• 11/05/2025 23:00

El puerto de Mensabé. ‘Una visión virgen’

Cuando la historia era más importante que en nuestros tiempos, nos enseña, Castillo, (2016), “En los siglos XVIII y XIX, el puerto se constituyó en el punto principal para el comercio y transporte marítimo entre Las Tablas y otras poblaciones del Pacífico panameño. Por ahí salían cargamentos de ganado, entraban mercancías de todo tipo y también transitaban muchas personas que por trabajo o estudios debían algunos movilizarse por mar, que era la forma más fácil en esos tiempos. Era la época de oro de la navegación de cabotaje en el Istmo”.

De acuerdo con Sánchez, (2020): “El 18 de julio de 1923, a las 6:00 de la mañana, atracó en el Puerto Mensabé de Las Tablas, el vapor Coclé, de la Compañía Nacional de Navegación, de los hermanos Pinel, con el presidente Belisario Porras, acompañado de una distinguida comitiva; y el barco El Almirante, propiedad de D. Claudio Vásquez Villarreal, que llevaba a todos los miembros de La Banda Republicana de Panamá”.

Lo anterior es solamente parte de nuestro pasado, pero es vital recordar que la historia muchas veces es ingrata, pero la realidad y el futuro promisorio algunas veces suelen compensarla, más aún cuando la naturaleza ofrece sus bendiciones. Es el caso del Puerto de Mensabé con un calado natural de 18 metros (a 2,2 kms) y 20 metros (a 4,5 kms), con una exposición al comercio mundial envidiable debido al crecimiento de la ruta del Pacífico, con una actividad comercial (norte sur y viceversa y en tránsito por el canal) por el orden de $1,65 billones y un crecimiento promedio del 3,5 % anual (Según Unctad, el comercio global fue de $33 billones en 2024, un máximo histórico), lo cual refleja un activo comercial que pasa, saluda y mira con aprecio la belleza de las costas de la Península de Azuero, la cual se babea y lame por tan apreciado valor productivo, sujeto a distribución y transformación. Y solo eso.

La indiferencia gubernamental hacia la región central del país y la concentración histórica del presupuesto en la Región Metropolitana ha imposibilitado el desarrollo y crecimiento de una parte importante de la economía nacional, la cual evoluciona aún con la indiferencia del Palacio, pero preocupante ante la esperanza de un futuro promisorio. La formación de personal técnico y profesional en las aulas de los centros de educación media y superior cumplen con hilvanar el talento requerido para llevar a cabo una misión importante y de impacto en la región, pero se ven obligados a emigrar hacia la capital debido a la escasa oportunidad laboral.

El Puerto de Mensabé, el Aeropuerto de la Candelaria, el Potencial Turístico de Pocrí, Pedasí y Tonosí y la posibilidad de un área Económica Especial, son parte de la probabilidad de desarrollar un enfoque holístico, que involucre los sectores productivos, la sociedad, el medio ambiente y la cultura entre otros a fin de obtener resultados en el mediano y largo plazo, con base en objetivos hoy definidos.

Ante una realidad que no puede se puede pasar por alto cuando valoramos nuestra apreciada ubicación estratégica, se debe entonces trabajar en los elementos necesario para lograr tan ambicioso proyecto. ¿Qué se necesita? El perfeccionamiento de un entorno regulatorio que beneficie el desarrollo, un fuerte programa de inversiones tanto públicas como ´privadas, especialmente dirigidas hacia la creación de la infraestructura pertinente, seguir formando el talento con el perfil requerido, para crear capital humano y el respaldo de un gobierno eficiente y honesto. La combinación de los factores citados conlleva el compromiso de poder participar en un comercio internacional de alto nivel, pero especialmente demostrar al mundo nuestra capacidad transformadora, en función de la innovación y la diversificación económica necesaria.

Los esfuerzos mancomunados de los gobiernos locales de las provincias de Herrera, Los Santos y Veraguas trabajan para la consecución de tan anhelado proyecto, parece que la rivalidad en el beisbol no es ápice para lograr tener una visión de futuro conjunta que logre colocar a la península en un lugar importante de la economía nacional. Es fundamental estar claro que la contribución de las tres provincias al crecimiento económico no ha sido significativo durante los últimos 20 años (en promedio no supera el 1,5 % de aporte), pero el empuje y los esfuerzos que se requieren deben conllevar el logro de la sustentabilidad económica, social y ambiental que se requiere para lograr un incremento armónico en la región.

Las ideas han sido claramente expuestas, la situación es bien comprendida por todos los sectores, los gritos desde la península deben ser escuchados en San Felipe, los oídos sordos deben desaparecer y los malos detractores deben entender que este proyecto debe ser una realidad. Le pedimos a todos los habitantes de la región recordar que en los años ´80 del siglo pasado, la presión popular que a punta de tamborito, murga y donaciones de sacos de cemento impuso su querer soberano a mantenerse firme y empujar este proyecto. Con la bendición de todos: El puerto de Mensabé. Una visión virgen.

*El autor es catedrático universitario
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