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- 15/09/2022 00:00
El eterno problema de la Caja del Seguro
Hay veces que siento que para algunas personas en este país el Seguro Social es un problema, y por la forma en que se expresan en programas radiales y televisivos, como se fascinan con la idea de que desapareciera de la faz de la tierra; muchas son opiniones sin sustento, un poco ignorantes y como que tienen el propósito de justificar lo de siempre: privatizarlo. Pero se ensañan más con una avidez desesperante, cuando hablan del programa de los jubilados.
Pues bien, pienso que en estas opiniones desafortunadas que dan algunos “sabios”, hay intenciones que van contra la vida y los seres humanos que por su condición de edad no pueden trabajar, y contra todo trabajador en general. El Seguro Social fue creado como el resultado de un movimiento mundial en beneficio principalmente de los trabajadores, porque antes de que existiera, la gente pobre y trabajadora no tenía acceso a la medicina sólo bajo la condición de “caridad”, y muchas veces ni siquiera bajo esta condición. Por eso se creó esta institución, sustentándola bajo un régimen de solidaridad social que era lo más indicado; y con ella se creó la jubilación, para garantizar que las personas, una vez llegaran a la vejez, no se convirtieran en parias. Y esto se hizo en especial por la gente que trabaja en labores como la construcción, los almacenes, el trabajo agrícola, estibadores, operarios, incluso los oficinistas, que son trabajos duros y agotadores, que por lo general una persona de más de cincuenta años no los resiste. Los docentes tienen una complicación mayor, y es la posibilidad de volverse “locos” por estar tratando a muchos muchachos en una vida de más de veinticinco años. El Seguro Social tiene una explicación científica, hacerlo desaparecer es una aberración contra la humanidad.
Desde hace más de tres décadas he estado escuchando que el Seguro está en crisis; pero si esto fuera cierto, ¿quién lo llevó a la crisis? Hace mucho tiempo he escuchado también que la gente que ha llegado al gobierno le roba los fondos, hacen inversiones con esos fondos que salen fraudulentas, compran cosas que se desvían hacia otros fines, hacen programas, especialmente de viviendas, que se pierden. Una vez escuché que un personaje le robó trescientos millones y nunca se logró la recuperación porque el personaje era el director de la institución. Cuando comenzó el régimen de Torrijos en 1972, la Caja del Seguro compró cantidades de carros de lujos incomparables a una empresa de la cual el director de la institución, en ese año, era el propietario; y así hay muchas cosas más, y ahora los comentaristas desafortunados nos vienen a decir que está en crisis y lo mejor es hacerlo desaparecer. Pero las cifras financieras nos dicen otra cosa. Por ejemplo, en el año de 2005, cuando un señor apellido Luciani era director, las finanzas eran esplendorosas, no cabían en las cuentas bancarias. Según un informe que llegó a mis manos, a diciembre de 2015, el Seguro tenía, en plazo fijo, la asombrosa suma de dos mil cuatrocientos millones, e inversiones en bonos por más de mil cuatrocientos millones, y muchas cosas más. En el 2005 vi otro informe de que el Seguro tenía, en un banco suizo, más de seiscientos millones depositados. ¿Para quién se quiere privatizar esta fortuna?
Finalmente, ¿por qué tiene que ser la cenicienta el programa de vejez? Ya se le ha dado un golpe fuerte con todas las modificaciones que se le han hecho, eliminarlo sería poner en riesgo a muchas personas a que vivan de misericordiosos después de haber trabajado su vida de adulto; y esto es inconstitucional y viola la Carta Internacional de los Derechos Humanos. ¡Busquen una solución con amor a las personas de tercera edad, no con ese odio que destellan los comentaristas, muchas veces malintencionados!