• 25/07/2022 00:00

Las dos 'c': Corrupción y comunicación

El resultado de la crisis exteriorizada en el país fuese diferente de combatir la corrupción con una comunicación de frente y puntual, pero de no lograrlo corresponde al líder apoyarse en los asesores

Hice una revisión apurada de los discursos del presidente Nito Cortizo y por lo menos desde el inicio de la pandemia, ha evitado mencionar el tema de la corrupción. Es más, en septiembre de 2020 me referí al discurso que pronunció virtualmente durante el inicio del 75avo Período de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas —ONU—. En esa columna señalé que su discurso “… centró sobre la pandemia y los retos que ha significado la propagación mundial de la covid-19. Pero esos desafíos, de ninguna manera, pueden ser discutidos sin incluir los efectos que la corrupción ha producido en la mayoría de nuestros países del continente”. Ya para esa fecha (septiembre 2020) aquí en Panamá se habían dado una serie de denuncias de corrupción ligados a los esfuerzos por combatir, hasta ese momento, un evento sanitario mundial de la cual poco se sabía.

El 1 de julio, o sea hace 25 días, antes de salir de viaje, el presidente hizo su acostumbrado informe a la Nación ante la sesión de instalación del 4to período legislativo de la Asamblea de Diputados. Sobre la corrupción, no dijo nada y ya todos los que vivimos en esta tierra tan querida, sabemos cómo han sido estos 25 días y cuál es realmente el fondo de las protestas y la indignación, independientemente de las otras influencias y de los que tratan de “pescar en río revuelto” como señala el dicho popular.

Hago referencia nuevamente a lo que dice la ONU sobre la corrupción: “…es un complejo fenómeno social, político y económico que afecta a todos los países del mundo. En diferentes contextos, la corrupción perjudica a las instituciones democráticas, desacelera el desarrollo económico y contribuye para la inestabilidad política. La corrupción destruye las bases de las instituciones democráticas al distorsionar los procesos electorales, socavando el imperio de la ley y deslegitimando la burocracia”.

La “c” de corrupción es un mal que aqueja a la mayoría de los países del mundo. Para los que pretenden gobernarnos, es materia inevitable y de la cual no pueden escapar. Hace unos 10 años, en noviembre de 2012, unas 1900 personas de 140 países se reunieron en Brasilia para discutir sobre “La corrupción en el mundo actual”. Preguntaban si los países estaban más cerca de “poner fin a la impunidad” y “…exhortaron a que se impongan sanciones administrativas y penales (…) y que el Poder Judicial sea independiente y con los recursos necesarios”. Diez años han pasado de aquella reunión, y los corruptos continúan desvalijando las arcas de nuestros países y no se ha puesto fin a la impunidad. Ha cogido cuerpo, está más robusta y llena de vida, tanto así que gozan de las fortunas mal habidas y se burlan abiertamente de las autoridades y de los pueblos. Ante las protestas que nos mantiene a todos preocupados y de cierta forma sufriendo las consecuencias, directa o indirectamente, que el presidente no se refiera al tema es imperdonable.

Eso nos lleva a los graves problemas con otra “c”, el de la comunicación y el proceso (si la hay) que han diseñado los encargados de esa actividad para trasmitir los mensajes del Ejecutivo a la población.

Evito siempre utilizar el calificativo de “estrategas” y “estrategias”, porque no hay mejor o más efectivo herramienta que la verdad, por difícil que sea. Ya antes decía que me preocupa sobremanera la confusión entre la falta de parámetros éticos que todo  proceso de comunicación debe tener y la facilidad con que los llamados “expertos en comunicación política” o “estrategas” utilizan cualquier mecanismo para la formulación y transmisión de los mensajes, queriendo convencerse ellos y convencernos a nosotros de que es un genuino proceso comunicativo. Eso incluye que el mismo presidente jamás se refiera al tema de la corrupción en sus intervenciones y discursos.

En tiempos de redes sociales y desinformación con intereses claros o sencillamente por relajo, trasmitir la realidad de una situación solo se puede dar de una forma: Decir las cosas como son, si acomodar la verdad. Combatir la corrupción y una comunicación de frente y puntual es la primera responsabilidad de un líder y si no entiende eso, les toca a sus consejeros políticos y de comunicación asesorarlo en ese sentido. No hay otra forma de comenzar a salir de este reto social.

Comunicador
Lo Nuevo
comments powered by Disqus