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- 10/03/2022 00:00
Conflicto en Ucrania o... viviendo en Ratolandia
El año pasado, en esta misma columna, me referí a la fábula que hablaba de un país de ratones (que eran mayoría), que escogían siempre a gatos (que eran minoría) para que los gobernaran, con las consecuentes aplicaciones de normas y leyes que solo beneficiaban a los gatos y perjudicaban a los ratones. Cuando los ratones se cansaban del mal Gobierno de los gatos de un color, escogían en la siguiente contienda electoral a los de otro color, y así sucesivamente. Cuando a un ratoncito se le ocurrió sugerir dejar de votar por gatos y llevar al Gobierno a un ratón, los propios ratones encerraron a este advenedizo ocurrente, acusándolo de “ratón comunista” (Pinnock, 23/11/2021).
Esta fábula viene a radiografiar a los protagonistas de nuestra ratolandia, decíamos en ese artículo. Es esta nuestra realidad, la que en cada período electoral se escoge entre “gatos” pardos, blancos o hasta de varios colores; pero siempre, gatos... ostentadores del poder real: el económico.
En los últimos días, en que la noticia relativa a la guerra Rusia-China vs. EUA-Europa ha predominado en los medios, esta fábula sigue haciéndose eco en la realidad, ahora mundial. Particularmente, al ver los alineamientos de un bando o de otro, siendo que se trata de una guerra entre “supergatos”, donde los ratoncitos somos los pueblos del mundo.
En efecto, he visto algunas fricciones entre gente amiga, porque unos acusan a otros de estar con el bando equivocado. Unos, que apoyan las condenas contra Rusia, acusados/as de proimperialistas y pronorteamericanos. Otros, que apoyan las acciones bélicas de Rusia, donde los primeros los acusan de antidemocráticos, dictatoriales y lo más ridículo que suele escucharse... procomunistas. Aunque algunos desprevenidos de “izquierda” respaldan a Rusia, añorando lo que esta no es.
Es decir, se enfrentan en discursos y no pocas veces en diatribas insultantes entre sí, ojalá al menos llegue hasta ahí. Los primeros, bajo un manto de gran ingenuidad o ignorando que esa posición es algo así como se dijo en un medio de comunicación, querer apagar el fuego con gasolina. Las medidas de condena van desde aplicar las sanciones a la economía y todo lo que huela a Rusia hasta la incursión de la OTAN militarmente en el territorio directo del conflicto bélico. De esto último, algunos países de la OTAN se han propuesto enviar armas a los ucranianos para que se “defiendan”... ¡Por Dios!, ¿no se dan cuenta de que bélicamente hay una desproporción desigual que no cabe manera de que los ucranianos la reviertan? Para lo que sirve el envío de armas es para engrosar las arcas de los comerciantes y productores de armamentos de guerra, para más nada fecundo.
Los que dicen alinearse con el eje EUA-Europa, seguramente ignoran que lo que hay en el fondo es el nuevo reparto geopolítico del mundo, como en la 2ª Guerra Mundial. En otras palabras, el nuevo reparto de los mercados que hace de esta guerra No la respuesta a farisaicas preocupaciones altruistas y consignas de defensa de justicia y libertad, sino de intereses profundamente económicos de nivel mundial, aupados por las élites oligárquicas de los países en pugna.
Mientras, los habitantes rusos y sus pequeños y medianos empresarios se verán constreñidos por un tiempo con el bloque en las transacciones bancarias. En realidad, se trata de un bloqueo al 25 % de sus transacciones internacionales, ¿y al otro 75 %? Adivinen, la línea está abierta, porque se trata de la que permite la compra-venta de gas utilizado por buena parte de los países europeos.
Aquí, el interés de las élites “EUA” para que Ucrania se desasociara de Rusia, también se relaciona con sus negocios allí: las familias de la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi; la del candidato a la Presidencia de EUA en el 2012, por el Partido Republicano, Mit Romney, así como la del secretario de Estado del presidente Obama, el demócrata, John Kerry, son parte de ese grupo selecto de “inversionistas” en Ucrania.
La oligarquía rusa en asocio con los chinos, buscan el control económico, obviamente para su beneficio, no de los pueblos del mundo... mientras, la pobre Ucrania sufre la mayor parte de los muertos y los pueblos, la elevación de las canastas básicas familiares.
Ergo, la posición sensata es no favorecer ni a gatos blancos ni a gatos pardos... solo a los ratoncitos, los pueblos del mundo en un frente genuino por la paz.