Ante la compleja situación social y política que atraviesa nuestro país la Conferencia Episcopal Panameña, el Comité Ecuménico y el Comité Interreligioso,...
- 07/11/2012 01:00
Divas en la historia
El nombre de dos mujeres, otrora famosas, fue mencionado en los medios de comunicación durante octubre. Isabel Sarli y Silvie Kristel, una reconocida en su país y la otra recién fallecida. Ambas despuntaron en la cinematografía en el siglo pasado y cambiaron el enfoque de la cultura.
El cine Roxy, en el inicio de la avenida Justo Arosemena, anunció en su cartelera el estreno de Lujuria tropical, dirigida por Armando Bo y protagonizada por Sarli, en esos años sesentas la primera actriz latinoamericana en hacer un desnudo en la pantalla.
La música de los hermanos Rigual en Cuando calienta el sol, se escuchaba hasta la calle y adentro, la ‘Coca’ —como le llamaban sus íntimos— desplegaba toda su anatomía maximizada por el cinemascope para el deleite de la audiencia, proveniente del barrio de Marañón y alrededores.
Un tiempo después, Hilda Isabel Carrindo Sarli —reducido a Isabel Sarli, solo con el apellido materno—, quien había aparecido incursionado en la cinta Con el trueno entre las hojas, aceptó venir a Panamá y participar en el Festival de Cine, que tuvo lugar en esa ocasión en el ‘Central’, sobre la homónima avenida.
La visita de Sarli y su consorte, el realizador Bo, fue todo un suceso que recibió el respaldo de los medios de comunicación en el mercadeo. Ella apareció en el ombligo de La Hora y los redactores de espectáculos de la época se deleitaron en promover la sensualidad de la diva originaria de Entre Ríos.
Luego de la muerte de Bo en 1981, con quien hizo una treintena de filmes, ella se alejó del mundo fílmico. Este mutis duró casi veinte años, pues al final de la década de los noventa, volvió a actuar. Posteriormente hizo Mis días con Gloria y Arroz con leche.
El inicio del nuevo siglo, coincidió con la revalorización de su filmografía y un reconocimiento a su faena artística. En 2008, la industria cinematográfica de su país le concedió el Cóndor de Plata y en octubre, el Gobierno le impuso el título de Embajadora de la Cultura Popular Argentina.
En la década de los 70, Amsterdam en Holanda, estaba en su apogeo cultural y se podía ver en las vitrinas de los cabarets, muestras de las escenas eróticas que estrenaban adentro. La película francesa, Emannuelle, creó un impacto en Europa y se esparció universalmente a causa de la protagonista, Silvia Kristel, el descubrimiento del realizador Just Jaeckin.
Esta cinta, hito en el tratamiento del erotismo en el séptimo arte, duró una década en cartelera y el personaje atrapó a su intérprete a tal punto que debió hacer secuelas entre uno y otro trabajo.
Su éxito comenzó muy joven. Había sido seleccionada como Miss Europa Televisión, hasta que Jaekin la llevó a encarnar el personaje de la novela de Marayat Bibidh Andriane. Conmocionó las pantallas y ya madura reconoció que aún recibía ‘los frutos de la fama’ de aquella historia, aunque estelarizó unos 50 filmes.
Kristel tuvo una adicción al cigarrillo desde joven y en la cima de su éxito tuvo que lidiar con drogas que la llevaron a una salud deficiente y al final, un cáncer acabó con su vida hace un mes.
Sarli y Kristel, proyectaron en las salas cinematográficas una fantasía en torno a la sensualidad y fueron objeto de un discurso visual sobre las conductas eróticas de sociedades que apenas salían a explorar los misterios de la intimidad.
Como Loren, Mansfield, Ekbert, Bardot, contribuyeron a plasmar cambios en la cultura contemporánea e hicieron realidad las teorías f reudianas sobre la libido en varias generaciones.
PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.