien por sus consecuencias. También podemos valorar los actos de los demás y cuando ocurre, calificar la conducta irregular. La mayoría de los seres es afectiva y los menos, perversos e insensibles.

La conciencia es un concepto moral sobre aquellos que tienen una clara concepción de la dualidad entre lo que es bueno y lo que es malo. Para la segunda acepción, la maldad se denota por sus acciones, sentimientos o instintos. Los perversos disfrutan con ello. Esta es la eterna lucha entre el bien y el mal.

Un inconsciente actúa con desprecio y de forma irreflexiva e imprudente. Son los sujetos que no les importan los riesgos ni las consecuencias. Por lo general, esto no depende de su voluntad porque es desconsiderada en todo el sentido de la palabra. Son hipócritas porque saben ocultar los verdaderos sentimientos sobre la maldad. Generalmente proyectan aires de grandeza, que en el fondo, son simples apariencias. El hipócrita es quien sabe esconder sus intenciones y con ello su personalidad mientras hace el daño.

Los desalmados que no tienen conciencia del grado de su vileza mientras tratan de justificar sus actuaciones con la mayor frialdad. Son unos y expertos en el traslado de la culpa. Tratan de vivir de las apariencias a cualquier costo, pero con todo lo expuesto, estamos seguros de que esta lucha para aclarar lo ocurrido no es contra molinos de viento. En algún momento, y aunque se tarde, al fin brillará la verdad, pero nada de esto devolverá la preciosa vida desperdiciada de mi amado hijo.

‘HE PEDIDO QUE SE REVISEN LAS ACTUACIONES PARA DETECTAR SI EXISTE UN GRADO PERVERSO O CONTRADICTORIO, TANTO EN EL (MP) COMO EN LOS JUZGADOS DE NIÑEZ Y ADOLESCENCIA DE ESTE PRIMER CIRCUITO JUDICIAL DE PANAMÁ '

Todavía espero que en cualquier momento entre jovial por la puerta de nuestra oficina. Claro que estoy consciente de su cremación y la misa sobre su entierro. No se trata de una ficción porque este suceso no es producto de la imaginación. Estoy envuelto en una nube de entelequia. Esta muerte no ha sido inventada. Es real... pero mi cerebro se resiste a creerlo. ¡Hijo mío! Dios te tenga en la gloria por tus acciones de bien. Espero que esta muerte no sea en vano y que esta sociedad le pueda sacar provecho para ayudar a otros para que no padezcan.

Lo ocurrido a Carlos Augusto Herrera Guardia es un acto injusto. Se enfrentó a la letra muerta de la ley. Él trató en vida de ser un buen padre. Su pecado venial fue amar y defender a sus hijos de las injusticias. Trató de judicializar el problema. Intentó, en una lucha desigual, probar el riesgo y el sufrimiento de sus dos hijos, pero todos sus esfuerzos fueron desconocidos ante quienes acudió con su vehemente reclamo. La lucha se centró entre las insalvables diferencias familiares. Se agravó con la esgrima de un derecho alejado de toda conciliación. Los funcionarios en su orden, de manera insólita, lo convirtieron de víctima en agresor. Al final todos actuaron en su perjuicio y eso le costó el alto precio de su vida, si es que tomó esa decisión.

Ha corrido tan despacio el tiempo desde aquel 26 de agosto pasado, sin tener respuesta a las mil interrogantes, debido a su inesperada muerte física, cuya investigación preliminar ha resultado primitiva e insipiente. Hice un llamado público de atención a las más altas autoridades, sin recibir hasta el momento el aliento de una respuesta, con siquiera una promesa sobre una debida investigación sobre su muerte. La otra es sobre esos procedimientos que lleva el Ministerio Público y esa jurisdicción sobre Niñez y Adolescencia.

He pedido que se revisen las actuaciones para detectar si existe un grado perverso o contradictorio, tanto en el Ministerio Público como en los juzgados de Niñez y Adolescencia de este Primer Circuito Judicial de Panamá. Queremos saber si esta mecánica actuación de los funcionarios se aleja de los objetivos sobre el ‘Interés Superior del Menor '.

Nos queda seguir con esta lucha, mantener la frente en alto y exigir que se haga justicia, en especial para el resto de los que la ley somete para que no sufran por las equivocadas acciones y actuaciones.

Yo puedo dar fe de la desdicha y frustraciones por tantas mentiras acumuladas. Mentir es un hábito para aquellos que se revisten de la maldad. Nos alejamos de principios como lo de la lealtad procesal; el acuerdo como solución a los conflictos, el equilibrio para estabilizar la relación a favor de los niños que hoy no saben dónde está su padre. Estamos presente Yuty.

ABOGADO

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