• 21/01/2010 01:00

Terremoto en Haití e imperialismo

El terremoto que sacudió a Haití y, en particular, a su ciudad capital, Puerto Príncipe, causó decenas de miles de muertes y muchas inte...

El terremoto que sacudió a Haití y, en particular, a su ciudad capital, Puerto Príncipe, causó decenas de miles de muertes y muchas interrogantes. Después de una semana de los trágicos movimientos sísmicos, aún no se conoce la cifra exacta de los damnificados y tampoco se ha podido establecer un mecanismo para darle sepultura decente a los muertos o iniciar la reconstrucción.

Un vocero evangélico, precandidato a la Presidencia de EE.UU. del Partido Republicano, Pat Robertson, culpó a los haitianos de la tragedia alegando que ese pueblo tenía un pacto con el diablo desde su independencia de Francia. En la línea racista que caracteriza a sectores muy importantes de ese país, agregó que los haitianos le dijeron al diablo que “ te serviremos si nos liberas de los franceses ”. Según Robertson, “ el demonio les dijo OK, trato hecho ”.

El presidente de EE.UU., Barack Obama, por su lado, anunció “ una partida inmediata de cien millones de dólares para respaldar nuestros esfuerzos de ayuda en los primeros días de esta crisis ”. Pero antes del envío, ordenó el desplazamiento de 8 mil infantes de marina —con un portaviones, helicópteros y armas— para apoyar a las fuerzas armadas de Brasil diseminadas por el terremoto.

La interpretación del fundamentalista de la Iglesia evangélica, Pat Robertson, no se aleja mucho de la realidad. Pero, hay que aclarar el significado de los supuestos y de las metáforas del líder republicano norteamericano. Si se entiende el “ diablo ” como las fuerzas sociales y económicas que se formaban de manera embrionaria a principios del siglo XIX, el exabrupto de Robertson tiene algo de sentido. La industrialización capitalista de Europa occidental estaba cambiando la faz del “ Viejo mundo ” y recreando una “ nueva periferia ” en América y posteriormente en África y Asia.

Haití se independizó de Francia, con apoyo táctico de Londres, Madrid y Washington, que se perfilaban como competidores del colonialismo francés. En el transcurso del siglo XIX estos países —más Alemania y Japón, posteriormente— se convirtieron en potencias imperialistas que se disputaban mercados y territorios desde un extremo del planeta al otro. A principios del siglo XIX, la gesta separatista de Haití quedó subordinada a los diseños de quienes se presentaban como aliados de los haitianos en contra del colonialismo francés (en esos momentos encabezado por Napoleón Bonaparte).

Cuando Robertson dice que los revolucionarios haitianos cometieron el error de pedirle ayuda al “ diablo ”, no sabe o ignora que el diablo es un eufemismo para referirse a esas futuras potencias imperialistas. Los separatistas de la América hispana tuvieron una experiencia similar. Poco después de la independencia, los países de la región quedaron endeudados con la banca inglesa. A fines del siglo XIX intervino EE.UU., que desplazó a la banca de Londres convirtiendo a la región en lo que sus mandatarios suelen llamar el “ patio trasero ”.

En Haití hay fuerzas políticas capaces de dirigir un proceso de reconstrucción. Hay que darles toda nuestra solidaridad, un esfuerzo continental. A su vez, EE.UU. tiene que retirar las fuerzas militares de ocupación (de nacionalidad brasileña y otras) y poner fin a su política de discriminación inaugurada por Jefferson a principios del siglo XIX. Desde Buenos Aires, CLACSO anunció que estaba creando un Fondo Gerard Pierre—Charles para apoyar la reconstrucción. Este es el ejemplo que se debe seguir y dejar a un lado las políticas militaristas.

*Profesor de la UP e investigador asociado del CELA. gandasegui@hotmail.com

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