• 15/07/2009 02:00

Para evitar impuestos...

No hay persona a quien le resulte agradable pagar impuestos y muchos lo harán a regañadientes, porque no les queda más remedio ante la p...

No hay persona a quien le resulte agradable pagar impuestos y muchos lo harán a regañadientes, porque no les queda más remedio ante la posibilidad de graves consecuencias por la omisión. En países desarrollados y de cultura avanzada la carga se le hará más llevadera al contribuyente si un gobierno honesto le retribuye en obras tangibles, en servicios eficientes y en redistribución equitativa a los más necesitados; pero en países como el nuestro lamentablemente el juegavivo se extiende muchas veces hasta la reprensible práctica de sortear la acción de autoridades fiscales, sean nacionales o foráneas. Precisamente hace un par de días tuvimos un ejemplo al canto, agravado por la notabilidad de los personajes.

Los expertos en el tema señalan que una cosa es evitar el pago de impuestos, mientras que otra, muy distinta, es evadirlo. La diferencia, dicen, consiste en que en un caso se aprovecha una salida legítima expresamente permitida por ley para rebajar el impuesto que se causaría, mientras que el caso reprobable surge cuando se finge, se esconde, se engaña o se disfraza un hecho para reducir la suma que en propiedad se debe pagar. Una cosa, por ejemplo, es hacer efectivamente una donación legítima a una entidad de beneficencia autorizada, declararla abiertamente al Fisco y así rebajar el monto del impuesto debido, mientras que otra cosa es reportar como donación algo que nunca se dio para privar al Fisco de los recaudos que legalmente le corresponden.

El episodio que ha salido a la luz pública, que involucra a un conocido banquero local, a un funcionario del servicio consular panameño y a las autoridades fiscales de una nación amiga, es asunto que no puede pasar a la ligera.

Los hechos divulgados por los medios de comunicación han sido aceptados por las partes involucradas. A mediados de 2007 el cónsul panameño en el lucrativo puerto de Pireos decide agasajar a un ex ministro del gobierno aún en el poder y a un prestante directivo del partido entonces oficialista, con sus respectivas esposas, dando un paseo durante cinco días por las azules aguas del Mediterráneo griego. Costo: US$55,000.00.

El padre banquero del cónsul pagó dicha suma con su propio dinero y mostró la prueba de la transferencia desde Panamá para descartar cualquier duda sobre una indebida utilización de dineros públicos para financiar esa excursión privada.

Hasta ahí parecería todo correcto, pero la situación toma un giro distinto cuando se comprueba que la contratación del yate se hizo a nombre del Consulado panameño. El propio banquero padre del cónsul intenta justificarse declarando que lo hizo “para evitar el pago de impuestos” , mientras que el propio cónsul trata de exculparse alegando que “pudo tratarse de un descuido” de su parte (ver La Estrella , 10 julio 2009, reporte de Alexis Charris).

Lo cierto es que abusar de una exoneración, que el gobierno griego otorga al Consulado panameño para cobijar una recreación privada no es simplemente “evitar” impuestos griegos; confesado el engaño, esa acción seguramente tendrá sus graves consecuencias allá.

Descuido o no, las autoridades tributarias griegas seguramente no tardarán en manifestarse. Ojalá no envuelvan el nombre de Panamá en actos privados propios de padre e hijo, banquero y cónsul.

*Ex diputada de la República.mireyalasso@yahoo.com

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