• 14/12/2015 01:01

Dimensiones de la comunicación

La comunicación humana tiene varias dimensiones que deben cumplir con un solo objetivo 

La comunicación humana tiene varias dimensiones que deben cumplir con un solo objetivo: velar por el bienestar y el desarrollo de la especie. No creo que existe algún sector de la sociedad que se atreva a discutir esto: Gobiernos y otros componentes de los Estados; trabajadores de la comunicación (periodistas, reporteros, editores, etc.), dueños de medios, y toda la gama de emisores y receptores. Cada sector tiende a percibir su espacio y sus procesos comunicacional desde perspectivas individuales (dimensiones los llamaría yo) en donde hacen lo posible por imponer su visón, su criterio y sus intereses.

La semana pasada se informó que la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) protestó la enmienda constitucional aprobada en el Ecuador y lo definió como un ‘duro revés para la libertad de expresión '. La enmienda define la comunicación como ‘un servicio público '. La SIP, por intermedio de Claudio Paolillo, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa, señala que ‘el Gobierno de [Rafael] Correa ha querido simplemente darle legitimidad constitucional a la Ley de Comunicación que, por si misma, no se sostenía, ya que el grado de censura que por ella se aplica es a todas luces un atropello a la Constitución y al Estado de derecho '.

Debo dejar claro que no estoy a favor de que los Gobiernos controlen los medios ni limiten o censuren la opinión de uno o varios sectores (eso incluye a los poderosos dueños de los medios). Pero en ese mismo sentido, ningún sector en particular debe hacer lo mismo. En nuestros países en desarrollo se sigue la constancia mundial de aglutinar los medios de comunicación bajo el control de grandes consorcios mediáticos. Es más que obvio lo que eso significa: la definición de los procesos comunicacionales y el control de la codificación de los mensajes. Eso lleva a la formación o deformación del contexto social de nuestras sociedades para alinearlos cultural, política e ideológicamente.

Para mí la comunicación sí es un servicio público. No debemos perder de vista que el Estado somos todos y el Gobierno es otra cosa. El Estado tiene necesariamente que abrir espacios para que en nuestros países, que difícilmente tratan de alcanzar niveles de supervivencia, haya garantías y espacios de desarrollo aceptables. Los procesos y los medios de comunicación deben estar al servicio de esas causas las 24 horas al día.

El oficio de la comunicación, a través del periodismo (preocupación de la SIP), debe tener como objetivo la tarea de informar. Pero ese objetivo no debe ser en el marco de parámetros definidos por los intereses de los propietarios de los medios, y por las relaciones que éstos sostengan con los centros económicos y de poder. Debe brindar un panorama coherente y objetivo de lo que se informa, asentado en una investigación profunda, seria y con el ánimo siempre de educar. Y esto va de la mano con la exigencia por realizar una labor periodística de excelencia y alejada de cualquier influencia.

El Estado también debe garantizar que los periodistas practiquen juiciosamente su profesión. Que tengan una justa oportunidad de moldear positivamente la vida de las personas, darle forma al contexto social, exponer las injusticias, crear discusiones interesantes que coadyuven a la solución de problemas. Eso también es libertad, pero no hay dudas de que si se trabaja en esa dirección, chocará con los intereses de los poderosos dueños de medios.

El teórico francés Dominique Wolton, estudioso e investigador de los temas de comunicación, hace unos años tituló uno de sus libros con la frase: ‘Hay que salvar a la comunicación '; salvarla ‘de su banalización, del vaciamiento de su contenido generados por lo que llama ‘la filosofía tecnológica y económica' que domina las reflexiones sobre el tema '.

Una sociedad en desarrollo debe buscar en otras dimensiones del quehacer humano la fórmula para rescatarse del analfabetismo funcional, la mediocridad glorificada, la barbarie social y el bajo nivel cultural que mantiene a grandes sectores en clara desventaja.

No hay espacio en este diario para detallar el daño que los procesos comunicacionales actuales hacen, deformando negativamente la conducta de nuestras sociedades y la comunicación periodística contribuye a diario con este deterioro. Como servicio público, la comunicación, a través de los medios masivos y por intermedio de un periodismo responsable, debe trabajar para salvarnos de estas disyuntivas. Esa es la dimensión en la cual todos debemos incursionar.

COMUNICADOR SOCIAL.

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