• 10/11/2020 00:00

Las falacias de la dolarización

“La dolarización genera el endeudamiento del Estado para financiar el déficit fiscal. Encarece los costos de los factores de producción, restándole competitividad a nuestra economía”

Si tomamos en consideración que el dólar de EU circula en Panamá desde mediados del siglo XIX, cuando una compañía de Nueva York construye el Ferrocarril Transístmico y se oficializa como divisa de curso legal desde 1904, la inercia de su prolongado uso en Panamá ha generado una falacia cuidadosamente cultivada. Cada vez que un hombre o una mujer desembolsa un billete verde de su bolsillo o su cartera sus ojos ven la imagen de un expresidente de EU, sea George Washington, Abraham Lincoln o Andrew Jackson, y esta se internaliza en el subconsciente, construyendo, de manera subliminal, la idea de que no podemos vivir sin el dólar y que, si se va, la economía se acaba. Es obvio que este cultivo de una visión colonial de nuestro sistema monetario ha sido deliberadamente promovido.

Después de la Segunda Guerra Mundial las economías de Europa y Japón se recuperaron no solo por el Plan Marshall, sino porque sus divisas nacionales se mantuvieron subvaluadas con relación al dólar para promover las exportaciones y elevar la competitividad de sus economías. Este modelo fue seguido por los denominados Tigres Asiáticos (Hong Kong, Taiwán, Singapur, Corea del Sur) y posteriormente por China, Tailandia, Vietnam, Camboya, Laos e Indonesia. Incluso los centros bancarios y de servicios internacionales, como Singapur y Hong Kong, lograron un enorme desarrollo. La subvaluación de la moneda nacional con relación a una divisa de mayor valor es una barrera de protección contra las importaciones.

A pesar de lo obvio de lo anterior y que cualquier estudiante de macroeconomía manejaría, en Panamá se cultiva la idea contraria de que la dolarización es una ventaja y que nos hace competitivos. Su consecuencia ha sido precisamente una valla contra nuestro desarrollo industrial, agrícola y tecnológico. La necesidad de la soberanía monetaria tuvo muchos partidarios en nuestro país en las décadas de 1930 y 1950, al grado de que, durante el primer Gobierno de Arnulfo Arias, el Banco Nacional emitió balboas que fueron retirados de circulación después de su derrocamiento.

La dolarización de Ecuador y de El Salvador fue en factor que condujo a la desindustrialización de dichos países y esto lo plantea Pablo Davalos, economista ecuatoriano, crítico de la dolarización, quien señaló a BBC de Londres “… uno de los efectos más negativos que tuvo la dolarización fue la destrucción de la industria local y -por lo tanto- la generación de empleo… Los países dolarizados se convirtieron en economías importadoras de productos”. (Cecilia Barría. BBC News Mundo, 15 de octubre de 2020).

La dolarización genera el endeudamiento del Estado para financiar el déficit fiscal. Encarece los costos de los factores de producción, restándole competitividad a nuestra economía. La plataforma de servicios internacionales de Panamá está muy por debajo de sus similares de Europa y Asia, como Singapur o Suiza, que tienen sus propias monedas. El dólar de Singapur, emitido por la Autoridad Monetaria de Singapur, tiene particularidades que lo distinguen de otras entidades similares.

En Ecuador y El Salvador la dolarización fue en parte producto de la incapacidad de sus bancos centrales de garantizar la estabilidad monetaria; en Panamá, la dolarización fue resultado directo del colonialismo estadounidense que se inicia en 1846 con los Tratados Mallarino-Bidlack y la posterior construcción del ferrocarril transístmico cuando éramos parte de Colombia. Esto se consolida desde 1903, cuando EU nos convierte en un cuasi protectorado que se prolongó hasta 1939. Años después del Convenio Taft, en 1912, la Asamblea Nacional aprobó una ley que convertía al Banco Nacional en un banco emisor y nunca fue puesta en práctica.

Otro hecho importante es que, en Panamá, no se debate ni se pone atención al cuestionamiento del dólar como moneda mundial que se da en otras latitudes. Se anticipa que el dólar se depreciaría considerablemente en los próximos meses. Esto ha merecido que la directora gerente del Fondo Monetario, Kristalina Georgieva, señalara la necesidad de un Nuevo Bretton Woods, lo que refleja la seriedad de los problemas del actual sistema monetario internacional. Panamá debe fundar su propio banco central y atar la moneda panameña a los ingresos del canal, por donde circula el 6 % del comercio mundial, los puertos, más otras actividades exportadoras y tendríamos una de las monedas más estables del continente, que alcanzaría rápidamente la jerarquía del franco suizo.

Es necesario liquidar las falacias de la dolarización deliberadamente cultivadas por más de 100 años.

Economista
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