• 14/04/2024 23:00

Cultura social: de la teoría a la realidad

Esta sociedad da mucho para estudios sobre comportamiento humano, social y de grupo, más frente a los retos que el avance del siglo XXI viene proponiendo a lo largo y ancho del planeta. Lo que vivimos es un freno al desarrollo para las generaciones en formación

Lo que parece sugerir la información que tenemos de las encuestas y de los que las analizan es que la población, además de tener poca esperanza en que cualquier próximo gobierno haga cambios que resulten en el mejoramiento de las condiciones de vida de la comunidad, muchos parecen no creer que estos comicios valen la pena. No le tienen confianza. Parece que poco a poco están interiorizando una realidad con la que tendremos que vivir, quizás para siempre.

En un artículo que publiqué en el 2008 señalé que: “para los comicios electorales de 1992 en los Estados Unidos, James Carville, el estratega principal de la campaña presidencial del gobernador Bill Clinton, muy temprano en campaña, escribió en el tablero de lo que llamaban “the war room”, la siguiente frase: “It’s the economy, stupid”. Esta frase definía claramente el problema nacional, para precisar el enfoque de la estrategia de la campaña que le ganó la presidencia a William J. Clinton sobre el presidente George Bush padre. La frase puntualizó el eje central – la razón – del momento histórico de la nación, que no se podía ni debía obviar a la hora del planteamiento esencial y político que invariablemente condujo al gobernador Clinton a la casa Blanca en noviembre de 1992”. El artículo en mención lo titulé “Es la cultura”.

“La cultura es una visión coherente, aprendida y compartida que tiene un grupo de personas sobre las preocupaciones de la vida, que clasifica lo que es importante, inculca actitudes sobre qué cosas son apropiadas y prescribe comportamientos, dado que algunas cosas tienen más significado que otras”. Esa es la definición de cultura que esbozaron Iris Varner y Lind Beamer en su libro Intercultural Communications in the global workplace, publicado por la McGrau-Hill en 1995.

Por otro lado, Stanley A. Deetz, Sarah J. Tracy y Jennifer Lyn Simpson en su libro Leading Organizations Through Transition, Communication and Cultural Change, publicado por Sage publications en el año 2000, sugieren que: “la cultura implica las suposiciones más básicas que la gente hace sobre la naturaleza de su mundo y las personas que lo habitan. Incluye sus ideas más básicas sobre lo que es correcto y moral”.

Debemos dejar de engañarnos, esta sociedad en que vivimos no tiene remedio. Funciona a diario con base en la definición de Deetz, Tracy y Simpson; supone que la gente “anda en algo raro”, se aprovecha de las circunstancias para su beneficio personal y “la naturaleza de su mundo”. La conclusión es que esta sociedad en que vivimos, es de juegavivos, es la cultura que nos envuelve.

Publicado hace unos meses, señalé que: “siempre me asaltan las dudas cuando un sector de la sociedad, con un sentido altruista e ingenuo de positivismo y, a pesar de todo lo que vivimos, afirma que: ‘que los buenos son más’, ‘Panamá es un gran país, noble’, etc. La intención de fondo es dejar claro, en principio, que ellos, y tal vez la gente con quienes tienen amistad, no son corruptos y, además, sembrar en el imaginario general que lo que estamos viviendo, evidente y descaradamente, son hechos aislados. Insisto sobre este tema porque no es verdad que los corruptos son los menos, están ellos, sus cómplices y todos los que día a día tratan de ganar espacio torciendo la forma en que se hacen las cosas”. Lo expuesto la semana pasada por el diario La Prensa con respecto a las becas y ayudas económicas del Instituto para la Formación y Aprovechamiento del Recurso Humano (IFARHU), no deja dudas al respecto. Los carteristas de la calle que vemos por las redes sociales y los que se han aprovechado de los dineros del Estado para estos fines sin necesitarlo, están cortados con la misma tijera.

Sobre la cuestión del comportamiento social y las próximas elecciones, en el artículo titulado “Nuestra conducta general”, señalé que: “no existen candidatos para las próximas elecciones que seriamente quieren o pueden atender de raíz nuestra naturaleza...”, eso es nuestra cultural social con electores que saben que los candidatos mienten, que muchos piensan aprovecharse de sus puestos o que sencillamente no podrán corregir los males que nos aquejan, pero los aplauden y vitorean, esa es la realidad.

Esta sociedad da mucho para estudios sobre comportamiento humano, social y de grupo, más frente a los retos que el avance del siglo XXI viene proponiendo a lo largo y ancho del planeta. Lo que vivimos es un freno al desarrollo para las generaciones en formación. No veo en la oferta electorera candidatos que nos brinden fórmulas convincentes, decididas y funcionales para corregir nuestra conducta general. Es la cultura y esta sociedad está condenada a vivir con ella... parece que para siempre.

El autor es comunicador social
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