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- 30/08/2012 02:00
La política y los valores éticos
La política y los valores éticos y morales son conceptos tan interrelacionados entre sí, que uno no debería jamás ir separado del otro; sin embargo, desde hace muchos años, esto está muy, pero muy lejano de ser realidad.
Nuestros gobernantes tienen el compromiso moral de ser ejemplos a seguir por el pueblo que los eligió. Pero hablar hoy de política es igual a hablar de maldad, deshonestidad, injusticia, irresponsabilidad, irrespeto, traición, inseguridad e inclusive odio. Y que quede muy claro que no estoy hablando ni atacando a un partido en especial ni a una administración actual o pasada en particular, estoy refiriéndome a TODOS.
La falta de valores reinante en nuestra clase política, es un reflejo de lo que nuestra sociedad está viviendo desde el seno familiar y social; es imposible pensar que en una sociedad donde el juegavivo, la deshonestidad, enriquecerse ilícitamente, el irrespeto a la autoridad, comprar justicia o comprar autoridades que hacen cumplir las leyes a través de sobornos o coimas, vaya a generar ciudadanos ejemplares.
Algunos se preguntarán de dónde salieron estos abominables hombres de la política o engendros del mal, como muchos los catalogan. La respuesta es muy simple y debo citar a Aristóteles, que definió en algún momento a los hombres como ‘animales políticos’; definitivamente algunos se tomaron muy a pecho lo de ‘animales’, pero el punto es que todos tenemos ese potencial de tomar decisiones y acciones que afectarán a otros. La diferencia es en cómo y a cuántos afectarán.
En este punto es que los valores morales entran en juego en la política. Desde el momento que un individuo decide dejar de ser un simple y mortal espectador y se involucra activamente en la política, es allí donde la suerte de todo un pueblo, nación e inclusive Humanidad puede cambiar para siempre en el futuro. La ética juega un papel muy importante en el camino que el político decida seguir para obtener su anhelado fin, que es, avanzar escalonadamente en el sistema gobernante de una nación.
El primer paso en este arduo camino de un político debe ser, con mucha honestidad, hacia las personas que serán su equipo de trabajo y apoyo, principalmente su familia que lo seguirá paso a paso en esta larga travesía; posteriormente deberá ser un ejemplo de integridad, no solo hacia sus seguidores sino ante sus adversarios, ya que el día que alcance algún cargo dentro del engranaje estatal, sus decisiones afectarán a todos y no solo a los que lo apoyaron. Es por esto que, independientemente de la afinidad, ideología o inclinación filosófica que tenga, es necesario que reine una solidaridad y una excelente comunicación entre los gobernantes y gobernados.
El fin de un político es gobernar, esto no es un secreto ni nada por el estilo. Aquellos que se involucran buscan el poder para ejercer autoridad y dominio sobre una población y territorio específico. La pregunta del millón es ¿PARA QUÉ? y he aquí el error de la gran mayoría de los políticos; nos hacen creer desde las campañas políticas que ellos son la reencarnación del Mesías en persona y van a solucionar todos nuestros problemas con un don divino que les ha sido otorgado exclusivamente a ellos; pues no es así.
Oímos estos discursos elecciones tras elecciones y siempre, por alguna razón inexplicable, estas personas, que la mayoría del pueblo eligió, no cumplen sus promesas. Esto sucede por poner sus intereses personales sobre los intereses colectivos de una nación. Hay que tener Fe, y hacerles entender a los políticos ‘que más se beneficia el que mejor sirve’.
ARQUITECTO-ROTARIO.
—COMISIÓN DE VALORES CLUB ROTARIO PANAMÁ.