• 16/07/2025 00:01

Lul Arango y el Cuerpo de Bomberos de Panamá

Mucho podría decirse y escribirse sobre don Raúl “Lul” Arango Navarro (1908-1984). Fue uno de esos personajes que marcaron el primer siglo de vida nacional, con activa participación en la esfera pública de nuestro país. Fue diputado, diplomático, ministro de Estado y vicepresidente de la República en dos ocasiones. Sin embargo, su más meritoria hazaña fue su activa participación en el otrora Cuerpo de Bomberos de Panamá.

Don Lul descendía de un linaje bomberil, siendo su abuelo, el comandante fundador del Cuerpo de Bomberos, don Ricardo Arango Remón, y su padre Ricardo Arango Jované, herido durante los sucesos del incendio de El Polvorín en 1914. Aquel fatídico evento marcaría profundamente su vida. Al pronunciarse en el cincuenta aniversario de la tragedia, recordaría despertar con el estallido que sacudió la ciudad y que hizo salir a su padre, en ese entonces teniente ayudante del Cuerpo. Aquellas horas de congoja y zozobra cimentarían en él un espíritu de servicio y vocación.

Arango fue dado de alta como bombero voluntario en 1925 y desde ese momento, producto de su arrojo, esfuerzo y dedicación, tuvo una carrera ascendente en la institución. Para finales de la década del 40 alcanzó la posición de comandante segundo jefe del Cuerpo, asistiendo al veterano comandante Juan Antonio Guizado, quien dirigía la benemérita institución desde 1912. Durante este período, logró impulsar en la Asamblea Nacional la Ley 15 de 1949, la cual establecía jubilaciones que hacían justicia a los miembros de la guardia permanente de los cuerpos de bomberos del país.

En 1950, Guizado traspasa el mando del Cuerpo de Bomberos de Panamá a Raúl Arango Navarro, quien inicia un importante período de modernización. Durante los años 50, se fundaron compañías, brigadas y cuerpos de bomberos en todo el país, ampliando la cobertura contra siniestros, mediante instituciones independientes conectadas por su misión de servicio.

En 1953, bajo la visión de expansión de Arango, se fundó la Compañía No. 7 de bomberos voluntarios, luego de inaugurarse el Cuartel Darío Vallarino en la vía España. Desde 1927 no se habían establecido nuevas compañías de bomberos en la Ciudad de Panamá y resultaba necesario tener un nuevo equipo que acudiese a las llamadas de las urbanizaciones de El Cangrejo, Juan Franco, Campo Alegre y los corregimientos de San Francisco de la Caleta, Pueblo Nuevo, Río Abajo y Juan Díaz, zonas que en ese entonces combinaban lo urbano, rural e industrial.

En 1957, Arango logró la aprobación del Decreto Ley 17 que estableció un impuesto de 5 % sobre las primas de seguros contra incendios a ser aportados a un fondo destinado al mantenimiento de las oficinas de seguridad, adquisición de material, equipo, uniformes y la construcción de nuevos cuarteles.

En 1962 se celebran los primeros setenta y cinco años del Cuerpo de Bomberos de Panamá, con una institución sólida y en crecimiento.

El 5 de mayo de 1964, en el cincuentenario de El Polvorín, Lul Arango pronuncia un sentido discurso ante la oficialidad, clases y tropa del Cuerpo de Bomberos de Panamá. Al anunciar su jubilación del servicio activo, proclamó su “respetuosa devoción a la memoria de los mártires que se cubrieron de honor”, honrando al Cuerpo. Cinco días después sería elegido segundo vicepresidente de la República por primera vez.

El legado don Raúl “Lul” Arango Navarro en el Benemérito Cuerpo de Bomberos de la República de Panamá es duradero e innegable. Aun cuando no hay una estación o condecoración con su nombre, su obra cimentó los pilares que hoy sostienen a la institución y que sirven de inspiración para futuras generaciones. Poner en valor su memoria es reconocer su ejemplo; sin duda, su legado es fiel ejemplo de disciplina, honor y abnegación.

*El autor es abogado
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